Granada CF | Resaca

El Granada CF pasa de la 'euforia' al 'desastre' en tan sólo cuatro días

  • Las dos derrotas cosechadas por los rojiblancos en Getafe y ante Osasuna lleva el pesimismo al entorno rojiblanco

Montoro golpea el cuero ante la presencia de Moncayola y Nacho Vidal.

Montoro golpea el cuero ante la presencia de Moncayola y Nacho Vidal. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Las sensaciones que ofreció el Granada CF en Getafe no fueron buenas. Robert Moreno señaló en la rueda de prensa previa al duelo ante Osasuna que lo había hablado con sus jugadores y que ante los navarros querían “volver a ser nosotros”. Sin embargo, se ve que la charla no sirvió de mucho. O, al menos, en el terreno de juego no quedó reflejado. Los rojiblancos cayeron con merecimiento ante los de Jagoba Arrasate, ofreciendo una pobre imagen sobre todo a nivel atacante y, por momentos, demasiados desordenados a nivel defensivo al igual que ocurrió en tierras madrileñas.

En el mundo del fútbol se pasa de la euforia a la depresión en apenas cuatro días. Antes de viajar a tierras getafenses se soñaba con dar un golpe en la mesa, ganar para alcanzar los 27 puntos y alejarse por un buen tiempo de la zona peligrosa. Se salió goleado y comenzaron las dudas. El domingo, había otra oportunidad para lograr dicha cifra teniendo en cuenta que los tres de abajo ganan poco. Tampoco se sumó y el pesimismo parece haberse instalado una vez más en el entorno rojiblanco. No hay término de medio.

Hay algunos que ya dicen que el cuadro de Robert Moreno huele a Segunda División. Lo mismo que indicaban cuando, hasta la octava jornada, no se consiguió la primera victoria. La paciencia, esa que tanto se echa en falta en este ‘mundillo’, no existe en la tierra de la ‘malafollá’. Ya lo avisó el técnico que vendrían momentos malos y no se ha equivocado. Encima, ahora vienen dos salidas consecutivas al Santiago Bernabéu y San Sebastián. El escenario idóneo para los profetas del desastre.

La “relajación”

Más preocupante fueron las palabras que dijo Luis Milla al término del duelo ante los navarros. “Igual ha habido un punto de relajación”, apuntó a las cámaras de Movistar. No viene mal que se haya detectado ese aspecto en el seno de la plantilla en este momento. Peor sería que ocurriera sin margen para reaccionar. Restan 16 encuentros, o lo que es lo mismo, 48 puntos en juego. Con 16 (aunque seguramente serán menos) se alcanzaría la permanencia que es el único objetivo. Se tiene un colchón de seis con respecto al descenso. Y aún así existe preocupación. El mensaje de Milla, cada vez con más galones en el equipo, debe tenerse en cuenta para cortar de raíz esa ‘relajación’. El calendario se complica y mal haría la plantilla en creer que los deberes ya están hechos. Se está cerca de terminarlos pero aún hay que ir a clase para completarlos.

Luis Milla trata de superar a Moncayola. Luis Milla trata de superar a Moncayola.

Luis Milla trata de superar a Moncayola. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Afortunadamente, hay margen de maniobra. O al menos se tiene siete días para dar por finalizado el mercado de fichajes. Tras dos derrotas consecutivas, muchos cambiarían media plantilla. Pero hay que tener la cabeza fría. Como todas las plantillas hay posiciones a mejorar. Sin embargo, si se echa un vistazo a las incorporaciones veraniegas, únicamente Luís Maximiano y Rochina, cuando ha estado disponible, han rendido a buen nivel. El resto están siendo utilizados para entrar desde el banquillo, refrescar el equipo cuando tiene citas muy seguidas pero no han ofrecido las prestaciones que de ellos se esperaba. Y es que no todo se soluciona con fichajes. Porque ni Arias, ni Sergio Escudero, ni Abram, ni Monchu ni Bacca son indiscutibles. Algunos de ellos llevan varias jornadas sin jugar al igual que Eteki. Eso reduce mucho las opciones de ofrecer competencia a los titulares. Y quizá por ahí llegue la relajación de la que habló Milla.

Ambiente

Acudir al Estadio de Los Cármenes en ocasiones da para hacer un estudio del comportamiento de la afición. Se comienza con ganas. Al menos ya no se pita a nadie cuando por megafonía se anuncian las alineaciones. Pero a la mínima que el rival crea una ocasión, comienza el runrún en la grada. De hecho, ante Osasuna en el minuto 13 hubo una pitada y no precisamente leve. A la mínima que los jugadores se acercaban al arco de Sergio Herrera, la afición se fue animando. Pero la normalidad fue más quejas que ánimos que se completó cuando, con el segundo tanto de Kike García, la afición no esperó a que el colegiado diera por finiquitado el partido y comenzó a desfilar. Abandonaban así el estadio mientras su equipo seguía jugando en un claro gesto de disconformidad.

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