Obituario

El gran Tico Medina

El periodista Tico Medina, en una imagen de archivo.

El periodista Tico Medina, en una imagen de archivo. / Granada Hoy

Yo sabía Tico que te estabas muriendo y tenía desde hace días el alma predispuesta al desánimo y a la tristeza. Pero hasta que esta mañana no me han llamado para comunicarme tu muerte, no me ha llegado esa sensación de orfandad que tengo en estos momentos. La última vez que hablé contigo, seguro que te acuerdas porque tenías una memoria prodigiosa, hablamos de Paniolla y del sargento Colomera, personajes de los que yo había escrito y a los que tú habías conocido, porque eso sí, tú conocías desde el rey del confín más lejano de la tierra al mendigo que se ponía en la esquina de la calle Mesones. Sé que ahora debo escribir sobre ti y seguro que pararé más de una vez para atemperar la tristeza que me ha invadido cuando he conocido la noticia de tu muerte. Pero tú mejor que nadie sabías que cuando llega el momento hay que ponerse a escribir del amigo que nos deja. Y ahora, tras las lágrimas urgentes, viene el reto: ¿Quién puede meter en un par de folios nuestra amistad de años?

Ya sabes Tico que yo te admiraba mucho y que fuiste uno de los pioneros del periodismo que hicieron que yo me interesara por esta profesión. Estaba tu colega Yale y tú, que fuisteis la avanzadilla en darle la dignidad que se merece este oficio. Siempre que hablábamos dedicábamos un rato a "esa mala salud de hierro" que tenías, sobre todo de esa culebrilla que se había adueñado de tu cuerpo y que te tenía baldado. Tan desesperado estabas, que fuimos, con Rafael Vílchez, por supuesto, a visitar a un curandero a la Alpujarra por si tenía esa solución que la medicina te negaba. Me admiraba la fuerza de voluntad que tenías y que, a pesar de tus sufrimientos, siempre estuvieras escribiendo, hablando para la radio o saliendo en televisión. Nunca he visto a una persona tan apegada a una profesión como tú. En nuestra última conversación también estuvimos recordando a Melchor Sáiz-Pardo, Melchorito, como tú lo llamabas. Tú decías que había gente que se muere y gente que se nos muere. Y a los dos se nos había muerto Melchorito. Lo mismo que tú te nos has muerto ahora, dejando un luto muy largo en las hemerotecas.

Lo he escrito alguna vez que otra, te admiraba porque me tenías cogida el alma y porque a lo largo de tu vida te habías mantenido fiel a esos principios periodísticos que se resumen en dos: tener olfato para una noticia y saber contar una historia. De ti dijo Pérez Reverte que el mutis por la vida te pillaría de viaje, con tu chaleco y tu maleta y esa eterna curiosidad profesional mezclada con bondad que arrastrabas por medio mundo. "Si Tico para, palma", dijo el Reverte de ti. Y llevaba razón, has estado ahí, al lado del ordenador hasta que ha venido tu admirado Fray Leopoldo para que le escribas una crónica desde el cielo.

No dejaste nunca de escribir y de contar historias, porque es lo único que hiciste en tu vida. Para ti era una necesidad, la filosofía de tu existencia. También recordarás que, como buen aficionado al juego de palabras que eras, a tus artículos yo los llamaba arTícolos, porque eran textos llenos de nostalgia y de sabiduría, de maestría y de remembranzas de unos tiempos en los que eras el rey de la exclusiva y del pisotón. De cuando entrevistabas a gente famosa de todo el mundo y de cuando en todos sitios a los que ibas lo primero que decías era que habías nacido en la provincia de Graná. Eras, como escribí un día, ese andarín en el mundo obsesionado con la página impar, honrado mercenario de la noticia y leal siempre a esa cabecera que te daba de comer. Alguna vez que otra te dije que como hay escritores que son conversadores por escrito, tú eras una especie de escritor oral. Tenías la virtud de dejar embobados a todos los que te escuchaban. Tico, quiero decirte ya no hay periodista como tú. Pero lo más triste es que en estos tiempos de tanto Internet y tanta tontería, tampoco parece que hagan falta.

¿Sabes qué Tico? Esta misma tarde iré a dar un paseo por el parque que lleva tu nombre para recordarte, y para contarte de cómo están los rosales este año. Te mereces Tico, que todos los periódicos de España lleven hoy un crespón de luto en la portada. Has muerto Tico y el periodismo vale menos, mucho menos.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios