Granada

La cara y cruz de unas vacaciones con la familia política

  • Más de la mitad de los andaluces pasan sus días libres con sus padres o sus suegros

  • Entre los motivos destacan compartir gastos y el cuidado de los niños

La cara y cruz de unas vacaciones con la familia política

La cara y cruz de unas vacaciones con la familia política

A finales de los años 60 y principios de los 70, prácticamente la mitad de los vehículos que circulaban por las carreteras españolas eran un Seat 600. A simple vista parecía casi imposible que en un vehículo tan pequeño entraran cuatro personas (o más) con su equipaje. Las vacaciones en familia no eran lo mismo sin un seílla cargado hasta los topes, una baca con la sombrilla y las sillas de la playa y la abuela en el asiento de atrás con el nieto más pequeño en el regazo. Hoy, en pleno siglo XXI, el coche de moda ha cambiado, ahora destacan los urban crossovers, más altos, amplios y sin necesidad de baca, pero la abuela, en muchos casos, sigue estando en el asiento trasero.

Más de la mitad de los andaluces se van de vacaciones con sus padres o sus suegros, según un estudio realizado por Enterprise Rent-A-Car en Europa. Esta encuesta muestra que un 53% de los adultos andaluces han estado de vacaciones con sus padres o suegros el año pasado, nueve puntos porcentuales más que la media nacional, y en el 79% de estos casos fueron los padres los que ayudaron a pagar esas vacaciones. En el 40% de los casos, esta contribución tuvo como destino pagar parte del coste del alojamiento y en el 38%, la comida.

El 97% de los encuestados dicen que volverían a irse con los suegros de vacaciones

Las razones son muy diferentes. Uno de cada once encuestados reconoce que uno de los motivos por los que se marcha de vacaciones con sus padres o suegros es la contribución que realizan éstos para pagar parte de esas vacaciones, aunque un 57% asegura que la razón principal es pasar tiempo con ellos o que los nietos puedan disfrutar de sus abuelos (un 20%). Otra de las razones para irse con ellos es para que les ayuden con el cuidado de los niños (11%) y para que colaboren en las tareas del hogar (7%), como la compra en el supermercado, cocinar, limpiar o conducir.

"Recuerdo cuando mi padre se compró un 600. Esas vacaciones nos fuimos todos, mis padres, mi hermano y mi abuelo. No sé cómo logramos entrar todos en ese coche tan pequeño. Para habernos matado. Una vez empezó a salir humo del motor. Mi padre levantó la tapa y estuvimos casi dos horas en la carretera tirados esperando a que aquello se enfriase", cuenta Carmen Rocha, profesora de Matemáticas en un instituto. "Me encantaba ir de vacaciones con mi abuelo, por eso, ahora que tengo hijos, suelo reservar al menos una semana para ir a la playa con mis padres para que mis hijos disfruten de sus abuelos".

Esta profesora reconoce que hace unos años, por problemas económicos, el alquiler de la casa de la playa lo pagaba a medias con sus padres. "Fueron años difíciles, e incluso nos planteamos suspender las vacaciones, pero mis padres insistieron y nos ayudaron mucho a la hora de hacer frente a los gastos. Además, algunas noches, mis padres se quedan con los niños y mi marido y yo podemos salir y pasar tiempo juntos a solas. Como este año la situación económica es mucho mejor, pagamos nosotros el alquiler completo. Ellos ya nos ayudan bastante durante el curso escolar haciendo de canguros".

El periodista José Carmona también pasará parte de sus vacaciones con su familia política. "Mi mujer es de Estepona, en Málaga, y le gusta pasar unos días con sus padres, ya que durante el año los ve poco. Nos iremos sobre el 6 de agosto y volveremos el 14. Lo malo es el terral, que este año está siendo horrible", comenta este hombre, que se casó la pasada primavera. "El motivo de ir a casa de los suegros siempre ha sido el de pasar unos días en familia, pero es cierto que estos años pasados, como teníamos que ahorrar para la boda, resultaba más económico ir a Málaga a casa de los padres de mi mujer que viajar".

La típica casa familiar del pueblo también es una buena excusa para pasar unos días con los suegros o los padres. "La familia de mi mujer es de Cantabria y desde pequeña pasaba los veranos en casa de los abuelos. Tiene tantos vínculos emocionales con el pueblo de sus abuelos que es imposible decirle que no vamos al menos un par de semanas", reconoce Miguel Ángel Pastor, un informático vecino de Camas. "A mí me gusta ir porque allí se come muy bien, es otro ambiente, muy sano, hacemos senderismo, los niños se relacionan con otros niños de su edad. Es un pueblo pequeño y allí todos nos conocemos, no hay peligro para los niños. El problema es la intimidad. No existe".

Miguel Ángel explica que en la casa familiar de su mujer han llegado a coincidir hasta 14 personas entre padres, tíos y primos. "Este año creo que sólo vamos a coincidir en agosto mis suegros y nosotros, lo cual se agradece. Es cierto que apenas tienes intimidad, pero también resulta más económico estar allí un mes que alquilar una casa en la playa".

Según el estudio realizado por Enterprise Rent-A-Car, el 97% de las personas que se fueron de vacaciones con sus padres o suegros en el último año, manifiesta que lo volvería a hacer y que una de las principales ventajas es la oportunidad que les brindan de pasar tiempo de calidad juntos, según opina el 48% de los encuestados.

Sin embargo, el informe también refleja que las vacaciones en familia tienen sus inconvenientes. Entre las principales desventajas, el 35% de los andaluces destacan lo difícil que resulta satisfacer los gustos de todos durante las vacaciones; un 37% habla de la falta de privacidad (dos puntos más que la media nacional), mientras que para un 13% uno de los inconvenientes reside en la dificultad de gestionar las relaciones familiares.

Expertos en mediación familiar señalan que las relaciones con los suegros son la causa más frecuente de conflicto en la pareja, sobre todo si había problemas previos. Uno de los periodos más críticos llega en verano, cuando se decide compartir unos días juntos bajo el mismo techo. El mediador familiar Carlos Corral aconseja que cuando se planifiquen las vacaciones las decisiones deben tomarse de mutuo acuerdo y nunca coaccionar a la pareja con frases como "a mi madre le gustaría mucho que pasáramos unos días con ellos".

"Los mayores problemas de convivencia se producen, especialmente en parejas con hijos, cuando la suegra desautoriza a la nuera en la educación de los niños", indica el experto. "Las personas tienden a excederse e incluso dan por hecho sentimientos y derechos que en ocasiones pueden perjudicar a la pareja porque generan discusiones".

"Un truco para pasar unas buenas vacaciones en familia es que cada uno vaya en su propio coche. Esto permitirá hacer excursiones juntos pero también por separado si no todos están de acuerdo en cenar una noche fuera o en irse antes de la playa, por ejemplo", comenta Corral. "Es importante reservar también algo de tiempo con tu pareja, sin hijos y sin familiares".

Para Salomé Pérez Pichardo, psicóloga y mediadora familiar, además de presidenta de la Asociación Faypa, la clave para evitar los conflictos está en la negociación. "El diálogo es fundamental, así como saber escuchar y la empatía, conocer las necesidades del otro y tenerlas en cuenta", explica. "Es muy importante la paciencia y relativizar las cosas. No hay que perder de vista que se trata de un periodo que tiene caducidad, que después hay que volver a casa. Por eso es importante no hacer un mundo de las cosas malas y disfrutar de cada momento".

Salomé Pérez recuerda que "los conflictos forman parte de las relaciones humanas" y que muchos problemas surgen porque se "idealizan las vacaciones". "Las vacaciones no son una pócima mágica que resuelve los problemas de pareja. Nosotros seguimos siendo las mismas personas", indica.

"Es importante negociar cada decisión, que todo haya sido meditado previamente y ver las cosas con perspectivas. Recordar el motivo por el que nos fuimos de vacaciones con la familia política y si, por ejemplo, fue por un tema económico, analizar si está resultando beneficioso o no", concluye la mediadora familiar.

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