"La Policía tiene que estar en la calle; es la única forma de bajar los delitos"

Acaba de aterrizar en la ciudad tras su nombramiento como Jefe Superior de Policía de Andalucía Oriental. Apenas lleva tres días en Granada y ya le ha dado tiempo de establecer contactos con los máximos representantes de las fuerzas de seguridad de las cuatro provincias que integran la región policial: Granada, Almería, Jaén y Málaga. Hoy mismo afrontará su primera visita oficial a Motril tras la reciente oleada de pateras y ya está evaluando necesidades humanas y materiales de toda la zona para acometer los grandes retos y "obligaciones" que marcarán su actuación a corto y medio plazo. Tras su paso por la Brigada de Policía Científica como secretario general, Pedro Luis Mélida Lledó (Madrid, 1957) releva a Luis de Haro-Rossi en un organismo en el que tendrá a su cargo a más de cinco mil personas.

-El 31 de julio tomó posesión como Jefe Superior. ¿Cómo valora su primera toma de contacto con la ciudad y con el nuevo cargo?

-En principio tengo una gran satisfacción por el nombramiento. Creo que es una meta de todos los componentes del Cuerpo Nacional de Policía llegar a este puesto, porque creo que es el más bonito y más amplio. Pero esta satisfacción se ve acrecentada además por la región policial a la cual me han encomendado, tanto por lazos de familiaridad con la región como por el conocimiento de la misma. Creo que me han mandado a vivir a una de las ciudades más bonitas que hay en España...

-El ministro dijo que su nombramiento era un "premio" a su carrera y a la Policía Científica, ¿usted lo ve así?

-Sí, por supuesto. Pero querría poner un ejemplo: cuando la Selección Española de Baloncesto fue campeona del mundo teníamos un jugador muy bueno, que se llama Gasol, pero él sólo no ganó. A él le reconocieron como mejor jugador del campeonato, pero representaba a su equipo. Yo creo en el trabajo en equipo y creo que, lógicamente, en este nombramiento tiene que influir un poco las características y cualidades personales y la experiencia policial, pero también los resultados; el trabajo de los últimos años. Y eso es un premio no a mí sino a toda la Comisaría General de Policía Científica que en los últimos cuatro años hemos trabajado muy bien. Es lo primero que pienso decir en una comida homenaje que en septiembre me van a dar en Madrid: dar las gracias a todos por su trabajo. Evidentemente, si los resultados son malos, no hay ascenso ni premio.

-En el paso de la Policía Científica a la Jefatura Superior, y con independencia del trabajo desarrollado hasta ahora, ¿cuál va a ser su filosofía de trabajo?

-En primer lugar, las funciones de un jefe superior son coordinar toda la región policial. Y coordinarla en todos los sentidos, no únicamente en lo referente a los resultados. Si estamos en un mundo en el que la delincuencia va de un sitio para otro, pues tanto más si se produce entre provincias cercanas. Debe existir una coordinación clara entre las cuatro y, efectivamente, eso hay que dirigirlo desde la Jefatura Superior. Sería el primer cometido.

-La coordinación también deberá extenderse a los diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad...

-La meta de todas las personas que nos dedicamos a la seguridad es que ésta exista para el ciudadano, por lo tanto, es un carro del que tenemos que tirar todos y por eso debemos evitar protagonismos del tipo 'he sido yo has sido tú'… Son las fuerzas de seguridad las que han logrado, con el trabajo de todos, llegar a unos resultados mejores. Y eso tiene que redundar en beneficio para al ciudadano, que es para quien trabajamos. Si está más seguro en la calle, en la ciudad en la que vive, será porque estamos logrando los objetivos.

-¿Se plantea ya alguna necesidad de ampliación de plantilla y recursos para afrontar tales objetivos?

-Tengo especial interés con el tema de la formación. Voy a intentar propiciar que el funcionario de la Jefatura esté formado, actualizado... Creo que cuanto más formadas están las fuerzas de seguridad, mejor. Lógicamente, trabajaremos para aumentar los medios personales y materiales.

-¿Baraja ya alguna estimación?

-No, todavía no. Llevo tres días aquí y aún estoy evaluando. Nosotros nos regimos por un catálogo de trabajo y la primera meta es intentar acercarnos lo más posible al cien por cien de cobertura de ese catálogo. Ahora estamos en un 80% en las cuatro provincias.

-¿El reto es entonces llegar al cien por cien?

-Tratar de lograrlo, por supuesto.

-En el apartado de recursos, ¿se ha realizado ya alguna estimación de necesidades?

-Por un lado tenemos el tema de infraestructuras y, en ese sentido, ya estoy trabajando con los comisarios de las cuatro provincias. En el caso de los recursos materiales, he de decir que, en un porcentaje elevado, son justamente los de Policía Científica. Y estaría mal que hablara mal de mí mismo, pero creo que en los últimos años hemos avanzado y las plantillas están bien dotadas. Si hay que mejorar, pues también se hará.

-En este capítulo, el nuevo Laboratorio de ADN tendrá un papel importante...

-Es un proyecto que ya estaba en marcha y que prevemos inaugurar el año que viene en esta Jefatura Superior. Tendrá, además, sede en Granada dentro de la Brigada de Policía Científica y dará cobertura a toda la región policial.

-Una de las cuestiones que más preocupan a los ciudadanos es la falta de seguridad en las calles...

-Y es, justamente, otro de los objetivos principales: tratar de reducir los índices de delincuencia. Más que un objetivo, es una obligación. Hay que tener unos índices cuanto más bajos mejor con el fin de ofrecer el mejor servicio al ciudadano, que es de lo que se trata.

-Los últimos datos del semestre para Granada, según el SUP, son un poco preocupantes...

-Uno de mis puntos de vista en materia de seguridad ciudadana es que la Policía tiene que estar en la calle y desarrollando dos actividades principales: por un lado, la preventiva, que es la que va a bajar esos índices de delincuencia, y la segunda -en la que estamos muy bien-, que es la efectividad en resolución de casos. Tenemos algunos delitos con unos índices casi inmejorables de resolución. Entonces lo que debemos intentar es reforzar las unidades de seguridad ciudadana para bajarlos. No obstante, no es fácil porque las unidades de Seguridad Ciudadana al final acaban cubriendo desfases que hay en momentos como la entrada masiva de inmigrantes, acontecimientos deportivos, etcétera. En todo caso, es importante que la gente vea que la Policía está en la calle. Creo que es una de nuestras misiones: lograr que la gente se sienta segura.

-La inauguración de la nueva Comisaría ha sufrido un revés justo antes de su inauguración. ¿Están ya superados los problemas?

-Se están dando los pasos y no tengo ninguna duda de que se va a resolver rápidamente. Espero que no haya problemas para inaugurarla durante el mes de septiembre. La Jefatura está acabada y qué mayor orgullo para el Ayuntamiento que la Policía que ofrece sus servicios en la ciudad esté en unas dependencias buenas, envidiables. Hay que tener en cuenta que muchas de las denuncias, especialmente de hurtos, son de personas extranjeras que están visitando la ciudad.

-¿Aprecia en Granada alguna problemática especial en cuestión de delincuencia?

-Podríamos destacar dos líneas. La primera es la referente a Granada como ciudad de turismo cultural. En este sentido, los índices de delincuencia tienen que ir más directos a tratar de reducir esos hurtos, esos pequeños delitos, tirones, que repercuten en el turismo porque eso es el espejo de la ciudad. Cuanta más seguridad haya, la gente vendrá más tranquila. La segunda, obviamente, es la inmigración con la continua llegada de pateras.

-Hace unos días se generó cierta alarma con el inicio de la 'campaña' verano de ETA...

-El incidente del otro día lo que sirve es para reforzar aún más la operación verano que ya estaba diseñada para toda la Costa del Sol, con lo que la presencia policial se hace mucho más grande con, más fuerza y los dispositivos habituales se han reforzado.

-¿Estamos en alerta máxima?

-No, en absoluto. Pero nunca se puede bajar la guardia. Lo que hay que hacer es seguir trabajando para ponérselo más difícil cada día.