La batalla
Ropa con mucha historia que contar
compras tiendas de segunda mano
Los escaparates de las tiendas de segunda mano logran hacerse un hueco en el sector durante el verano
"La moda es la manada, lo interesante es hacer lo que a uno le dé la gana", rezaba Buñuel. Bajo este espíritu inconformista, Leticia trajo hasta Granada el concepto de 'boutique vintage'. Acostumbrada a pasear por el centro a la caza de una prenda de segunda mano que rescatar del olvido, un día decidió que quería elegir por sí misma qué ponerse y qué no, y fue entonces cuando atrajo hasta la capital un concepto de negocio hasta entonces desconocido: "La ropa de segunda mano no tiene que estar amontonada en un local desaliñado. El concepto que tenía en mente iba más allá".
Seis años más tarde, y con una gran visión de negocio, Oh Oh July es ya un local de referencia en la zona. Situado en la calle Trinidad, la calle por excelencia de las tiendas 'second hand', el local de Leticia tiene un encanto particular y una decoración que traslada a otra época que parece devolverte a un gran armario de los años 80. "Aquí cada prenda es única. La clave está en volver a querer lo que alguien quiso en su día".
Con este ideal romántico, Leticia selecciona mensualmente prendas exportadas desde Europa o Estados Unidos: "Busco las prendas una por una, no sólo pensando en mí, también pensando en que habrá alguien que se enamore de ella". Respecto al carácter de sus clientes, la modista no duda ni un instante: "Aquí solo se permite ropa atrevida. No se trata de que la ropa sea más o menos atractiva, sino de que al pasear con ella por la calle la gente vea que llevas algo único". La ropa en este caso aporta además una actitud: "Lo más bonito de esto es imaginar quién se habrá puesto este vestido o a qué cena habrán llevado este abrigo", comenta una de las clientes mientras se prueba un par de chaquetas vaqueras. "Hay algo en la forma de la ropa antigua que se ha perdido con el paso del tiempo". Entre sus próximas metas, Leticia ya está buscando local en Málaga para trasladar hasta allí el sentir vintage: "Quiero competir con la uniformidad. Marcar la diferencia". De momento sigue atendiendo día tras día a los clientes que se acercan en busca de una ganga con la que vestir a contracorriente: "Aquí hay auténticas camisas hawaianas. Es lo que más nos demandan los chicos".
Unidas por el mismo hilo vintage, la calle Puentezuelas esconde un pequeño rincón en el que se pueden encontrar auténticos tesoros. Se trata de Lolita's Closet, una tienda en la que no solo la ropa es de otra época.
La mayor parte de la decoración está en venta, desde un viejo cassette hasta un latón de cereales, pasando por muñecas de trapo y cuadros: "El concepto de vintage invade todos los rincones de la tienda".
Tras intentarlo con la ropa de segunda mano, su propietario decidió apostar por dar un giro a lo vintage, acercando el estilo a un público que buscase prendas nuevas y optó, para ello, por buscar a pequeñas marcas españolas con un sello en común: ropa genuina alejada de las tendencias que imponen las grandes marcas. "La máxima es la originalidad. Vender ropa nueva nos permite acercarnos a un sector más avanzado de edad que confía en nosotros porque sabe que encontrará una prenda que ahora está fuera del gran mercado".
Dos conceptos de negocio distintos que ponen en valor el diseño de las prendas frente a los dictados de la moda. Enamorarse de una de ellas no es difícil. Y es que a veces lo más importante es que algo nos haga sentir único.
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