Covid-19

Éxito en el inicio de la vacunación masiva de la educación en Granada

  • Más de 1.600 personas pasan por Fermasa para recibir la primera dosis sin bajarse de sus coches

  • 1.400 trabajadores educativos serán vacunados cada día hasta los 10.800 del distrito Metropolitano

Profesores, administrativos, conserjes, cocineros... Todo el personal docente y no docente de los centros educativos de la provincia de Granada están citados durante las dos próximas semanas para ser vacunados contra el coronavirus, en un proceso que arrancó ayer por la tarde puntual, a las 15:30 horas, en un proceso de vacunación masiva que ha sido un éxito por organización y por capacidad del sistema sanitario andaluz y granadinos. Más de 1.600 personas pasaron ayer por las instalaciones de la Feria de Muestras de Armilla, Fermasa, en el primer experimento de inmunización a gran escala de toda la pandemia en Granada y Andalucía, donde al fin se vieron imágenes que se extrañaban cuando venían del extranjero: colas de gente en sus coches para ser vacunados sin bajarse de sus vehículos. Y todo salió redondo. En dos semanas pasarán por Armilla 10.800 profesionales de la educación, de los que 1.600 lo hicieron en la tarde de ayer, de aquí en adelante otros 1.400 al día. "Y porque si no, nos quedamos sin vacunas", comentaba Rafael Maroto, director de Cuidados de Enfermería del distrito Granada Metropolitano.

El protocolo es sencillo. Los profesores se van citando de forma escalonada y llegar en su coche a Fermasa donde se forman dos líneas de vehículos entrando desde la Avenida Fernando de los Ríos. En el pabellón 2 del recinto, entre efectivos de la Policía Local de Armilla y Protección Civil, controlan y dan permiso para el acceso. En el interior del pabellón se han dispuesto seis líneas, cada una un puesto de vacunación. En ellas, tres enfermeras de la unidad de élite de la vacunación en el Granada, los de la unidad de residencias del distrito Metropolitano coordinada por la infatigable Mariola Soto, lo mismos que desde el primer día inmunizaron a todas las residencias de la provincia. Una registra el nombre de vacunado, otra prepara la inyección, y otra la pone.

El proceso es rápido, rapidísimo, tanto que superó la previsión de los encargados del proceso, que preveían un minuto por vacuna, a un ritmo de 360 punciones a la hora. En segundos todos los vacunados preguntaban "¿ya está?". Luego, a esperar un cuarto de hora fuera del pabellón para prevenir efectos adversos. Por si los hay, un equipo médico de urgencia está preparado. Precisamente con las esperas es donde vinieron algunos nervios: el parking se estaba quedando pequeño ante el rápido ritmo de vacunación. Rafael Maroto, Mariola Soto y Raúl Robles se pusieron a ampliar el espacio quitando coches aparcados, sacando vallas y tirando precintos para delimitar más carriles. Examen superado.

Porque el día fue de nervios y emoción por todas partes. A primera hora de la mañana no había nada montado. A las tres de la tarde ya se había montado todo el dispositivo por parte de la unidad de residencias del distrito Metropolitano, encabezada por Mariola Soto, que walkie talkie en mano no dejaba de atender todas las dudas e incidencias que iban surgiendo al montar tan rápido el dispositivo de vacunación masiva. También con nerviosismo pero poniendo el práctica todo el trabajo teórico de semanas, supervisaba todo Raúl Robles, el director de Fermasa.

En los centros educativos también hubo tensión. La mañana fue intensa tras el aviso la noche del domingo de que se iniciaba el proceso de vacunación a todo el personal menor de 55 años. Una vez confirmados los listados y citados los que iban a ser vacunados, todos tuvieron que rehacer su plan diario y adaptar los horarios del día a la citación de la Consejería de Salud. Los primeros en recibir la vacuna lo hicieron a las 15:30 horas. Los últimos a las 20:30. Y así hasta que todos hayan recibido la primera dosis del remedio de AstraZeneca.

Puntuales y con una organización impecable, solo con alguna problemática típica del primer día, los profesores granadinos inauguraron Fermasa como centro de vacunación masiva. El primero de todos fue Enrique Melgarejo, del Ave María de Albolote. "No me esperaba ser el primero, pero no me siento especial", explicó este profesor de Tercero de Primaria. "Nos avisaron por la mañana. La jefa de estudios suspendió todas la reuniones programadas y a las once el grupo de WhatsApp empezó a echar humo", contó sorprendido por la buena "fluidez" del proceso. En el coche de al lado su compañero Borja García bromeaba. Había sido el segundo en vacunarse. "Cuantos antes empecemos, mejor", dijo este maestro de 28 años que hoy ya les habrá explicado a sus alumnos de Sexto "que es un pinchazo como cualquier vacuna, y que va a ser parte de nuestras vidas". En el lineal 5 los enfermeros tuvieron rápido su primera prueba de fuego con un motero, Manuel Montesinos, docente de Infantil en el Sagrada Familia de Atarfe. "Doy clase a niños de 3 años, que van sin mascarilla, y estoy contento porque mi mujer también es maestra, tengo tres niños, y esto es bueno para todos", contó sobre su montura.

El colectivo citado para ser vacunado está en una franja de edad inferior a los 56 años y están siendo inmunizados con los remedios de la firma AstraZeneca. De cada vial se extraen 12 dosis, en vez de las 6 de las de Pfizer. "Es mucho más rápida y más fácil de preparar, por lo que también es más sencilla de poner. Si tardamos un poco es porque te hacen muchas preguntas y las tenemos que responder", cuenta "súper ilusionada" Pepa Cordón, una de las enfermeras de la unidad de residencias mientras preparaba el siguiente pinchazo.

La "emoción" de Lidia Santana, personal no docente del Francisco Hurtado de Láchar, el "miedo" de Rocío Mediano, del Jean Piaget de Ogíjares, o las lágrimas que comentaban los enfermeros de los equipos móviles que vieron durante toda la tarde. La vacunación masiva es un hecho y un éxito en Granada. "Esto ha venido para quedarse", contaba Rafael Maroto mientras veía cómo no paraban de entrar coches a vacunarse más tranquilo. Un 'VacAuto' para dejar atrás de una vez por todas al coronavirus.

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