Educación

Clases de diez... grados: encrucijada en los centros educativos de Granada ante el frío y el Covid

El termómetro marca 11,1 grados en un aula de un colegio de Peligros.

El termómetro marca 11,1 grados en un aula de un colegio de Peligros. / G. H.

Lunes, 11 de enero de 2021, nueve de la mañana en el Colegio El Olivarillo de Padul: "Una clase de 10", ironiza uno de los maestros del centro mientras toma una foto de un termómetro que marca que el aula donde está dando clase casi no alcanza los diez grados. Misma hora, en el IES Zaidín-Vergeles de Granada capital durante la clase de Lengua y Literatura: los alumnos comienzan a abrigarse como si del Tibet se tratara cuando el profesor Jairo García Jaramillo anuncia que, tras aguantar 30 minutos con las ventanas cerradas, toca abrir para ventilar pese a que en el exterior la temperatura es de 2 grados. Media mañana en un colegio de Peligros: 11,1 grados dentro de un aula según la medición tomada por uno de los docentes. Son tres ejemplos de lo que están siendo estas jornadas de heladas en los centros educativos de la provincia, que se están viendo en la encrucijada de escoger entre evitar el frío en las aulas y la ventilación anti Covid.

Este lunes, el consejero de Educación, Javier Imbroda, defendió que la circular remitida desde la Consejería a los centros escolares "no dice que las ventanas de las clases deben estar abiertas la hora de clase, no dice eso", sino que "en aquellos lugares donde hace mucho frío se haga en diez minutos durante los cambios de clases". Sin embargo, el temor a los contagios existente en los centros educativos, unido a la falta de materiales como filtros de aire o purificadores, ha propiciado que a los docentes no les quede de otra que mantener las ventanas abiertas el mayor tiempo posible.

"Desde el final del trimestre pasado sabíamos que esto podía ser un problema. Estamos en una encrucijada porque realmente no sabemos cuál puede ser el buen término medio, ya que es algo difícil de considerar porque no hay instrucciones claras", indicó este lunes a Granada Hoy Jairo García Jaramillo, que ha comprobado cómo estos días sus alumnos acuden a clase ataviados con "gorros, guantes, bufandas, pijamas de franela bajo la ropa y mantas".

Ventanas abiertas en el IES Zadín-Vergeles de Granada, este lunes. Ventanas abiertas en el IES Zadín-Vergeles de Granada, este lunes.

Ventanas abiertas en el IES Zadín-Vergeles de Granada, este lunes. / Jesús Jiménez / Photographerssports

Si la situación ya era complicada antes de las vacaciones, ahora se ha vuelto aún peor con la ola de frío tras el paso de la borrasca Filomena. "Estamos pasándolo muy regular. Hay profesores que vienen incluso con ropa de esquí. Así prácticamente no se puede enseñar ni tampoco aprender", indicó el docente, que además relató la afección que está teniendo también la caída de termómetros en los profesores. "Está habiendo bajas de compañeros que han caído enfermos por coger frío", explicó García Jaramillo, que insistió en que "es de locos que nadie [en referencia a las instituciones] haya previsto que esto pudiera suceder".

Sin embargo, la situación era algo que los sindicatos ya advertían que podía suceder desde el pasado mes de octubre. El CSIF ya solicitó en su día a la Delegación de Educación, a la Diputación y a los ayuntamientos de la provincia, apoyos para dotar a los centros de filtros HEPA, dispositivos de purificación de aire o incluso medidores de CO2 que puedan orientar para la apertura de ventanas para la ventilación, demanda que solo ha fructificado en algunos casos.

Según el sindicato, "gracias a la colaboración de las corporaciones locales" se han podido instalar en centros como los de Salar, Lecrín, Aldeire o Cenes de la Vega. Sin embargo, la mayoría de centros de Granada no cuentan con ninguno de estos elementos. Así, en localidades como Huéscar, comarca que este lunes estaba en alerta amarilla por la caída de temperaturas, había maestras de Infantil que incluso vieron cómo algunos de sus alumnos se llegó "a hacer pipí en clase del frío que hacía", según confirmaron a este diario.

De momento, pese a que la normativa mantiene que la temperatura mínima para dar clase es de 17 grados y pese a que durante el confinamiento ya se pasó a la enseñanza online y que hay centros y etapas educativas que incluso mantienen un modelo de educación sincrónica –de forma alterna, mientras un grupo da la clase telemática otro va de forma presencial– la solución dada desde la Consejería de Educación a los docentes, a cuya experiencia apeló el consejero para gestionar la situación, es que se acuda a los centros educativos "un poco más abrigados" y se efectúe la ventilación "durante diez minutos en los cambios de clase en aquellos lugares donde hace mucho frío".

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