Lavadero de la Puerta del Sol, el último y el más bello de su especie
ADN Granada
Para su restauración, fue desmontado por completo en 2022 e inaugurado un año más tarde
Las quejas vecinales por su estado de degradación y abandono permitieron que este grácil monumento se recuperara para la ciudad
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En Granada hay una Puerta del Sol que no es la de Madrid. Es una pintoresca placeta que existe entre el barrio del Realejo y el del Mauror y que contiene el único lavadero que queda en Granada del siglo XVII (hay quien sostiene que su construcción fue posterior). Se trata pues del único elemento arquitectónico de estas características existente en la ciudad. También el más bello. Nada más que por eso se ha convertido en uno de los elementos más importantes del mobiliario urbano de la ciudad de la Alhambra, formando parte así de su ADN.
A comienzos del siglo XIX las condiciones higiénicas de Granada no habían mejorado mucho con respecto a la de siglos anteriores. La red de cañerías era casi inexistente y fue a partir de 1835 cuando las autoridades comenzaron a tomarse en serio la higiene, pues se diseñó una nueva red de alcantarillado, se empedraron las calles y se dotaron a los barrios de lavaderos públicos en donde las mujeres (a los hombres ni se les ocurría) podían lavar las prendas y la ropa que utilizaban en los hogares. Uno de los más populares y usados en Granada fue el de la Manchega, que estaba cerca de la Cuesta de Marañas y de la calle Correo Viejo. Otros lavaderos muy usados fueron el de San Agustín, el de Méndez (en la cuesta Alhacaba), el de Santa Inés y el de Zafra. Hubo algunos más como el de la Placeta de Gracia y el de la Cuesta de los Molinos, pero menos concurridos. Los más frecuentados eran aquellos que estaban emplazados en barrios humildes y pobres, en cuyas viviendas vivían hacinados sus inquilinos y había mucha ropa que lavar.
Los lavaderos eran quizás los únicos espacios de socialización de las mujeres, pues eran allí donde podían hablar tranquilamente entre ellas del devenir de la ciudad. Con cierta guasa se dice que fue en esos sitios se formaron los primeros grupos de ‘guasap’.
Emblema del Realejo
Pero de entre todos era muy conocido el lavadero de la placeta de la Puerta del Sol, que era el nombre de la puerta de la muralla zirí construida al pie de las Torres Bermejas, llamada así por tener su entrada orientada al este y su salida al poniente. El lavadero, elemento emblemático del barrio greñúo, fue construido con material de derribo y columnas que se encontraban en el cementerio, por lo que algunos autores dan por sentado si la construcción es del siglo XIX, sus elementos son del XVII. Las columnas toscanas que la rodean son de mármol de Sierra Elvira y se cree que pertenecieron a la ermita de Santa Escolástica, que desapareció, como tantas otras, tras la desamortización de Mendizábal. El lavadero pasó a formar parte de la red hídrica de la ciudad, abasteciéndose del agua procedente de la Acequia Real, y con la que se pretendió poner coto a las epidemias que azotaban a la ciudadanía.
Muchos granadinos quizás no sepan en donde está este lavadero. Ni sepan que existe, entre otras cosas porque llegar a él a veces resulta una tarea ímproba, ya que escasean las señalizaciones que lo indiquen. Pero al llegar a él, encuentras un lugar fascinante y hay siempre una parte de ti que te hace pensar en otros tiempos, en aquellos en los que las mujeres acudían a hacer la colada a las pilas de los lavaderos. Este de la Puerta del Sol es una estructura que está protegida por una armadura de madera y tiene cubierta de tejas árabes.
El lavadero ha sufrido varias reformas, debido a su deterioro y por haber sido objeto de algunos actos vandálicos, como rotura de columnas y pintadas dentro y fuera de su entorno, lo que daba al monumento una imagen de abandono y degradación. Hubo entonces un movimiento popular que clamaba por su recuperación, que llegó a principios de 2022, año en el que se desmontó por completo. Fue una intervención integral con la que se trató de paliar los daños estructurales que afectaban a su cimentación. En un principio el plazo de las obras era de cinco meses, pero se alargaron lo suficiente como para que la ciudadanía se quejara de la tardanza en su recuperación. Las obras costaron 175.000 euros y la financiación corrió a cargo del llamado Plan Alhambra, en el que también interviene la Junta de Andalucía. El desmonte del lavadero comenzó siendo alcalde de Granada el socialista Paco Cuenca, pero quién inauguró su restauración fue Marifrán Carazo. Los técnicos explicaron la tardanza en la recuperación del lavadero debido a que se habían encontrado con más problemas que los que deseaban. En primer lugar, se trataba de un desmonte complejo. La intervención permitió una nueva cimentación practicada con losa de hormigón armado y apoyada sobre un entramado de micropilotes. A su vez, tanto las basas de ladrillo de las columnas como estas fueron objeto de un tratamiento especial de limpieza y de tapado de poros dirigidos a garantizar su consolidación. Y, en segundo lugar, las obras se paralizaron debido a que durante el desmonte apareció una estructura medieval que había que estudiar.
Pero ahí está de nuevo el lavadero, dispuesto a ver pasar el tiempo como la Puerta de Alcalá.
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