Japón y el Duende es el espectáculo encargado de ponerle hoy el punto y final a las tres semanas de Muestra Flamenca en el Corral del Carbón. La bailaora invitada, Ayasa Kajiyama, será la protagonista de esta velada en la cual, de Japón, habrá poco. Si bien la mayoría de espectáculos donde gente del lejano oriente baila flamenco tratan de fusionar elementos de ambas culturas, el objetivo de Ayasa en Granada es otro: bailar flamenco puro. "Simplemente quiero hacer flamenco 'por derecho', que es lo que he aprendido durante años, tanto en Japón como en España. Ofrecer el flamenco de forma simple es algo muy importante para mí. No quiero aprovecharme de que soy japonesa. Aquí sólo quiero ser flamenca. Lo único japonés del espectáculo voy a ser yo, y porque no me queda otra", comenta Ayasa. La bailaora nipona, que tiene muy claras sus intenciones, espera sorprender al público cuando les muestre que una japonesa puede bailar flamenco puro como cualquier española.

Junto a ella, la indudable protagonista de la noche, se encontrará El Galli, cantaor de Sevilla, así como la voz de Kini de Jerez. Al toque de la guitarra estará Paco Iglesias. Ayasa Kajiyama empezará con martinete y seguiriyas, bailando luego unas alegrías con bata de cola y cerrando finalmente por soleás un espectáculo que durará aproximadamente una hora. Una escenografía básica, centrada en el baile y con un trabajo de luces sencillo se impondrá en el Corral del Carbón, lugar que la artista define como "un sitio precioso". "Estoy muy agradecida de bailar aquí, pero a la vez muy nerviosa, porque comparto cartel con artistas de primer nivel, y eso es una responsabilidad enorme para mí", declaró a este diario. No es de extrañar que se sienta así, ya que la Muestra Flamenca de este año ha contado con artistas de primer nivel, tanto procedentes de Granada como del resto de España.

Ayasa lleva en España cinco años, aunque no ha parado de ir y venir de su Japón natal. Empezó dando clases con un bailaor cordobés en su tierra. Tras siete años, se vino a España con una beca obtenida tras ganar un concurso de baile. Aquí, además de bailar, sigue aprendiendo, viajando a Japón siempre que puede para ofrecer su espectáculo, ya que, según cuenta, "allí hay más trabajo y menos competencia en tablaos y escenarios. En Sevilla, la verdad es que la cosa está un poquito corta". Sobre cómo empezó a interesarse por el flamenco, Ayasa achaca a la casualidad el haberse apuntado a clases de este arte que, a día de hoy, es su vida: "Me apunté como hobby. No sabía si hacer danza clásica, hip hop o sevillanas, y me inscribí en esto último. En un principio me llamó más la atención el cante. Comencé a escuchar cantaores antiguos, y me encantaban. Me puse a ver vídeos, buscar figuras, analizar la historia... y al final, con voluntad, trabajo y ganas, he llegado mucho más lejos de lo que podía soñar". Entre sus referentes más admirados, la japonesa menciona a Juana Amaya, de la que extrae "su esencia gitana tan pura", o a Farruquito.

Está por ver si Ayasa será capaz de sorprende a la gente, sin duda poco acostumbrada a ver a una japonesa bailar flamenco puro. Una anécdota de su última estancia en Granada pone de manifiesto lo original de la situación: "Cuando bailé en Granada por primera vez, en abril de este año, tenía que hablar antes de empezar el espectáculo. Hice una reverencia japonesa para saludar, y luego solté un "hola buenas tardes" con todo mi acento andaluz aprendido en Sevilla. La gente se rió en un principio, pero luego les gustó el espectáculo".