Granada

El limbo de las listas de espera

  • Pacientes y sindicatos denuncian un vacío temporal de meses entre que se pide cita y finalmente se recibe

  • Señalan que es un 'truco' para no engordar las colas

"La agenda del hospital está cerrada, le llamarán o mandarán una carta con su cita. Si se dilata más de un mes puede volver a ver qué podemos hacer". Es la respuesta que obtiene un granadino cuando quiere pedir cita para un especialista de la sanidad pública. Esto es el limbo de las listas de espera, una especie de banco de niebla donde se instala el paciente antes de obtener su cita para el ginecólogo o el traumatólogo, por ejemplo. Un espacio temporal que se suma a los meses de lista de espera que tienen los hospitales granadinos. Una especie de 'truco' que evita que sigan engordando dichas listas de espera, per sé abultadas. En este tema, la única información proviene de los profesionales y de los propios ciudadanos que acusan este problema, ya que desde la administración se niega esta situación y de hecho, los datos oficiales de listas de espera llevan más de un año sin actualizarse, critican los sindicatos sanitarios.

Según los decretos de garantías 209/2001 y 96/2004 en Andalucía no puede haber más de 30 días de demora en la realización de pruebas complementarias solicitadas para atención primaria, 60 días para consulta de especialistas en el hospital, y no más de 180 días para intervenciones quirúrgicas. El caso es que el 'truco' para que no se llegue a incumplir este decreto son las llamadas agendas diferidas, argucia que según explica Victorino Girela, representante del sindicato CSIF, sirve para "retrasar los plazos en los que la administración tiene que dar respuesta". Después de esperar a que el aviso llegue por carta -en cuestión de un mes o más-, "la cita con el especialista es para un mes o dos meses vista, lo que entraría legalmente dentro del plazo estipulado".

El cáncer de mama debe estar diagnosticado y operado en menos de un mes y eso no es cierto"Victorino GirelaRepresentante CSIF"Todo esto es un engaño, esos dos meses no se cuentan como espera real"

Girela señala que el Sistema Andaluz de Salud no reconoce esta problemática y además no facilita los datos. "Responden que el decreto de garantías se cumple y para determinados procesos patológicos como el cáncer de mama aseguran que en menos de un mes el paciente debe estar diagnosticado y operado y eso no es cierto".

Francisco Cantalejo, presidente del Sindicato Médico de Granada, señala que esta forma de maniobrar por parte del SAS es un ejercicio de "demagogia". Esos meses de limbo entre que se pide la cita y la otorgan "es un engaño porque esos dos meses no están contabilizando como una espera real", enfatiza.

Detrás de todo esto, denuncia Cantalejo, hay toda una "ingeniería administrativa". En ese impasse "hay muchísima gente a la que le caduca los preoperatorios y por lo que cuando llegan a su consulta lo único que se hace es volver a repetir las pruebas porque han caducado".

Desde CSIF señalan que las especialidades que más espera suelen tener son -además de las cirugías que cuentan con demoras altísimas- la operación de cataratas (cirugía ocular), las consultas de trauma o las intervención de rodilla que pueden llegar incluso a los 12 meses.

"No son procesos de urgencia vital, pero una persona que necesita una prótesis se queda muy limitada, y más personas con cierta edad que lo necesitan con más rapidez", dice Girela. Otro ejemplo son las consultas de rehabilitación que "tiene una lista de espera inmensas". El déficit en este caso de fisioterapeutas -uno por cada 9.800 personas, muy lejos de lo que se recomienda a nivel europeo- hace que desde el SAS se elaboren sesiones de rehabilitación grupales, en los que un profesional enseña a los pacientes los ejercicios que tienen que hacer. "Para algunos problemas puede valer, pero no parece lógico para pacientes más graves como epicondilitis o artrosis de rodilla, de este modo te quitas 10-15 pacientes de una tacada", subraya Girela.

Una de las causas del limbo, añade por su parte Cantalejo, llega desde el desdoble que se produjo en los historiales médicos tras la desfusión, ya que con el intento de fusión, la información clínica quedó en un solo área, y al revertirse el modelo, tuvo que reorganizarse y volver a situar a cada paciente en su hospital. "Durante la desfusión afectó de manera dramática, fue un factor evidentemente muy conflictivo porque al final la fusión no era más que un recorte de recursos que ni por lo más remoto se ha llegado a subsanar con la desfusión".

Todo esto sucede al mismo tiempo que desde la Junta de Andalucía se impulsa un plan de revitalización de la Atención Primaria que parte de una inyección de profesionales que alcanzará las 149 contrataciones en el sistema público antes de que acabe este año.

Por otro lado, aparece en escena la empresa privada, hospitales o mutuas que se encargan en muchos casos de aliviar los números de las listas de espera, tanto la oficial como la oficiosa. "La gente se está habituando a esta situación precaria en la sanidad pública por lo que muchos están optando por los seguros privados", explican desde el Sindicato Médico. Otra de las formas que tiene el sistema público y que de nuevo llama la atención sobre los centros privados es la externalización. Hay procesos quirúrgicos de los que se pueden ocupar otros hospitales, como en este caso sucede con el de San Juan de Dios. Girela destaca que el procedimiento consiste en llamar al paciente y ofrecerle la posibilidad de operarse en ese centro. La persona, sobre todo en cirugías más complicadas, suele tener más confianza en los hospitales públicos y rechazan la opción. "En ese momento el SAS ha cumplido, ya que le han ofrecido operarse en el plazo obligado".

Girela hace hincapié en que se escucha hablar mucho de la opa hostil que está haciendo la medicina privada a la pública, pero indica: la privada funciona al fallo de la pública. "Si la gente no tiene pediatras en su hospital, se va a uno privado. Si tardan un año en operarte en la pública te vas a la privada que te lo hacen en dos semanas, eso sí, el que se lo puede pagar".

En el caso de las empresas que tienen un enfermo dado de baja, es la mutua quien prefiere que se opere en la privada porque a la larga ahorrará ya que "una persona de baja laboral durante un año tiene unos costes muy importantes", matizan desde CSIF. Se ve mucho, continúan, en las pruebas diagnosticas, cuando una persona de baja tiene que hacerse una resonancia o un tac y lo tienen cuatro meses esperando, "la mutua lo manda a alguna de las clínicas radiológicas y se la hacen en dos días".

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