Del ruido al tiempo de silencio: la potencia acústica baja hasta un 2.000% en Granada

Capital

La disminución del caudal de tráfico a la mitad en la Circunvalación representa una caída sonora importante

En cifras, el descenso en decibelios se mueve entre 10 y 15 puntos en las calles más concurridas de la ciudad

Un calle Recogidas inédita / Antonio L. Juárez / Photographerssports
Enrique Abuín

Granada, 21 de abril 2020 - 05:32

Granada está más delicada que la calle de la Colcha. No se escucha ni un alma por las calles y la Circunvalación se ha puesto sordina. Se ha pasado del bullicio habitual al tiempo de silencio. Salvo a las ocho de la tarde, la hora de los aplausos, cuando el del medidor de sonido pega un respingo y alerta con el pico de que la ciudad no se ha callado del todo. Este año no hubo luces ni procesión del Silencio en la madrugada del Jueves Santo, pero la cofradía es la de los vecinos de la capital más de un mes metidos en sus casas. En estos días en los que se menta constantemente la mejora de la calidad del aire se olvida que otra contaminación, la acústica, también se ha reducido a menos de la mitad fruto del confinamiento impuesto por la crisis del coronavirus. Un aviso más, aunque también circunstancial, sobre la necesidad de suavizar modos de vida entre toda la ciudadanía.

Esta evidencia del descenso del ruido la ha experimentado toda la ciudad. Pero, esta cuestión sometida al estudio científico de la física y los números objetivos da idea de la magnitud de este cambio que, como Granada, han vivido a su manera todos los lugares en cuarentena. Jerónimo Vida, profesor de Física Aplicada de la Universidad de Granada y colaborador habitual del Ayuntamiento en mapas del rudo y estudios que tienen que ver con el sonido, saca tiempo de su actividad frenética para analizar con datos y hojas de cálculo que la potencia acústica –conjunto de todas las fuentes en un espacio– se ha reducido en algunos lugares hasta un 2.000%, con un descenso enorme de entre 10 y 15 decibelios.

A este experto el momento actual no da un respiro entre clases virtuales y asuntos universitarios, reuniones con los grupos de trabajo de Medio Ambiente y Turismo del Ayuntamiento y gestiones para traer de vuelta a su hijo desde Chile, donde estudia Biología Marina con una beca de movilidad de la UGR. No obstante, la videollamada es el método para seguir conectado a todo y detallar a este periódico que tanto en la autovía como en los principales puntos de la ciudad los efectos del coronavirus se están notando y mucho. En forma de menos decibelios.

Pero empieza la conversación matizando dos cuestiones. "Granada es una ciudad que tiene un problema de ruido evidentemente, pero no más que otras ciudades parecidas o de la misma tipología", asegura recalcando que la gravedad del asunto es similar a la de una ciudad con población y actividad parecida. Es decir, todo en su contexto. Asimismo, asegura que en los últimos días años se han producido notables mejoras –probadas en las diferencias de los mapas del ruido de 2008 y 2016– y advierte de que se trata de una cuestión a tratar entre todos.

Una de las principales calles comerciales, sin un ruido / Antonio L. Juárez / PhotographersSports

"El problema se está gestionando adecuadamente desde el Ayuntamiento, pero es que además con el ruido pasa como con el aire, lo hacemos todos y cada cual tiene su protagonismo", dice en relación a la responsabilidad ciudadana que debe imperar en todos los procesos y en la unidad que debe existir respecto a algo tan importante como el desarrollo sostenible. Igual que las instituciones son responsables de que un mejor transporte público quite coches de la carretera y eso derive en una mejora ambiental de la calidad del aire y de la acústica.

Tras estos dos toques de atención, Vida detalla la disminución actual del ruido que, por ejemplo, en la Circunvalación está siendo del 50% o más en base al análisis de cómo han bajado los caudales de tráfico y, por ende, de vehículos pesados. Algo que visto en promedio de decibelios no llama tanto al ser por ejemplo un descenso de tres decibelios, pero que visto logarítmicamente es impactante. En la curvas se ven las barrigas de marzo y abril como consecuencia del freno de la actividad económica que ha reducido los coches a la mitad en la Circunvalación. De los 75 decibelios habituales en horas puntas se ha bajado a los 72. "Tres decibelios aunque numéricamente sean algo pequeño, acústicamente significa mucho, muchísimo", apunta el profesor de Física Aplicada especializado en asignatura como Acústica Ambiental.

El caudal de tráfico se ha reducido a la mitad en la Circunvalación / Antonio L. Juárez / PhotographersSports

De la carretera al paisaje urbano, donde la media señala que la reducción en Granada –como en otras ciudades– la disminución por horas puede estar entre los 10 y los 15 decibelios, lo que supone una disminución del 2.000% de la potencia acústica, o lo que es lo mismo es 29 veces menos el ruido que conforma la conjunción de todos los sonidos que crean a la vez el que va hablando fuerte con el móvil, el autobús, el taxi, el coche que arranca, la charla, etc... Entendiendo siempre los valores siempre como promediados no instantáneos.

Celebración del ascenso en la Plaza del Carmen / Alex Camara

Así, por ejemplo en el centro de la ciudad, entre la Plaza del Carmen y Puerta Real, los valores que marcan los sonómetros están entre los 60 y 65 decibelios en tramos normales de actividad llegando a alcanzar valores excepcionales como los 97 decibelios del 5 de junio cuando la afición del Granada CF celebró el ascenso –un avión despegando– o los 80 decibelios que puede alcanzar una manifestación multitudinaria. En la actualidad, el cierre de bares, negocios y actividad marca que de los 65 decibelios han caído entre 10 y 15 puntos en zonas concurridas.

El problema del PTS, un sitio 'protegido' pero muy expuesto

PTS de Granada. / Carlos Gil

Según el profesor de Física Aplicada de la UGR uno de los mayores problemas de contaminación acústica en Granada se encuentra actualmente en la zona del PTS donde se da un caso paradójico al ser terreno docente y sanitario.

"La zona más protegida legalmente es la zona más expuesta", asegura Jerónimo Vida en relación a los embotellamientos de tráfico y el caudal de vehículos en "esta zona tan complicada" donde está hecho el mapa de ruidos y el diagnóstico pero hace falta intervenir con el problema de que las barreras acústicas que habría que poner no dependen del Ayuntamiento, sino que parte de la Circunvalación (dirección Madrid) pertenece al Gobierno y la otra mitad (dirección Sierra Nevada) a la Junta. Aunque ni las barreras solucionarían del todo el problema. "En eso estamos", enfatiza.

Un cambio importante a la hora de estudiar la acústica

Granada está siendo puntera en un nuevo paradigma a la hora de estudiar y clasificar el ambiente acústico. "Hace ya tiempo que venimos trabajando en un cambio al investigar el sonido como recurso", señala Jerónimo Vida en referencia a la lucha contra la contaminación acústica.

"Estábamos luchando en bajar decibelios, pero que la gente esté bien no es solo cuestión de decibelios, sino de los decibelios adecuados". O sea, delimitar en el paisaje sonoro los ambiente acústico positivos y negativos a través de un nuevo método de investigación multidisciplinar que conlleve una percepción con varios factores.

"No es un tema de frecuencias sino de qué fuentes lo generan y como se culminan", asegura el experto sobre este método similar al 3D que en el futuro dará resultados esclarecedores en este terreno.

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