De la moción de censura “metafórica” a los contactos Vox-PSOE

Municipal

Con un gobierno bipartito en crisis, un PSOE que lanza redes a Vox desde el Área Metropolitana y un lío de conversaciones privadas que salen publicadas, en el Ayuntamiento de Granada ya no se habla de un cambio de alcalde, sino de dos.

A las disputas en el gobierno se unen las amenazas de moción de censura
A las disputas en el gobierno se unen las amenazas de moción de censura / Carlos Gil

La moción de censura es el mecanismo más extremo de control político, que en Granada sólo estuvo a punto de aplicarse en una situación muy delicada, con la salida de José Torres Hurtado en 2016 por sus problemas con la justicia. Pero desde hace unos meses la ciudad se despierta un día sí, un día no, con la amenaza de un vuelco político en su Ayuntamiento. La idea comenzó a deambular desde el mismo mes de junio, a los pocos días de la investidura del alcalde Luis Salvador (Cs). Luego, el verano sirvió para hacer discretos contactos entre fuerzas supuestamente antagónicas y ahora el arranque de curso ha llegado con un plan: Vox no sólo ha previsto la maniobra de una moción, sino de dos.

La ciudad cuenta con 27 concejales en su Corporación, de modo que la mayoría absoluta imperiosa para la investidura del alcalde o para una moción de censura es de 14 votos. Por bloques, el actual gobierno de PP (7) y Cs (4) suma 11 ediles y la izquierda 13 (con los 10 del PSOE y 3 de Adelante-Podemos-IU). Vox, que en las últimas municipales irrumpió en el Ayuntamiento de Granada con 3 representantes, se ha convertido en la llave de gobierno que podría bascular hacia uno u otro lado, contra todo pronóstico anterior.

Por afinidad ideológica, el partido de Abascal parecía abocado a ser el resorte que diera estabilidad al bloque de la derecha, como ocurre en Andalucía, Murcia o Madrid. Y así fue en un primero momento, lo que permitió a Luis Salvador alcanzar el sillón de la Mariana. Pero no habían salido los corporativos aún del salón de plenos aquel 15 de junio de constitución municipal cuando ya empezaron a disentir.

Vox se quedaba fuera del gobierno y su cabeza de lista, Onofre Miralles, dijo sentirse engañado. El candidato de la formación de Abascal había mantenido una reunión con Luis Salvador la tarde antes de la investidura para negociar su apoyo e insiste en que no se ha cumplido lo pactado en aquella cita. No tardó más que unas horas en comenzar a amenazar con una moción de censura, que nunca ha sido descartada de plano por los socialistas.

Miralles, que es abogado de profesión (bufete Cremades & Calvo Sotelo), trabaja desde hace años en la asesoría de otras instituciones. Tiene contacto directo con alcaldes de otros partidos, como es el caso de Vegas del Genil, regido por el socialista Leandro Martín. Estas relaciones laborales, que sin entrar en particularidades tampoco ha ocultado el político de Vox, evitan pensar que sea descabellada la sintonía entre el edil de derechas y algunos socialistas. Varias fuentes apuntan la importancia de estos contactos a lo largo del verano.

Según unas declaraciones fuera de micrófono del portavoz de Podemos-IU, Antonio Cambril, (difundidas en las últimas horas tras un error de su propio partido), desde el pasado julio, Miralles habría planteado al PSOE esa moción de censura, de modo que pareciera partir de las filas socialistas para que ni ellos ni la coalición de izquierdas pudieran tener reparos de llevar a Vox como compañero de viaje. Solo haría falta que al final se apuntara a la iniciativa uno solo de los concejales de derechas (para sumar las 14 firmas). Pero en esa conversación privada que ha sido aireada Cambril concluye que esta operación habría sido abortada por la diputada nacional de Vox, Macarena Olona.

Una moción de censura en el Ayuntamiento de Granada requeriría la firma de los 10 ediles socialistas, los 3 de Podemos-IU y al menos uno de Vox. Salvo que el Partido Popular diera otro campanazo y rompiera su maltrecho acuerdo de gobierno con Ciudadanos para unirse al desalojo del alcalde. Pero volviendo a lo menos improbable, Miralles ofreció una rueda de prensa el lunes pasado para hacer balance de los primeros cien días de gobierno y fue contundente: pidió perdón a los granadinos por apoyar al actual gobierno de PP y Cs y amagó de nuevo con la idea de la moción de censura que haría alcalde al socialista Paco Cuenca.

Pero es aquí donde viene la parte más novedosa, pues Miralles llegó a plantear que si el siguiente gobierno de izquierdas no daba la talla, Vox volvería a plantear otra moción de censura, la segunda del mandato (se entiende que esta vez en compañía de PP y Cs para recuperar el poder). Pero, si la ley impide a cualquier concejal firmar dos mociones en el mismo mandato ¿cómo es posible esto? Miralles dice tener la solución.

En efecto, la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) establece que "ningún concejal puede firmar durante su mandato más de una moción de censura". Además, para llegar a los 14 concejales necesarios, PP y Cs necesitan a los 3 ediles de Vox, de modo que al menos uno (el que habría apoyado la anterior iniciativa de izquierdas) repetiría firma y eso no sería legal.

Onofre Miralles planteó el lunes que, en tal caso, ese concejal de Vox aliado de la izquierda en un primero momento (no concretó quién sería), tendría que dimitir para ceder su acta de concejal a otro miembro de la lista electoral del partido que sí tendría las manos libres para suscribir otro cambio de gobierno. Pero todo esto podría haberlo dicho el portavoz de Vox de forma "metafórica".

En otra metáfora propia de Halloween (la fecha podría ser una señal), Miralles confesó el lunes pasado que en junio él pensaba que votar a PP y Cs era elegir "susto" frente la opción de la "muerte" que representaba Paco Cuenca. Y ahora cree que es al revés.

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