El Granada CF tocó fondo en Oviedo, donde perdió por 1-0, y la figura del técnico Aitor Karanka queda más entredicho que nunca tras una derrota tan incomprensible como inadmisible.

No sirvió de nada a los rojiblancos jugar desde el minuto 39 del primer tiempo con un futbolista más sobre el campo por la expulsión de Acebes. Tampoco afrontar esta ventaja con casi todos los ‘jugones’ de la plantilla en el terreno de juego: Meseguer, Melendo reconvertido en medio centro, Perea, Callejón…

Ni con los once del inicio, en el que hubo varios cambios respecto al anterior choque, ni con los refrescos del banco fue capaz el Granada de crear peligro. Sólo un chut al palo de Callejón hizo temblar la fortaleza local. Y para usted de contar.

Más de 300 minutos sin marcar, más de 700 sin hacerlo a domicilio. Ni marca ni lo merece, Y, para colmo, un gol de Sergi Enrich de tacón en el tramo final del duelo para evitar el tercer 0-0 seguido.  

El primer tiempo tuvo tres partes muy bien diferenciadas: desde el inicio hasta la lesión de Bodiger, desde entonces hasta la expulsión de Acebes y de ahí al descanso, que llegó tras un periodo inicial de 52 minutos.

El inicio de encuentro, como le suele ocurrir al Granada como visitante, no fue bueno. El Oviedo demostró tener los planes muy claros: evitar pérdidas en campo propio, verticalidad para buscar casi siempre a Obeng y Borja Bastón arriba y, sobre todo, tratar de que no pasara nada en el choque.

Lo primero que ocurrió fue una fea entrada de Montoro a Meseguer antes del tercer minuto de juego. El ex rojiblanco se marchó sin tarjeta cuando era falta de cartulina naranja. Parones, ritmo lento e incapacidad rojiblanca para mandar en el duelo.

Pudo ser peor porque antes del cuarto de hora dispusieron los locales de una clarísima ocasión para marcar. Como no, fue a balón parado. Antes, Obeng ya había asustado tras un mal despeje de Víctor Díaz en la acción que acabó en el citado saque de esquina.

Fue incapaz en varias ocasiones el Granada de despejar la bola y, tras varios testarazos locales en el área, David Costas mandó su cabezazo a bocajarro al larguero. El balón, de forma milagrosa, no acabó en gol y terminó en las manos de Raúl Fernández.

Bodiger se lesionó en el minuto 22, cuando todavía no estaba claro el rumbo que quería tomar el partido. Con Petrovic y Sergio Ruiz en Granada, también con problemas físicos, Karanka decidió que el encargado de formar el doble pivote con Meseguer tenía que ser Melendo, unn media punta.

Poco a poco, pese a los problemas para construir juego y sacudirse la pegajosa presión local, el Granada empezó a mandar, aunque le costaba un mundo acercarse al área ovetense. Sólo se registraba en la hoja de servicio un tempranero chut de Meseguer, tan lejano como desviado.

Cambio de plan

Se entonaron los rojiblancos cuando se empezaron a encontrar Meseguer, Melendo y Alberto Perea, con Callejón y Jorge Molina entendiéndose bien con sus movimientos. El motrileño cabeceó flojo, el veterano punta remató mal desde lejos y, en el minuto 39, ambos combinaron para dejar al Oviedo con diez.

Acebes era el último defensor cuando cortó la ocasión manifiesta de gol del Granada derribando a Callejón que corría con ventaja a cazar la bola al espacio de Jorge Molina. El VAR revisó por su había fuera de juego de Callejón en el arranque del desmarque. Por milímetros estaba en posición correcta y el Oviedo se quedó en inferioridad.

La jugada estuvo a punto de ser completa para el Granada, pero el sensacional lanzamiento de falta de Callejón se topó con el palo de la meta de Braat tras sortear la madera. Rubio tampoco acertó en el rechace.

Desde la vuelta de vestuarios se vio que el segundo tiempo iba a ser un monólogo del Granada. El Oviedo se replegó en torno a su área ante un equipo rojiblanco cuyo único objetivo era encontrar espacios para penetrar.

Como no los hallaba, lo intentaron desde lejos tanto Rubio como Alberto Perea con sendos tiros que hicieron trabajar a Braat.

Ante los problemas visitantes para crear peligro, pese a estar con un jugador más, Karanka trató de mover el árbol a la hora de juego con la entrada de Antonio Puertas y de Uzuni. Salieron del campo Bryan, bien tapado por la zaga y menos desequilibrante que otros días, y Callejón.

No sirvieron para nada las sustituciones ante la preocupante incapacidad rojiblanca para meterle mano a un firme Oviedo que hasta se atrevía de vez en cuando a irse hacia arriba. Pese a que Carlos Neva y Ricard eran más extremos que laterales y muchos rojiblancos cargaban el área y sus alrededores, el Oviedo no pasaba apuros.

El mazazo

Le pegó Antonio Puertas desde lejos y el balón tampoco fue entre los tres palos. Volvió a chutar, esta vez ya dentro del área, y acabó el balón en córner. Braat salvó a los suyos en el minuto 74 ante el intento, esta vez, de Alberto Perea.

A falta de un cuarto de hora para el final llegó la última apuesta de Karanka: Matías Arezo y Jonathan Silva por Alberto Perea y Carlos Neva.

Como todo lo que va mal puede ir peor, Sergi Enrich reventó las ilusiones rojiblancas en el minuto 80. Jonathan Silva se cayó en la frontal del área el lugar de despejar el balón, Sergi Enrich y Lucas combinaron a la perfección y el veterano atacante marcó de tacón el 1-0. Ver para creer.

El gol hundió el Granada. No creaba peligro cuando tocaba y hasta el final trató de hacerlo colgando balones al área, más aún tras meter arriba a Rubio para acompañar a Jorge Molina y Matías Arezo. El problema es que el Oviedo está como pez en el agua metido atrás y despejando balones.

Hasta el final hubo tiros lejanos fuera de Víctor Díaz, Antonio Puertas y Ricard, y también un centro-chut del propio Ricard que casi acaba en gol. Un pobre bagaje ofensivo, como el de todo el partido, para el Granada.