Paco López encuentra su once ideal en el Granada CF

Granada-Burgos La Pizarra

El técnico repite ante el Burgos jugadores de campo por tercera jornada consecutiva y el equipo responde usando un esquema distinto en cada tiempo

Carlos Neva controla el balón durante el partido / Photographerssports

Pese a jugar el Granada ante el Burgos su tercer partido en diez días, el técnico Paco López formó con los mismos futbolistas de campo que en los dos compromisos anteriores. No fue el mismo once porque ante el Alavés estaba sancionado Raúl Fernández y estuvo bajo palos Adri López, que dejó su sitio al cancerbero vasco el jueves en Málaga.

Este domingo, pese a haber pasado menos de 72 horas del choque de La Rosaleda, los mismos once, lo que es un signo inequívoco de que el preparador valenciano ha encontrado su alineación tipo, a la espera de ver lo que ocurre cuando vuelvan a estar disponibles hombres llamados a ser importantes como Raúl Torrente, Bodiger o Antonio Puertas, actualmente lesionados.

Paco López ubicó a los suyos en el 1-4-4-2 habitual. No es el dibujo con el que empezó su andadura en el banquillo rojiblanco, ya que la ausencia de centrocampista le hizo agarrarse a otras alternativas al principio, pero sí el usado en los encuentros anteriores y con el que ha encontrado la mejor versión de los suyos.

El Burgos, por su parte, salió con el dibujo que tan buen resultado le está dando esta campaña hasta convertirlo en el equipo revelación. De hecho, y pese a contar con uno de los presupuestos más limitados de la categoría, aterrizaron los castellanoleoneses en el Nuevo Los Cármenes en puestos de ascenso directo a Primera.

El técnico Julián Calero mostró desde el inicio sobre el verde su apuesta por el 1-4-1-4-1, con Atienza como pivote defensivo que en muchas ocasiones se incrustaba entre los centrales y Artola como referencia ofensiva, escoltado en las bandas por Bermejo y Juan Hernández.

El bloque medio-bajo del Burgos causó problemas en el ataque del Granada, al que le faltó algo de velocidad a la hora de mover la pelota para encontrar los pocos espacios que dejaba la zaga visitante. También que alguno de los centros metidos en el área, sobre todo desde la izquierda por un Carlos Neva que fue quien más claridad tuvo para encontrar el camino, hubiese sido más peligroso.

Además, tampoco se podía ir arriba el equipo con demasiada alegría ni efectivos, renunciando casi siempre los centrales a romper líneas conduciendo el balón desde atrás, porque los de blanco eran muy veloces a la contra.

De hecho, el partido seguía el guion que querían los de Calero, con Juan Hernández marrando varias opciones ante un inspirado Raúl Fernández. Eso sí, hasta el minuto 41, que fue cuando el Granada se agarró a la calidad individual llamada a romper partidos, para anotar el 1-0 en una buena internada de Callejón y un chut certero de Uzuni para sorprender a Caro.

Las sustituciones

El inicio del segundo tiempo trajo al choque un doble cambio en el Granada, uno de jugador y otro de sistema. Se quedó en el vestuario Meseguer, que había alcanzado renqueante el descanso, y entró Víctor Díaz, que ya había estado calentando en la primera parte.

Esto provocó que mutara el Granada a un 1-4-1-4-1, con el capitán como pivote defensivo, Melendo y Petrovic como interiores, Uzuni partiendo desde la izquierda y Callejón desde la derecha, con Jorge Molina arriba.

Detrás de esta mutación seguramente estaban las diferencias entre las condiciones de Meseguer y las de Víctor Díaz, y también el intento de hacer más daño a un Burgos que dio un paso adelante tras el descanso y se mostró mucho más protagonista con el balón.

Poco antes de la hora llegó el segundo cambio al entrar Alberto Perea, que se colocó en la izquierda, por Jorge Molina, lo que llevó a Uzuni a la punta del ataque. Buscaba Paco López aprovechar la velocidad del albanés con una defensa burgalesa cada vez más adelantada y tener más posesión de balón con el ex jugador de Cádiz en el campo.

El equipo no era capaz de mantener la posesión del balón ni tampoco de crear ocasiones, aunque tampoco pasaba apuros para contener a un Burgos muy distinto respecto al del primer tiempo y con Calero metiendo uno tras otro jugadores de refresco de mitad de campo hacia arriba.

A falta de un cuarto de hora para el final entraron al partido Alberto Soro y Quini para tratar de refrescar un once que se veía fatigado, saliendo del campo Melendo y Callejón. Paco López recompuso a los suyos, con el mismo esquema, metiendo al maño de interior y avanzando Ricard al extremo para dejar a Quini el lateral.

Tanto Soro como Perea dieron un paso adelante en los últimos minutos, en los que pudo llegar el 2-0, teniendo el balón, que era para lo que habían entrado. No obstante, lo más importante fue que el Burgos era incapaz de crear ocasiones ante el buen orden defensivo del Granada. Tan bueno que no agotó el preparador el quinto y último cambio al que tenía opción.

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