Europa se rinde al Granada CF

La ilusión arrancó en una desconocida localidad de Albania. En Durres, una ciudad con habitantes afables y un bonito paseo marítimo con palmeras, el Granada CF inició su primera andadura por Europa. Aquel partido se disputó en septiembre y fue catalogado como el partido más importante de la historia del club nazarí. Una aventura que, sin embargo, fue el inicio de una trayectoria impresionante por el Viejo Continente. Atrás quedaron conjuntos como el Teuta, Lokomotive de Tbilisi, Malmö, PSV Eindhoven, PAOK de Salónica, Omonia de Nicosia, Nápoles y, finalmente, el Molde. Un tanto de Soldado en Budapest, cuando peor estaba el conjunto de Diego Martínez, metió a los rojiblancos en los cuartos de final donde se medirán a rivales nunca jamás soñados. Son 268 los equipos que han competido en la Europa League y el Granada CF será uno de los ocho que entrarán en el sorteo de Nyon. Con eso se dice todo.

Y lo hicieron fiel a su estilo. Con personalidad pero también sufriendo y con capacidad para reponerse de duros golpes tras un tanto en propia puerta o una mala segunda mitad. Se perdió (2-1), sí, pero eso ya no importa. Lo trascendente es que el tanto del delantero valenciano, que se escuchó por toda la ciudad, agranda la leyenda de un equipo que supo hacer su partido y esperó su momento para asestar el golpe definitivo.

Buen arranque

Los rojiblancos sabían que si marcaban un tanto en el Puskas Arena la eliminatoria sería muy difícil que se escapase. De ahí que desde el inicio fueran a por ese gol, presionando muy arriba e incomodando a un conjunto que no es que tenga mucha calidad en su centro del campo ni atrás. Así llegó una de las mejores ocasiones de gol de todo el choque. Fue tras un pase interior de Jorge Molina a Kenedy que el carioca no supo definir con todo a su favor.

Un primer susto que tuvo respuesta un minuto después (5’) fruto de una buena combinación por dentro con Eikrem y Hestad, que terminó con un pase en el área a Ulland Andersen que ante Rui Silva disparó por encima del larguero. Arrancó el choque con mucho dinamismo pero al Granada CF no le convenía ese partido. Interesaba más controlar el ritmo, mover al rival e ir percutiendo con paciencia.

En esa faceta destacaron Ángel Montoro y Gonalons en la medular y Robert Kenedy en ataque. El brasileño fue un incordio, una pesadilla para el cuadro de Erling Moe con sus conducciones, sus diagonales y profundidad. La presión alta permitía recuperar con mucha facilidad en zonas peligrosas pero costó rematar en las áreas. De hecho, Montoro lo intentó desde la media luna y hasta un minuto antes del receso no se volvió a intentar.

El choque estaba siendo controlado pero una jugada aislada llevó las dudas a los de Diego Martínez. Una acción de mala suerte que tuvo a Jesús Vallejo como gran protagonista. El defensor maño, que actuó de lateral derecho, quiso despejar un centro desde la derecha de Andersen con tan mala fortuna que el cuero no sólo no lo logró despejar sino que dio en su rodilla izquierda y se alojó en la portería nazarí (29’). Tres minutos después, Hestad pudo igualar la eliminatoria tras una jugada embarullada en el área pero su tímido intento, con todo a favor desde el flanco izquierdo, lo despejó Rui Silva.

Calma

Desde el banquillo se pedía tranquilidad y se tuvo. El Molde ya no volvió a llegar más a las inmediaciones del arco visitante mientras que Kenedy siguió a lo suyo. El extremo, que ha sido padre esta semana pero que no se quiso perder la cita, pudo igualar la contienda un minuto antes del descanso, pero su chut con la zurda se marchó demasiado cruzado. Habría sido un gran premio para su enorme encuentro.

El paso por vestuarios no le sentó especialmente bien a los granadinistas. Desde el arranque del segundo acto, el Molde comenzó a dominar y a poner cerco a la portería de Rui Silva. Las internadas del joven Pedersen por la derecha comenzaron a hacer mucho daño y las llegadas fueron constantes. El cuero duraba muy poco y a base de un mayor empuje, los de Erling Moe querían asustar a su rival. Jugaban ‘en casa’ y estaban obligados a ir con todo al ataque. Los intentos de Ulland Andersen, en dos ocasiones, Sigurdarsson o Aursnes pusieron el corazón en un puño a más de un seguidor granadino en sus casas.

La sentencia

Sin embargo, y pese a apenas llegar al área de Linde, se supo tener calma. Un gol cambiaba todo porque la renta era suficiente para no perder los nervios. Algo que parece que Rui Silva no tiene, pues salvó a su equipo en el 66’ del empate de la serie en un mano a mano con Fofana. El luso volvió a demostrar que cuando tiene que aparecer lo hace para marcar la diferencia. Lo hizo y desde entonces, el choque cambió. Yangel avisó en una gran jugada de estrategia pero fue Soldado el que hizo explotar de alegría el banquillo del Puskas Arena y media Granada. El valenciano remató como mandan los cánones un centro desde la izquierda del centrocampista venezolano para finiquitar la eliminatoria.

Lo que pasó después del tanto del ‘9’ fue intrascendente. Incluso el penalti que cometió Eteki que materializó Hestad en el 90’. El Granada CF ya estaba en cuartos desde el minuto 72. Se trata del único conjunto que accede a ellos desde la ronda previa. Eso dice mucho del rendimiento ofrecido en el año que cambió la vida del mundo. Que pase el siguiente. Ya no hay miedo.