Política

La vinculación de Teodoro García Egea con la provincia y el fin a una bicefalia de poder en el PP de Granada

  • Críticas internas al presidente provincial, Francisco Rodríguez, por ser apuesta del ya exsecretario general, quien además formó parte de las listas de Güéjar Sierra por su afinidad con el senador José Antonio Robles

  • Con la salida de Casado y García Egea, que fue quien negoció el fallido bipartito con Cs en la capital, se dice adiós a la división del partido en dos alas con poder (Junta y Génova)

Teodoro García Egea y el presidente del PP de Granada, Francisco Rodríguez.

Teodoro García Egea y el presidente del PP de Granada, Francisco Rodríguez. / G. H.

Si uno busca la palabra padrino en el diccionario, una de las definiciones que otorga la Real Academia de la lengua Española (RAE) es la de "persona que ampara y protege a otra, y que a veces emplea su poder para facilitarle la consecución de algo". Por eso, en política, uno tiene claro que si su padrino cae, la incertidumbre pasa a ser la tónica general para los tiempos venideros, tal y como está ocurriendo estos días en cierto ala de poder de un PP de Granada, el cual en breve dejará de tener una bicefalia de poder. Y es que la crisis nacional de los populares y la salida de quien hasta ahora era el número 2 -Teodoro García Egea- ha roto el esquema de juego para un presidente provincial -Francisco Rodríguez- que, precisamente, era, junto con el senador José Antonio Robles, el hombre (o ahijado) de Teo.

Hace tres años y medio, el PP hacía historia en Andalucía. Por primera vez un popular alcanzaba San Telmo en un momento en el que, precisamente, el partido no gozaba de una boyante situación ni a nivel provincial ni nacional. A escala granadina, el golpe del caso Nazarí que los dejó sin la Alcaldía aún pesaba; a nivel nacional, Pablo Casado y su escudero Teodoro García Egea trataban de deshacerse de los fantasmas del caso Gürtel que acabaron con Pedro Sánchez en el poder y la caída de Mariano Rajoy.

La llegada de Juanma Moreno a la presidencia andaluza era un golpe de efecto positivo para los populares, pese a que eso suponía que entonces el poder interno se dividía en dos grandes vertientes: por un lado, la andaluza y por otro, Génova. Quizá por eso la intrusión de Madrid a nivel provincial provocó que, tan solo unos meses después, el propio Teodoro García Egea cerrara las listas municipales de Güéjar Sierra, las cuales encabezó José Antonio Robles, hombre que al repetirse las elecciones generales dio un salto impulsado por Génova y se colocó como número 1 al senado por Granada.

Aquellos mayo y junio de 2019 el gran nombre que estaba sobre la mesa era el de García Egea. Él fue quien se encargó personalmente de gestionar -lo hizo con quien entonces estaban en filas de Cs y ahora con la actual crisis popular también queda desubicado tras pasarse al PP de Casado, Fran Hervías- aquel famoso pacto del bipartito de la capital cuyo resultado ya es de sobra conocido: el alcalde es socialista y el que entonces era líder del PP granadino, Sebastián Pérez, ya no es de la familia.

Con esos movimientos y con el delegado de la Junta en Granada, Pablo García, como presidente interino, llegó el siguiente movimiento: el de colocar a Francisco Rodríguez como hombre fuerte de la provincia con el fin de unificar la división gestada internamente por todo lo acontecido. Y sí, Rodríguez fue una apuesta de Teodoro García Egea, muy afín a José Antonio Robles -indirectamente también pujaba por la presidencia provincial, así que vio con buenos ojos este movimiento-, la cual no estuvo mal vista por el llamado sector de la Junta, encabezado por la consejera Marifrán Carazo, que situó como número dos en la provincia a uno de los suyos: Jorge Saavedra.

El inicio de las curvas y las polémicas

Así se llegó hasta el pasado 2021, cuando el fichaje del que fuera diputado granadino por Cs Fran Hervías casi coincidió con el revival de la crisis del 2+2 en la capital granadina, aquel regreso a la palestra del famoso pacto de caballeros que aseguraba Sebastián Pérez que había existido, pero que finalmente acabó con la ruptura del bipartito y con Paco Cuenca como alcalde. Eso sí, todo ello tras otra negociación dirigida por Teodoro García Egea que, al igual que en junio de 2019, dejó al PP totalmente desdibujado.

Tras el verano, vino la polémica de Motril con el señalamiento a la alcaldesa Luisa García Chamorro por el pago con dinero del partido de una multa, algo que investiga la Fiscalía la cual "ve indicios de malversación", y que ya salpicó a la actual dirigente provincial por cómo abordó este caso el partido -fuentes internas del PP aseguran que la gestión de este asunto ha provocado un cisma en las filas populares-. Y cuando todo empezaba a tratar de regenerarse, mientras se lidiaba con esta cuestión en la Costa y con las elecciones andaluzas a la vuelta de la esquina, el revés de la crisis nacional volvió dejar en fuera de juego al PP de Granada.

Imagen de archivo de Francisco Rodríguez durante un saludo con Pablo Casado, con la presencia de Luisa García Chamorro. Imagen de archivo de Francisco Rodríguez durante un saludo con Pablo Casado, con la presencia de Luisa García Chamorro.

Imagen de archivo de Francisco Rodríguez durante un saludo con Pablo Casado, con la presencia de Luisa García Chamorro. / G. H.

Tanto es así que el tuit de Francisco Rodríguez del pasado 17 de febrero, en el que mostraba su apoyo explícito a Casado y García Egea al mencionarlos en el mismo, así como su visita a Génova el pasado lunes para tratar de que el actual líder nacional siguiese al frente del partido han sentado como un jarro de agua fría en gran parte del seno interno del partido y los motivos son varios. En primer lugar, el presidente del PP-A y de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, había pedido neutralidad a los dirigentes andaluces -la comunidad autónoma está en año electoral- y en Granada, el segundo de abordo (Jorge Saavedra) lo cumplió, pero el primero (Francisco Rodríguez) no lo hizo con los dos movimientos anteriormente citados. 

En segundo lugar, su cambio de rumbo tan solo unas horas después del viaje a Madrid, una vez los dos diputados por Granada en el Congreso, Pablo Hispán y Carlos Rojas, habían abanderado el frente del grupo parlamentario contra Casado, al que pedían un congreso extraordinario, y contra Teodoro García Egea, al que directamente le pedían la dimisión, y después de que el PP-A hubiera mostrado su apoyo al dirigente gallego Alberto Núñez Feijóo, quien asumirá presumiblemente el partido a nivel nacional a partir de abril. Y es que el martes, Rodríguez volvía a tuitear pidiendo un congreso extraordinario, un movimiento con el que buscaba reubicarse para evitar un señalamiento público que, a nivel interno, sí que existe.

Si a todo ello, en tercer lugar, se suma que la sombra de ser el ahijado de Teo sigue sobre su figura, y en cuarto, que la herida por la polémica de Motril sigue abierta, no es extraño, tal y como aseguran fuentes del partido, que haya algunos militantes que incluso hayan comenzado a barajar la posibilidad de que Granada también celebre un congreso extraordinario en la sede granadina de Andrés Segovia. Si bien, tal y como aseguran voces del seno andaluz, aún es pronto para esto y hay que ir por orden: primero la nueva cúpula nacional y luego ya el resto, algo que, justamente, da a Rodríguez tiempo para tratar de resituarse (quién sabe qué hubiera pasado si Casado llega a dimitir en vez de aguantar hasta el congreso de abril).

Lo que sí está claro es que a partir de ese congreso extraordinario se acabó la bicefalia de poder en el PP de Granada, pues la era Feijóo trae la comunión entre Sevilla y Madrid, que se alinea en una misma fila. Así, aunque siga habiendo sectores discordantes a nivel interno en el PP granadino, solo el del eje Sevilla-Génova tendrá realmente peso de poder.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios