La Fuente de la Bicha, un lugar idóneo para culebrear y rebajar el colesterol
Ya a finales del siglo XIX un cronista decía que era un buen sitio para organizar merendolas y jaranas
La Casa de los Pisa, con dos escudos, una cámara santa y un belén por Navidad
De la Fuente de la Bicha hoy mana un hilillo de agua, pero a primeros del siglo pasado de ese manantial salía un chorro de agua capaz de llenar un cántaro en menos que cantara un gallo. Allí iban las mujeres a descansar después de lavar la ropa en el río Genil y allí iban muchos aguaores a llenar sus vasijas de agua para venderla a gritos por Granada. ¡Ah, el agua! Esta fuente es tan antigua que ya la disfrutaban los habitantes de la Granada nazarí. Al parecer, en el siglo XVI había por allí una pequeña almunia fortificada situada junto al manantial que abastecía de agua a una granja de gallinas. Y se cuenta que aquella era el agua preferida por los sultanes. También aparece en el Catálogo de Aguas Subterráneas de José Luis Fuentes Yagüe de 1882. En ese catálogo se dice que “es un lugar de citas para guisar merendolas y jaranas, de gente sesuda, las menos veces, alegres y casquivana, las más”. Debió de ser, según el registrador de aguas, un paraje muy concurrido al que iba todo aquel que quería pasar un buen rato. Se llama Fuente de la Bicha porque posiblemente por allí habitaran muchas serpientes pequeñas que tenían el lugar como edén particular. Otros investigadores la llaman Fuente de la Culebra porque cerca de allí había un cortijo con ese nombre. Bicha o culebra, lo mismo da. La fuente está rodeada de zarzamoras y en sus aledaños hay varias frondosas higueras cuyo fruto nunca llega a madurar porque es arrancado antes por los que allí se acercan.
Hoy aquel paraje también está concurrido, pero no por gente que va a guisar merendolas, sino por aquellos que intentan reducir sus niveles de colesterol, bien andando, corriendo o en bici. Por eso aquel itinerario que va desde Puente Verde a la Fuente de la Bicha se le viene a llamar la Ruta del Colesterol o Ruta de San Colesterol por la eficacia que tiene en hacer disminuir esos lípidos nada saludables de nuestro cuerpo. Si alguien tiene más ganas de andar, puede ir hasta Pinos Genil, pues el sendero lo ofrece, pero lo normal es que los andarines lleguen hasta la Fuente de la Bicha y vuelva. Aunque a la fuente propiamente dicha mucha gente ni se acerca, porque hay que dejar el sendero y subir unos metros hasta donde se encuentra. El pequeño manantial pues, escondido bajo los cortados del Serrallo, mantiene un mínimo caudal de agua agria para aplacar la sed de deportistas y caminantes. El lugar, muy salvaje y asilvestrado, con solo un carril que iba hacia la fuente, fue adecentado y acondicionado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en 2011. Se permitió la recuperación de más de 22.450 metros cuadrados de espacios naturales en ambas márgenes del río Genil.
El recuerdo
En transcurso de ese adecentamiento, se pensó que era justo instalar un monumento en recuerdo de dos personas (un abuelo y su nieto) que murieron allí en unas inundaciones, cuando aquello era el Barranco de la Zorra y estaba lleno de cuevas y de viviendas muy humildes. La historia ya es conocida. El 10 de junio de 1968 cayó sobre Granada una gran tormenta con truenos y rayos incluidos. Uno de esos rayos mató a un labrador en Armilla. En Granada fue peor. El agua caída se fue acumulando en la parte alta de la barriada Bola de Oro, en una especie de presa improvisada que había creado una enorme escombrera. A los pocos minutos la presa cedió y una gran cantidad de agua descendió violentamente arrasando todo a su paso. El más perjudicado fue el denominado Barranco de la Zorra. Los vecinos fueron evacuados, pero parte de la estructura de una casa cedió. Por allí entró el agua y fallecieron ahogados Salvador Enguix, que tenía 58 años y estaba convaleciente de una operación quirúrgica, y su nieto Pepito, que tenía solo unos meses de vida. Su hermano Francisco, de cinco años, se salvó porque se subió al fregadero y se agarró al grifo. Aquel suceso nunca se investigó ni hubo culpables. Se dijo que había sido un caso de mala suerte, pero alguien, sin duda, tuvo la culpa al permitir aquella escombrera que hizo de presa. El pasado republicano de los Enguix sirvió también para que pronto se diera carpetazo a aquel suceso. En fin. El caso es que de alguna manera los vecinos afectados querían que la postrera justicia con los fallecidos se simbolizara en ese monumento. La escultura consta de dos manos (la del abuelo y el nieto fallecidos) que rodean una esfera. En una placa dorada están sus nombres.
Por lo demás, el que por allí camina se encuentra con un sendero repleto de vegetación silvestre y el rumor del río, que en un tramo son consideradas bravas sus aguas. El camino sigue la orilla del río Genil y está rodeado de vegetación variada: zarzamoras, chopos, sauces, mimbreras y otros árboles y plantas que hacen el paseo especialmente agradable. No es raro encontrarse en el camino con hortelanos que venden los productos de sus huertas colindantes: tomates, pepinos, lechugas y hasta nueces y almecinas cuando llega su temporada. Los nostálgicos pueden acordarse de cuando funcionaba por allí la piscina Paraíso y la fábrica de tejidos San Patricio, que estaba justo detrás del monumento a las dos víctimas de las riadas de 1968.
El año pasado, los amantes de este paseo no pudieron por menos que alarmarse cuando en agosto se distribuyó por las redes sociales fotos y videos que mostraban la gran cantidad de humo que sobresalía por ese lugar. Se quemaron diez hectáreas de matorral, pinos y encinas. Fueron tres menores de edad que estaban jugando con fuego y se les fue de las manos. Hay Fuente de la Bicha para rato.
Temas relacionados
No hay comentarios