A395

Continúan los trabajos de estabilización de la ladera de Sierra Nevada que se desprendió en enero

Maquinaria en la zona del desprendimiento.

Maquinaria en la zona del desprendimiento. / R. G.

El pasado 29 de enero se produjo un desprendimiento de la ladera que acompaña al sinuoso trazado de la A395, la carretera que une la estación de esquí de Sierra Nevada con el resto del mundo. La caída de rocas se saldó con la atención sanitaria a ocho personas, el cierre preventivo de un restaurante próximo a la zona del corrimiento y el inicio de una serie de trabajos primero de limpieza y luego de consolidación que todavía continúan. Más de un mes después de aquel tremendo susto, la vía se reabrió totalmente el 10 de febrero para los conductores, pero la maquinaria sigue en la zona casi un mes y medio después para finalizar las tareas que comenzaron de forma abrupta aquel último domingo de enero.

Fuentes de la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía, titular de la carretera, señalan que se ha revisado todo el tramo "más comprometido" de la A395. Este trayecto va desde los kilómetros 15 al 23. En total, ocho kilómetros de ladera. "En estos momentos se sigue trabajando en la zona del deslizamiento para acabar los trabajos y dejar de forma definitiva esta zona estabilizada", indican las mismas fuentes, que desde que se produjo el desprendimiento, hace más de 40 días, trabajan en la zona.

Lugar en el que se mantienen los trabajos más de 40 días después del desprendimiento. Lugar en el que se mantienen los trabajos más de 40 días después del desprendimiento.

Lugar en el que se mantienen los trabajos más de 40 días después del desprendimiento. / R. G.

En los cinco días posteriores a la caída de las rocas los técnicos y operarios de Fomento movieron 8.000 toneladas de piedras para despejar la vía. En esos días fue necesario habilitar una ruta alternativa para quienes necesitaran ir a la estación de esquí -por Hazallanas-, además de establecer turnos de horarios para transitar por la A395 en el caso de vehículos que forzosamente tenían que ir por esa vía, tales como autobuses.

La A395, vital para mantener el flujo de visitantes a la estación de esquí, ha sido objeto en los últimos años de inversiones importantes precisamente para poner a raya los posibles corrimientos de tierras. En 2014 la Consejería destinó 1,5 millones a este fin, obras que se anunció que se prolongarían durante cuatro meses durante el verano, para no entorpecer la temporada invernal. La humedad había provocado la pérdida de consistencia del terreno y la aparición de deslizamientos tanto en los terraplenes como en los taludes de desmonte de esa vía y otras también en las A395R1 y A35R2. Fue aquella una intervención que se calificó por parte de la Administración como de "emergencia". El tramo con los puntos más delicados era el que iba desde el kilómetro 13 al 33.

Zona en la que se trabaja. Zona en la que se trabaja.

Zona en la que se trabaja. / R. G.

La historia de los corrimientos de tierra en la zona es larga. En septiembre de 2009 ya se tuvo que cortar la A395 por desprendimientos que se localizaron entre los kilómetros 20 y 22. En 2014 se anunció la inversión ya mencionada para reparar los desperfectos de las lluvias de aquel invierno. Más recientemente, desde 2019, se han invertido otros 3,2 millones, indica Fomento, en actuaciones de mejora en la A395. Esta inversión incluye el operativo que tuvo que ponerse en marcha tras el suceso del 29 de enero. Y es que dentro de los mapas de peligrosidad natural de la provincia de Granada se sitúa la zona de Sierra Nevada como una de las más delicadas en cuanto a la recurrencia de movimientos de laderas.

Cuestiones meteorológicas y climáticas son clave para entender el motivo de esta catalogación, expresada por investigaciones llevadas a cabo por investigadores de la Universidad de Granada como José Chacón y Clemente Irigaray. En este sentido, otro investigador, Jorge Pedro Galve, explicó tras el corrimiento del pasado mes de enero que el frío extremo de los días previos -cuando se alcanzaron mínimas de hasta -11 grados- propició que el agua se congelara y el hielo, a su vez, presionara las paredes de las grietas de la roca, que acaba por romperse.

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