El Ayuntamiento se resiste a dar por perdido el edificio del Banco de España, que la Junta prevé convertir en la Escuela de Fiscales. Pese a que el Gobierno andaluz solicitó licencia de obra menor para empezar la reconversión, la concejal de Urbanismo insistió ayer en que aún no se ha presentado realmente un proyecto de reforma integral. "No tiene nada que ver la limpieza de un tejado -que es lo que supone la obra menor- con una obra para convertir un banco en escuela", lanzó Isabel Nieto.

El mensaje que quiere trasmitir es claro: aún estamos a tiempo. Volvió a insistir en la idoneidad de este edificio para albergar un museo: está cerca de la Catedral, cuenta con cajas fuertes, etcétera, al tiempo que cantaba las virtudes de la Casa Agreda para convertirse en la futura Escuela de Fiscales: su proximidad a la Audiencia, que no necesitaría tantas reformas para servir como escuela...

Por otra parte, la propia Casa Agreda ya supone otro frente abierto por sí sola, porque la idea del Ayuntamiento de sacarla a subasta ha despertado la indignación de no pocos, concretada en la Plataforma por la Defensa del Patrimonio Histórico, en la que se reúnen varias agrupaciones ciudadanas apoyadas también por la oposición. Con el lema de "La historia no se vende", la plataforma está recogiendo firmas y tratando de evitar que pasen a manos privadas ni este inmueble ni el de la calle San Matías.

Ante esto, el Ayuntamiento ha pensado en darle la vuelta a la tortilla y hacer suyo eso de "Si no puedes con tus enemigos, únete a ellos". Dicho de otro modo, trata de poner a la plataforma de su parte y de convencerla de que batallen con él. Así, el concejal de Cultura, Juan García Montero, decía ayer en declaraciones a Efe: "Le pido a la plataforma que inste a la Junta a que actúe en beneficio de la Cultura y de Granada". Es decir, que pretende que en lugar de enfrentarse al Ayuntamiento, esta plataforma presione a la Junta para que acepte la permuta entre el Banco de España y la Casa Agreda.

Su tesis es: si la Junta accede a llevar allí la Escuela de Fiscales, la Casa Agreda no saldrá a subasta, seguirá estando en manos públicas y, además, tendrá un uso que ellos estiman que es muy adecuado al edificio. Y por supuesto, el Banco de España podrá convertirse en el museo que, a su juicio, le viene como anillo al dedo al edificio. Y así, todos contentos, defiende. Sólo que, digan lo que digan, es la Junta quien tiene la última palabra.