La segunda ola de coronavirus mata a 587 granadinos en un otoño negro que pasará a la historia

Nueve de cada diez casos de coronavirus en Granada se han registrado desde septiembre

Los sanitarios ya dan por hecho que habrá una tercera secuela después de Navidad y ruegan responsabilidad a la población para que no sea la aún peor

La segunda ola de coronavirus en Granada ha dejado casi 600 muertes

La historia de las peores catástrofes vividas en Granada señalará en negrita el año 2020, pero sobre todo sus últimos meses. El otoño de la llamada segunda ola de coronavirus ha sido muy negro: 587 muertos, 2.588 personas hospitalizadas, 181 en UCI y 40.264 granadinos infectados, que son el 90% de todos los casos registrados a lo largo de toda la pandemia en la provincia, desde marzo de este año.

La segunda parte de este drama ha sido mucho más fatídica y demoledora que la primera en Granada, y aún no ha terminado. Es más, durante los últimos días las cifras de muertes están siendo más elevadas que al inicio del otoño, porque es la consecuencia tardía de aquella avalancha de de contagios de finales de octubre y principios de noviembre.

Si se toman en cuenta (para acotar la segunda ola) los datos de la pandemia desde septiembre hasta la fecha, es muy llamativo el número de contagios: 40.264. Desde marzo hasta el 31 de agosto los casos registrados en Granada fueron solo 4.253. La diferencia es abrumadora, porque los positivos de otoño son 9 de cada 10 de toda la pandemia.

La explicación a priori sería que no se pueden comparar las cifras con las de la primera oleada porque entonces apenas se hacían pruebas que permitieran confirmar los casos y ser trasladados a las estadísticas oficiales. Además, en estos meses se han incorporado a las pruebas diagnósticas los test de antígeno, que complementan a las PCR.

Pero esta teoría puede justificar la enorme diferencia solo en parte. Hay otros datos, los de personas hospitalizadas, casos graves de la enfermedad y fallecidos, que sí se pueden comparar entre una oleada y otra. Y ahí el otoño ha superado todos los récords.

Ya en octubre los hospitales de la provincia dieron la voz de alarma porque estaban llegando al pico máximo de ocupación que tuvieron durante la primera oleada (poco más de medio millar de ingresados a la vez) y los contagios seguían creciendo a un ritmo alarmante, así que era de prever lo que finalmente ha ocurrido, que los centros asistenciales se han visto desbordados, con una ocupación que ha duplicado la de primavera y con casi todas sus instalaciones dedicadas casi en exclusiva al Covid-19. Ha llegado a haber alrededor de 900 personas con coronavirus hospitalizadas el mismo día.

Los datos demuestran que la gran expansión del virus en Granada se produjo desde principios de octubre, con la llegada de jóvenes universitarios a la ciudad, pero también con la afluencia turística, las salidas y el ocio del puente festivo del Pilar (12 de octubre). Dieron la vuelta a España imágenes de la calle Ganivet y su entorno llenas de gente más allá de la media noche.

Estado de la calle Angel Ganivet de Granada, este domingo / Jesus Jimenez - photographerssports

En menos de dos semanas después de aquellos días, los contagios ya se contaban por encima del millar diario, una situación que puso a Granada en el mapa de Europa como punto negro. Las restricciones tardaron en llegar, porque el Gobierno andaluz fue probando a dar pequeños y parciales pasos, como la suspensión de las clases presenciales en la Universidad. Hasta que la situación más crítica no se generalizó en gran parte de la Comunidad autónoma y el Gobierno español no dio cobertura legal (con el estado de alarma) a otras medidas más drásticas, pasaron muchos días sin ese confinamiento que temían comerciantes y hosteleros, y reclamaban los agotados sanitarios.

La situación no se considera todavía controlada (quedan 365 personas ingresadas en los hospitales y aún se produce más de un centenar de contagios diarios), pero los responsables sanitarios ya temen y se preparan para la tercera ola. Hacen llamamientos a la población para que aprendan del gran error de estos últimos meses, cuando se pensó que lo peor de la pandemia ya habría pasado en primavera, y moderen las lógicas ansias de expansión durante los días de Navidad. De esto va a depender que el invierno de 2021 llegue a ser aún más crudo.

"Afrontamos el control de la segunda ola con cierto escepticismo. Seguro que se relajarán las restricciones y esto supondrá otra oleada en enero que esperemos sea menos intensa que la segunda", explica Manuel Menduiña, médico internista del Hospital Virgen de las Nieves de Granada.

Los sanitarios tratan de recobrar estos días algo de la actividad normal de sus agendas y consultas, porque no todo en coronavirus en la sanidad, pero lo hacen con la frustración de afrontar todavía un reguero de muertes diarias. "Día a día lo más penoso es el número de fallecidos, que es un drama para muchas familias, un hueco para mucha gente que no va a estar estas Navidades con su familia", explica Menduiña.

Este mismo médico ya advirtió en mayo pasado, en una entrevista con este medio, de la importancia de no confiarse y dar por terminada la pandemia. Explicaba que entonces comenzaba una nueva oportunidad de poner los medios para controlar el virus, tanto desde el sistema sanitario como por parte de la población. Pero la realidad ha demostrado que no hubo tal contención y que la secuela ha sido mucho peor.

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