“Encantadísima, no repetiría, pero ha sido muy satisfactorio”.Con el júbilo que da haber dado lo mejor de sí, María Luz Cádiz, del departamento de Química Analítica de la Universidad de Granada, da por cerrado el capítulo de su participación en la final nacional de Famelab, el certamen de monólogos científicos más importante del país, que organizan la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y el British Council, con la colaboración de la Obra Social La Caixa. Habló de naranjas, basura y un futuro que puede no ser tan negro si se recurre a la ciencia y a la tecnología.

Cádiz llegó a Granada con 18 años para estudiar Biología, y aquí ha desarrollado toda su formación universitaria

Su monólogo comenzó con una pregunta: ¿cuántos kilos de cáscaras de naranjas acaban en la basura para producir los cientos de tetrabicks que lucen en supermercados? La respuesta, clara. “En la basura está el futuro”. El laboratorio en el que trabaja Cádiz, (Tarifa, 1981), en el Centro Tecnológico de Investigación y Desarrollo del Alimento Funcional (Cidaf), busca respuestas.Busca, literalmente, en la basura elementos que pueden aprovecharse y, es más, dar un valor añadido a nuevos productos. En el monólogo, de forma muy clara y didáctica, explica como esas cáscaras de cítricos pueden emplearse en la producción de forrajes para animales.Esos nuevos forrajes propician, además, que los animales requieran de menos antibióticos. Dos pájaros de un tiro. Residuos reutilizados y mejor alimento para las reses.

No es la única salida que se le puede dar a las benditas cáscaras de naranja. De ese desecho se pueden sacar compuestos para cosméticos. “Lo que tenemos es que concienciarnos de que la ciencia y la tecnología tienen la solución”. Es algo ya palpable. Cádiz trabaja precisamente con cáscaras y huesos de aguacates –residuos que han crecido en la misma proporción en que se han popularizado el consumo de guacamole– en el laboratorio con una pasión que empapa su discurso, que no es únicamente ecologista. Tiene mucho de empresarial. “Trabajamos en un superproyecto con ocho empresas” precisamente para aprovechar los residuos que produce el guacamole. “Tenemos que darnos cuenta de que la investigación y la empresa deben ir de la mano”, apostilla la investigadora sobre su trabajo.

De su paso por Famelab, Cádiz reconoce que no estaba precisamente en sus planes participar. Confiesa que sufre pánico escénico y que le aterroriza hablar en público. Sin embargo, se convenció. “Algún día tenía que ser” el día en que superara esa fobia. En una primera fase del concurso grabó un video con su monólogo. Superó las etapas previas y llegó a la final, a Madrid, en la que ya es tradición que la entrega del premio corra a cargo de la reina Letizia. Para preparar su intervención contó con la ayuda de Carlos Centeno, de la Oficina de la Gestión de la Información de la Universidad de Granada.

Esos nuevos forrajes propician, además, que los animales requieran de menos antibióticos.

Cádiz llegó a Granada con 18 años para estudiar Biología, y aquí ha desarrollado toda su formación universitaria. Siempre había querido ser científica. Y su empeño inicial era la Medicina. Sin embargo, decidió quedarse con la parte que sirve para prevenir y curar, desde el laboratorio. “Sé que valgo para esto”, reconoce. También que le va el humor. De hecho, en sus redes sociales se define como“artista frustrada en el camino de la investigación”.

Esa frustración ha podido mitigarse con su paso por Famelab. “Voy a animar a la gente a que participe”, asegura, convencida de la necesidad de este tipo de iniciativas de divulgación científica.

Con la participación deCádiz en la final de Famelab España, ya son tres años consecutivos en los que la UGR ha estado presente en esta cita. Antes estuvieron Margarita Sánchez Romero, en 2017; y Daniel Rincón Hurtado y Francisco Jesús Martínez Murcia, en 2018.