Gibson publica un polémico diario personal sobre la búsqueda de Lorca

Mañana ve la luz, de manos de Alcalá Grupo Editorial, un libro "obsesivo" en el que el biógrafo del poeta aborda cómo vivió las excavaciones en el parque de Alfacar y critica la preparación de los trabajos

Gibson publica un polémico diario personal sobre la búsqueda de Lorca
Granada Hoy / Granada

17 de octubre 2010 - 01:00

Es una crónica personal (y polémica, sin duda) compuesta por confidencias y conversaciones privadas del investigador Ian Gibson durante los meses de excavación de la fosa de Lorca con periodistas, responsables de memoria histórica e investigadores. Las anotó día a día, en apariencia sin permiso de los implicados.

En ellas unos se quejan del hermetismo de la Junta, otros reparten aguijonazos y alguno revela detalles desconocidos del proceso. Un testimonio plural y oscuro de una búsqueda fallida. Un diario obsesivo y 'cabreado' que retrata cómo vivió personalmente la infructuosa excavación en pos de los restos de Lorca durante los cuatro meses de 2009 en los que los expertos, coordinados por la Consejería de Justicia, abrieron seis posibles lugares de enterramiento en el parque de Alfacar.

Para "poder aguantar el estrés" y el enfado que le provocaba el hecho de que nadie de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Granada ni de la Junta le consultara respecto a la fosa a pesar de tener la Medalla de Andalucía por sus trabajos sobre Lorca, Ian Gibson llevó a cabo un diario organizado por fechas y horas en el que retrata del desarrollo de las excavaciones y los pensamientos que éstas le suscitaba.

Sus reflexiones, el seguimiento de las publicaciones de prensa, a la que critica sin pelos en la lengua, y diversas conversaciones con los implicados, algunas de ellas privadas, verán la luz mañana en La fosa de Lorca. Crónica de un despropósito, un documento de 227 páginas editado por Alcalá Grupo Editorial y del que se distribuirán 3.000 ejemplares.

En el libro, el historiador critica el secretismo exigido por la Junta, una confidencialidad, bajo su punto de vista, impuesta en deferencia a los herederos del poeta, opuestos a la exhumación.

Así, muestra su indignación cuando, una vez recalificado el paraje como lugar apto para enterramientos, una petición realizada por los herederos, éstos se reservaban el derecho de identificar a Federico. Cree Gibson que con esta ambigüedad y la reiterada petición de que no querían un "circo mediático", ayudaron a provocarlo, así como a un largo rosario de bulos, filtraciones y contradicciones.

Por otra parte, el biógrafo de Lorca no entiende cómo los investigadores no tuvieran en cuenta, entre otras muchas cuestiones, las declaraciones en las que Antonio Ernesto Molina, vicepresidente de la Diputación en 1980, aseguraba que durante la construcción del parque se removieron huesos, algo que, según relata, también hizo público el alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez Salas, que durante años trabajó con Juan de Loxa, director de la Casa Museo de Lorca en Fuente Vaqueros.

"Se trata de un asunto extremadamente grave, de todas maneras: la posible ocultación ilegal de huesos humanos encontrados durante los trabajos en el parque de Alfacar. Juan Hurtado Gallardo, presidente de la Diputación Provincial en aquellos momentos, me ha asegurado que, de haberse enterado de lo que ahora se alega, habría parado inmediatamente las obras", escribe el irlandés en su diario de la exhumación. Además, va más allá y se pregunta: "¿No debería de haber, ya, una investigación judicial?".

A pesar de indagar en esta cuestión, por otro lado, cree que la preparación de los trabajos fue defectuosa; mientras que la búsqueda de los restos, demasiado restringida. E insiste una y otra vez en que habría que seguir buscando cerca de la barranquilla del parque de Alfacar, a ambos lados de la linde, e incluso debajo de ella.

Así, recuerda que de haber sido consultado antes de empezar la excavación, se lo habría aconsejado así a la Junta de Andalucía o a la Asociación granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica. Y es que, según relata, él nunca dijo que Lorca estaba a los pies del monolito, sino en la zona del barranquillo y el olivo en cuya parte izquierda se sitúa el pinar, que a su juicio debería haber sido comprado por la Diputación hace ya tiempo e incluido en los trabajos que se llevaron a cabo.

Asimismo, tras abordar otras publicaciones recientes sobre la muerte de Lorca relata cómo en un encuentro mantenido el pasado 1 de septiembre con Juan Gallo, el comisario de Memoria Histórica, éste se extrañó mucho al ser preguntado sobre el decreto que la Junta prepara para proteger la zona de Fuente Grande y el barranco de Víznar. "¿Qué decreto?", asegura Gallo, al tiempo que afirma que la Junta no trabaja en tal proyecto.

Por último, Gibson lamenta la situación que atraviesa Garzón, así como la posibilidad de que la Junta pase a manos del PP, lo que, según indica, provocaría "un fatal retroceso en todo lo que concierne a la Memoria Histórica". Y concluye de esta forma: "De verdad, casi da ganas de llorar. Y de cortarse la coleta". Fin del diario.

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