Si un docente está confinado, ¿se considera baja médica? ¿Cómo se consigue recopilar las ausencias en clase de centros con centenares de alumnos antes de las diez de la mañana? ¿Quién será tutor de los grupos surgidos de desdobles? ¿Cómo se harán las votaciones a los consejos escolares de forma presencial si los protocolos Covid especifican que las familias no pueden entrar a los centros? La retahíla de dudas en este inicio de curso ha llevado a los equipos directivos de IES de Granada a plantear, a través de la Asociación de Directores de Instituto de Andalucía (Adián), su hartazgo por la sobrecarga de trabajo en estos meses. En verano desarrollaron los protocolos para una docencia presencial, y el 3 de septiembre, a las ocho de la tarde, la Consejería de Educación y Deporte abrió la puerta a que los centros pudieran dar clase a distancia para el alumnado de tercero de ESO en adelante. “Estamos agotados”, resume Manuel Rodríguez Garzón, director del IES Zaidín Vergeles. Con 1.700 alumnos en más de 60 grupos –y clases de mañana y tarde– apenas cuenta con siete horas de apoyo Covid. “Tendría que tener cinco personas de limpieza y tengo cuatro. Tendría que tener cuatro administrativos y tengo dos...”. Rodríguez Garzón, que encomia la labor realizada por el claustro en su centro –“Hacemos todo lo posible para que todo salga, porque nos preocupan nuestros alumnos y las familias”–, asegura que “entiendo que en la Administración está muy liados” y que, pese a las carencias “todo sale razonablemente bien”, pero también critica que Salud desconozca la realidad de los centros a la hora de abordar cómo se aplican las medidas sanitarias o que Educación, por ejemplo, ahora dé luz verde a las elecciones a los consejos escolares. “No tenemos medios para hacer una votación a distancia”, recalca.

Las lagunas en la puesta en marcha de la normativa suponen un quebradero de cabeza para los directores. Miguel González Dengra, el IES Mariana Pineda y presidente regional de Adián, indica que hay cuestiones “del día a día” que surgen ahora y que requieren de celeridad. Sin embargo, la Administración tiene sus tiempos. El viernes comenzaron a llegar a los centros los equipos informáticos que se anunciaron el 30 de junio.

Muchas de esas dudas tienen que ver con el protocolo Covid. “Si un alumno nos llama desde casa y nos dice que no se encuentra bien, es fácil. Si se pone malo en el centro... tenemos dos o tres días de incertidumbre” hasta que se determinan las medidas sanitarias. José Madero, del IES Arjé de Chauchina y presidente provincial de la asociación que representa a los directores, reconoce que pueden darse jornadas con “diez o quince alumnos que se encuentren mal... y algunos pasarán la mañana en el aula de aislamiento porque sus padres no pueden ir a por ellos” o directamente no cogen el teléfono porque trabajan.

“Si un alumno se encuentra mal, ¿qué haces si tiene un hermano en el centro? Si se va el alumno para que le hagan una PCR, ¿qué hacemos con el resto?”, se pregunta González Dengra.

A día de hoy un único centro de Secundaria en Granada tiene una unidad confinada, pero todos saben que, por probabilidad, se tendrán que enfrentar a una situación similar antes o después. Y a esta certeza se unen las dudas sobre la norma. Hasta el pasado viernes no se supo qué protocolo se seguiría con los auxiliares lingüísticos, una figura de la que, según González Dengra, los enlaces sanitarios de los centros “no tenían ni idea”.

Otro problema surge cuando un estudiante asegura que se encuentra mal durante la jornada lectiva. “Si uno tiene mocos, o fiebre... yo no tengo conocimientos” para determinar si son síntomas compatibles con el coronavirus, detalla el director del IES Mariana Pineda. Sin embargo, en el portal informático donde se tienen que remitir estos casos únicamente hay dos opciones: o confirmado o sospechoso. “Les hemos pedido poder poner observaciones”, detallar más información que para el sanitario puede ser clave para descartar o confirmar una sospecha.