"Nos tendrían olvidados si no fuera por la pandemia": la carta del médico granadino fallecido por coronavirus a Pablo Motos

El 22 de abril quedará para siempre marcado en la memoria de los granadinos como un día negro: fallecía el primer médico por coronavirus en la ciudad. José Manuel Fernández Cuesta tenía 61 años y trabajaba como médico de familia del Servicio de Urgencias de Atención Primaria en el centro de salud de Gran Capitán. Su familia, amigos y compañeros lo recuerdan como "una buena persona" y un "excelente profesional". Hace una semana, sus seres queridos solicitaban el cambio de nombre del centro de salud de Gran Capitán en homenaje a este luchador incansable con vocación de ayudar a los demás. La petición en Change va camino de las 1.500 firmas necesarias para seguir adelante con el proceso.

José Manuel luchó contra la enfermedad durante más de dos semanas en el hospital Virgen de las Nieves. Días antes de ser ingresado, el doctor envió una carta a Pablo Motos donde denunciaba "los peligros y desgastes que dufren (los sanitarios) diariamente, de forma silenciosa y durante muchos años". "En su programa del 26 de marzo, con relación al coronavirus, usted hacía referencia al esfuerzo de y la exposición del sector sanitario y de otros profesionales. ¿Cómo se lo podrá agradecer la sociedad alguna vez?", le escribió amablemente al presentador de El Hormiguero.

En la misiva, remitida a la dirección de la productora del famoso programa, el profesional contaba su día a día como médico de familia del Servicio de Urgencias de Atención Primaria. "Soy médico, tengo 61 años y trabajo en un servicio de urgencias extrahospitalario de Granada capital; desarrollo mi labor tanto en un punto de urgencias como en el exterior, mediante ambulancia. Trabajo desde las 15:00 hasta a las 8:00 del día siguiente. Otros compañeros trabajan hasta 24 horas seguidas", explicó en el escrito.

La importancia de los servicios de urgencias

Con la pandemia del coronavirus, según el medico, "todos los sanitarios vivimos un mayor riesgo en nuestro profesión". "Especialmente los colegas intensivistas de los hospitales, así como quienes trabajan en los servicios de urgencias hospitalarias y extrahospitalarias, ya que atendemos directamente a estos pacientes y por nuestras manos pasan antes de llegar a aquellas unidades, tanto en nuestros servicios como en los domicilios de los usuarios", reconoció.

"Si no fuera por esta pandemia, la ciudadanía y nuestros gobernantes nos tendrían olvidados. No eran conscientes de nuestra existencia cuando estamos ahí todos los días con un trabajo cuyas características y desgaste personal le detallo en dos escritos adjuntos", reprochó en la carta enviada días antes de ser hospitalizado en el Virgen de las Nieves. José Manuel se refería a dos documentos, aún sin publicar por los medios, que en abril del año pasado y en enero de este año trasladó al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, "solicitando ese reconocimiento y compensación que seguro merecemos (desde hace años se persigue algún reconocimiento)". "También pedimos su ayuda a los sindicatos, grupos políticos, organización médica colegial y sociedad de urgencia). Le puedo concretar los destinatarios con quienes compartimos dichos escritos. Ninguna ha respondido", reconoció.

El sanitario no dudó en señalar lo más importante en estas circunstancias: "Ahora sólo es momento de centrarse en la atención de pacientes. Cuando pase esta crisis y el foco mediático se centre en otros temas, comprobaremos los verdaderos aplausos y a gratitud de nuestros gobernantes hacia los sanitarios y el personal de urgencias". "Se podrá agradecer a estas personas las exposiciones, peligros y desgastes que sufren diaramente, de forma silenciosa y durante muchos años", denunció en el documento donde le trasladó a Motos "esta realidad por si llegado el momento cree usted oportuno echarnos una mano sacando el tema a la luz pública". "Quedaremos muy agradecidos", se despidió.