Granada

Así serán las estaciones del Metro

  • Similares a las de Málaga y Sevilla, aunque no idénticas, tendrán que cumplir tres objetivos esenciales: ser funcionales, seguras y accesibles. La idea es que den al usuario una sensación de sosiego y confort

Desde que existen las maquetas en tres dimensiones, el photoshop y todos esos cacharritos de simulación por ordenador, cualquier hijo de vecino puede hacerse una idea meridianamente clara de cómo será, una vez terminada, la ambiciosa obra que se acomete en tal o cual sitio. Como dijo Paul Valéry, el futuro ya no es lo que era.

En Granada aún faltan años -al menos tres- para que el Metro sea una realidad y no ese asunto del que tanto habla la prensa. Pero ya es posible tener una idea muy aproximada de cómo van a ser los vestíbulos de sus estaciones. Más que nada porque, aunque no van a ser -las comillas son de la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta- "ni un calco ni una copia" de los que van a funcionar, previsiblemente antes, en Málaga y en Sevilla, sí que van a compartir con ellos una estética y unas características.

Funcionalidad, seguridad y accesibilidad. Son las palabras clave, las condiciones que deben cumplir las estaciones de los nuevos sistemas de transporte, los Ferrocarriles Metropolitanos de Andalucía. Que son los metros de las tres capitales citadas y también el tren que va a unir Chiclana con Cádiz.

"De fácil mantenimiento y limpieza, funcionales pero acogedoras, con iluminación directa pero también indirecta para dar sensación de calidez. Que hagan que la movilidad se desarrolle dentro de un ambiente lo más sosegado posible, para contraponer un sistema de transporte moderno, limpio, rápido y seguro con el estrés que genera un coche en un atasco. Que no introduzca ningún elemento perturbador, en forma de colores chillones. Con un moviliario funcional y en un espacio diáfano y sin barreras arquitectónicas".

El entrecomillado es, de nuevo, de fuentes de Obras Públicas, y resume otras condiciones secundarias -o no tanto, en realidad- que habrán de cumplir esas estaciones. Que, insisten, no serán clónicas. En cada lugar tendrán su singularidad, aunque siempre ajustándose a esos criterios básicos de funcionalidad, seguridad y accesibilidad ya referidos.

El Metro de Granada se distinguirá de los de Sevilla y Málaga en un aspecto fundamental: de los tres es el que circula por la superficie durante la mayor parte de su trayecto. Eso facilita el trabajo a la hora de construir las estaciones, porque se evitan escaleras mecánicas, ascensores y demás adelantos presentes en las estaciones subterráneas o semisoterradas. Que los habrá, aseguran, en las estaciones del tramo urbano, de dos kilómetros de extensión, que sí va bajo tierra.

Las estaciones exteriores tendrán un vestíbulo principal, uno intermedio, las marquesinas y el andén. No se detalla, por ahora, ni cuáles van a ser los colores predominantes -no serán chillones, eso sí está claro- ni qué materiales van a utilizarse. En Málaga y Sevilla parece claro que mandarán el gris y el hormigón, respectivamente, pero, por un lado, ahí manda la arquitectura subterránea y, por otro, la construcción está en una fase más avanzada.

"Aunque la filosofía es común, habrá elementos diferenciadores y, además, es posible que, cuando este proyecto se materialice, se hayan incorporado nuevos materiales", añade el portavoz, que, en esto y en todo lo demás, no puede ser más concreto.

Tampoco es del todo precisa la fecha en la que comenzará a funcionar la primera oficina del Metro de la capital granadina, que se unirá a las que ya hay en Albolote o Maracena, poblaciones que desde hace meses ya tienen las obras en sus calles. La oficina se ubicará en algún local comercial de una planta baja en el Camino de Ronda y la idea es que esté abierta antes de que comience a ejecutarse el tramo Méndez Núñez-Río Genil, recientemente licitado y donde, según las previsiones, entrarán las máquinas en mayo o en junio.

Las funciones de esa oficina serán varias: informar del estado de las obras, de los trastornos que causarán -en forma de calles cortadas o eventuales cortes de agua o luz-, dar cuenta de las incidencias que se produzcan durante los trabajos, controlar que siempre haya disponible espacio para los servicios de emergencia, avanzar detalles del futuro funcionamiento del Metro y puede que hasta enseñar fotos como las que ilustran este reportaje.

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