Agricultura

La tensión se desborda con seis detenidos en las protestas del campo en Granada

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La segunda jornada de protestas de los agricultores españoles por la crisis del campo, y que se ha extendido desde Europa, tuvo ayer en Granada el corazón de las manifestaciones. Seis personas fueron detenidas por la Guardia Civil en Santa Fe, dos de ellas en un primer momento por delito de atentado a la autoridad, y las cuatro restantes más tarde, uno de ellos casi seis horas después, por desobediencia y resistencia a la autoridad, cuando todos ellos, acompañados de más de un centenar de manifestantes, trataron de cortar la autovía A-92 a la altura de El Jau, en sentido Málaga justo en la salida hacia el Aeropuerto, sin conseguirlo aunque sí lograron perturbar el tráfico unos minutos. A última hora de la tarde, cinco de ellos fueron puestos en libertad y uno pasará a disposición judicial.

Fue la culminación de una mañana de alta tensión, de calma chicha desde primera hora que aumentó con el paso de las horas, y que se desbordó pasado el mediodía con el intento de asalto a la carretera y donde los agentes del Instituto Armado se vieron obligados a utilizar la fuerza para evitar el corte de la autovía, que no estaba autorizado, como los del día anterior. El balance final ofrecido por la Subdelegación del Gobierno en Granada es de 42 infracciones de tráfico y los seis detenidos ya citados.

Los manifestantes volvieron a organizarse a través, sobre todo, de grupos de WhatsApp para continuar con las protestas del martes. Sin embargo, la situación no era la misma. Desde primeras horas de la mañana, los convocantes se reunieron en Vegas del Genil, en las proximidades del Puente de los Vados, y sobre todo en Santa Fe, en la salida hacia la A-385 hacia La Malahá. También hubo puntos de reunión en la zona Norte de la provincia, en concreto en Puebla de Don Fadrique, con un corte en la A-330 que quedó disuelto antes de las diez de la mañana. En total, según cifras oficiales, han participados 600 personas y un centenar de tractores.

El punto neurálgico de la protesta estuvo en Santa Fe. Eso sí, con mucha menos presencia de agricultores que en la jornada anterior. Muchos de ellos optaron este miércoles por no secundar las tractoradas y trabajar en sus explotaciones ante la previsión de lluvia para los próximos días, y la preparación de los campos para asumirla, explicaban los presentes. La situación empezó a tensarse desde el primer momento. En el punto de encuentro hasta una decena de patrullas de la Guardia Civil impidió a los agricultores circular con sus tractores por la autovía, denunciando estos estar "secuestrados": solo se les permitía salir de uno a uno cada quince minutos y previa identificación. Ninguno se movió. A falta de cabecillas (muchos de los manifestantes hacían hincapié en que no pertenecían a ninguna asociación agraria), la protesta fue muy anárquica y se convirtió en un juego del gato y del ratón. Varios de los agricultores, tras firmar un documento en el que comprometían a pagar las posibles multas derivadas de la protesta entre todos, empezaron a jugar al despiste con los agentes.

En el primer amago de asalto a la autovía se caminaron unos metros hacia el aeropuerto, en el segundo usaron la excusa de ir a desayunar a Santa Fe. Reforzados por algunos compañeros de la concentración de Purchil, Moraleda de Zafayona, Huétor Tájar e incluso Alcalá la Real, la tensión creció. La Guardia Civil aumentó su presencia con la llegada de quince efectivos del Grupo Lince de operaciones especiales, que se sumaron a los cuarenta agentes ya presentes y a una cantidad indeterminada de miembros de paisano. A gritos de "¡ahora!" algunos de los manifestantes tensaban más la situación, hasta el punto que uno de ellos sacó de su vehículo particular un bate de béisbol de metal que fue intervenido. El hombre fue identificado por los agentes y posteriormente fue uno de los detenidos por el intento de invasión de la autovía.

Sobre las doce y media del mediodía se iniciaron las hostilidades. Primero un grupo de una veintena de manifestantes trató de cortar la vía de enlace de la A-92 con la A-92G aprovechando que es de un solo carril y, por tanto, más estrecho, pero los agentes lograron pararlo. Pero lejos de detenerse, siguieron llegando a cruzar la autovía por el paso peatonal elevado hacia El Jau, tomando el camino de servicio contiguo al enlace hacia el Aeropuerto, viviéndose momentos de peligro cuando algunos guardias cruzaron la autovía a la carrera sin cortar el tráfico. Este fue el lugar de los incidentes.

Armados con ramas gruesas y objetos encontrados en escombreras, uno de los manifestantes, tras varios intentos, saltó la quitamiedos usando un somier, lo que obligó a actuar con fuerza a los agentes, que encontraron la oposición de varios manifestantes. Hasta una decena de efectivos actuaron para reducirle. El hombre fue detenido y cuando era introducido en el interior del coche policial, otro manifestante fue arrestado al saltar la valla. El alboroto llevó a algunos de los agricultores a aprovechar la confusión para tratar de nuevo de cortar la A-92, pero fueron repelidos por la Benemérita. El Grupo Lince llegó para tomar posiciones y bloquearon varios minutos el acceso al aeropuerto.

En su retirada, algunos manifestantes hicieron política de ‘tierra quemada’ y prendieron fuego a una pequeño cañaveral seco en un talud de la autovía y a varios muebles abandonados, creando una densa nube negra. "Esto no lo podemos hacer, porque llega una criatura con un coche y no ve y se estrella. Esto no", decía uno de los agricultores que posteriormente fue detenido también en presencia de su hijo mayor, también manifestante, y su esposa.

Los incidentes calmaron finalmente los ánimos, pero no la rabia. Resignados, muchos de los manifestantes volvieron al punto de partida en Santa Fe. No les dejaban salir los agentes. "No podemos meternos en carretera y tengo que ir hasta Belicena", comentaba uno de ellos. Todo se había aplacado tanto que ni siquiera sabían si hoy mismo seguirían con las protestas como tenían previsto. Las ganas y el WhatsApp decidirán. Y la lluvia también. Para una vez que cae...

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