Cambio climático

¿Olas de calor de dos meses?: Menos salud, problemas de movilidad, seguros más caros y más consumo energético

  • El Plan Andaluz de Acción por el Clima (PAAC), aprobado a finales del año pasado, fija varios escenarios posibles de aquí a fin de siglo en los que se apuntan posible repercusiones del aumento de las temperaturas por encima de los 40 grados de día y de los 22 durante las noches

Un trabajador bebe agua.

Un trabajador bebe agua. / Salas / Efe

La Consejería de Agricultura, Pesca, Ganadería y Desarrollo Sostenible de Junta de Andalucía aprobó en octubre de 2021 el Plan Andaluz de Acción por el Clima (PAAC), el documento que pone sobre la mesa las consecuencias de un posible incremento en las temperaturas, muchas de ellas nefastas. Se prevén más días y más noches con el termómetro por encima de los valores medios actuales y, además, se barajan posibles repercusiones de este fenómeno en el día a día e incluso la economía.

Sobre las olas de calor, evento que Granada acaba de sufrir con crudeza con máximas que han rozado el récord de temperaturas máximas -y con mínimas que no han dado tregua y han impedido el descanso durante varias noches- para este mes de junio pese a que todavía se estaba en primavera, el documento explica que las proyecciones "sitúan a la ola de calor como un impacto con alta importancia en Andalucía", y por lo tanto, también serían relevantes en Granada. 

Las olas de calor, añade el texto ya aprobado, repercuten "en aspectos como la salud humana". Se ha constatado que estos episodios de altas temperaturas tienen un coste en vidas, "especialmente en población de sectores de riesgo", entre los que se enumeran ancianos, recién nacidos y personas enfermas. Pero hay más. Superar la barrera de los 40 grados supone una alteración en otros sectores. ¿Deberían adecuarse los horarios laborales y escolares a este fenómeno, cada vez más frecuente? Entre los impactos que tendría en la población que se dieran más olas de calor, el Plan especifica que se vería afectada la salud de las personas, pero también de los animales por "estrés térmico", algo que sobre todo tendría consecuencias en las cabañas de ganado. El estrés hídrico también afectaría a las plantas.

Ya en las ciudades, donde se concentra la población, se sufriría con el efecto de isla de calor. La urbanización y el uso de asfalto favorecen la retención de calor, por lo que la temperatura en una ciudad puede ser de hasta diez grados superior a la que se registra en una zona rural. Esto supone que se exageran los extremos de calor en verano. 

Para una población agostada por un termómetro por encima de los 40 el recurso es hacer uso del aire acondicionado. Eso supone otro impacto reflejado en el Plan, el aumento de la demanda energética en verano. Otra consecuencia es la posible repercusión en la movilidad. Se explica así: "La afección negativa a peatones y ciclistas fundamentalmente es importante, influyendo en el aumento de las decisiones por uso de vehículo motorizado que cuente con climatización". Sólo los valientes saldrían a la calle a caminar o a desplazarse en un vehículo que no proteja de las altas temperaturas. Otro aspecto que aúna lo económico y la salud es el posible impacto en los seguros de vida, que pueden incluir entre sus riesgos "las latitudes en las que vive el asegurado".

Este panorama árido también tendría alteraciones en uno de los elementos clave para la economía granadina, el turismo urbano y monumental. La llegada de visitantes disminuirá, vaticina el Plan, en los lugares que sufran olas de calor. Los turistas preferirán destinos "más templados".

Esta es la estimación de lo que ocurrirá si en el futuro se incrementa la frecuencia de las olas de calor, y el Plan augura un escenario en el que previsiblemente se podrá ver si las cábalas son correctas o no. Se estima, lo los estudios de escenarios climáticos regionales, que habrá un aumento generalizado de las temperaturas medias en Andalucía. Se plantean varios escenarios posibles, con 14 variables climáticas. Los datos para lanzar las proyecciones se basan en los registros desde 1961 a 2000 y se aplican en periodos que van hasta 2040, de 2041 a 2070 y de 2071 a 2099.

Con todos los datos recopilados y los modelos de predicción se resume que entre las zonas más perjudicadas estaría Sierra Nevada. "Jaén, Córdoba y Granada serán las provincias que padecerán un mayor aumento de la temperatura media anual en los tres periodos estudiados", apunta el Plan.

Sobre las olas de calor, se estima que entre 2041 y 2070 se espera un incremento de entre 9 y 26 días de jornadas con más de 40 grados. Eso en el mejor de los casos. Para la proyección más peligrosa el aumento sería de entre 14 y 41 días. Para los años que van de 2071 a 2099 se espera que, en la estimación más cauta, haya entre 15 y 35 días más por encima de los 40. Si se cumple la peor de las predicciones, el crecimiento de jornadas infernales sería de entre 33 y 80 días. Con los datos observados hasta ahora, la media para toda Andalucía es de cuatro días de temperaturas por encima de los 40, con puntos (como el Valle del Guadalquivir o Sierra Morena) más afectados que otros.

A la par de la subida del número de días de sofoco también habrá más noches tropicales, con mínimas por encima de los 22 grados. Se prevén más frecuentes en las zonas de costa. Para fin de siglo, detalla el Plan, se prevén entre 20 y 45 noches al año en las que no se bajará de esos 22 grados en el mejor de los casos. En el escenario más severo, el número de noches tropicales será entre 39 y 92. Para dar empaque a l que esto supone, el documento confronta estos escenarios con un dato. Entre 1961 y 2000 el número de noches en las que el calor fue intenso no llegó de media a los ocho días al año.

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