La batalla
San Sebastián en el recuerdo
Veranos en primera persona
Escaparse a la capital guipuzcoana es casi un ‘vicio’ para el delegado de la Junta l La gastronomía, las tiendas, sus locales y rutas en bicicleta hacen a Huertas amar esta ciudad.
EL verano de 2004 fue muy especial. Fue el primero que hice con mis dos hijos. Íbamos mi mujer y yo con los dos carritos. La niña nació en marzo y el viaje lo hicimos en julio. Era el primer viaje con mi familia, tal y como está configurada ahora. Me acuerdo con mucho cariño porque yo creía que sería engorroso viajar con los dos niños pero no fue así. Viajamos en avión y recuerdo que salió muy bien.
Era la segunda vez que visitaba San Sebastián. Sufro mucho el calor y, en este sentido, la ciudad vasca tiene una gran ventaja: a pesar de estar en verano, la temperatura es muy fresca. Además, después de Granada, entiendo que San Sebastián es la ciudad más bonita de España. Peligros, que es mi cuna, evidentemente no entra en esta clasificación.
Elegimos San Sebastián, primero, por la dimensión. Es una ciudad que se puede abarcar con mucha facilidad, como a mí me gusta hacerlo: andando, paseando, en bicicleta. Toda ella mira al mar. Es muy abierta. Muy elegante. Su gente es muy amable y hospitalaria y es justo reconocérselo así. Allí me siento casi como en Granada.
Una de las cosas que hice fue alquilar una bicicleta, tal y como se puede ver en la imagen, para pedalear por todo el litoral. Por allí se pueden recorrer muchos kilómetros sin encontrar ningún coche. Eso hace que se pueda disfrutar de la ciudad y del mar. Desde el Kursaal hasta el Puerto, la playa de la Concha y el Monte Igeldo se disfruta de la ciudad bordeando la costa.
Del Puerto recuerdo que me encantaron las quisquillas que se compraban en cucuruchos de papel, los caracolillos de mar.
También hay un servicio de barco para visitar la isla de Santa Clara... Recuerdo que mis hijos disfrutaron muchísimo en el ferry.
La gastronomía es ineludible en San Sebastián. Es la protagonista en su casco antiguo, que en sí mismo, como diseño de centro de ciudad, es espectacular. Con calles rectas y perpendiculares entre sí.
En la gastronomía, el rey es el famoso ‘pintxo’ donostiarra, con un ‘zurito’ (parecido a una caña de cerveza). Además, me gusta el modo de tapear allí –con las tapas encima de la barra desde la que el cliente se sirve– y el modo en que se hace la cuenta, contando el número de palillos de los ‘pintxos’ que se han consumido, estableciéndose esa relación estrecha de confianza entre el restaurador y el cliente. También me gusta el ‘txakolí’ y su forma de servirlo. Está el pescado, el marisco...
Fue una escapada de tres días donde reinaron la gastronomía, el mar, los largos paseos y, por supuesto, las tiendas. San Sebastián tiene un nivel comercial muy alto y con un servicio muy cuidado y especializado.
La jornada perfecta se componía del paseo, el tapeo, las tiendas y, por último, era obligado ir a pasear por la Playa de la Concha.
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