Estrellas musicales de todas las generaciones y de estilos muy diversos se dieron cita ayer en la segunda noche mágica en el Madison Square Garden. Mick Jagger, Bono de U2 y los Black Eyed Peas compartieron el mismo escenario en el mítico coliseo neoyorquino para celebrar el vigésimo quinto aniversario del salón de la Fama del Rock and Roll.

Fue el segundo de dos conciertos en el Garden después del aperitivo que ofrecieron el viernes Sting, Jerry Lee Lewis, Paul Simon, Stevie Wonder, Bruce Springsteen y B.B.King, entre otros grandes del rock. Las actuaciones serán editadas para un especial televisivo del canal por cable HBO que será transmitido el fin de semana del Día de Acción de Gracias.

Durante el turno de los irlandeses U2, Bono estuvo hablando largo y tendido sobre el poder espiritual, físico y político del rock, hasta que finalmente Springsteen se cansó. "Vamos a divertirnos", dijo el Boss. Seguidamente interpretaron I still haven't found what I'm looking for, con Bono y Springsteen intercambiando vocales durante el verso final.

U2 encabezó la cartelera de cuatro horas de música. Fieles al espíritu de los eventos del Salón de la Fama, los productores buscaron asociaciones inusuales para que los artistas le rindiesen tributo a sus influencias: Annie Lennox y Lenny Kravitz se sumaron a Aretha Franklin, y Sting subió al escenario para cantar People get ready con Jeff Beck.

Jagger, que cantó Stuck in a moment you can't get out of junto a U2 en un momento mágico, bailó además a dúo con la explosiva Fergie, de los Black Eyed Peas, durante Gimme shelter. Jagger se colocó el micrófono en la cinturilla mientras Fergie se le acercaba. Los irlandeses reafirmaron su autoridad cuando todo el mundo dejó el escenario, cerrando la noche con Beautiful day.

Fue uno de los momentazos de una noche que se abrió con Jerry Lee Lewis al ritmo de Great balls of fire, aunque sin las acrobacias que le hicieron famoso hace 50 años.