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Entorno Gráfico presenta uno de los relatos menos conocidos de Ayala

Entorno Gráfico presenta uno de los relatos menos conocidos de Ayala

Entorno Gráfico presenta uno de los relatos menos conocidos de Ayala / Antonio L. Juárez/ Photographers (Granada)

En el mismo día en que Francisco Ayala (Granada, 16 de marzo de 1906-Madrid, 3 de noviembre de 2009) hubiese cumplido los 115 años, la Diputación de Granada ha querido rendirle un homenaje con la presentación de uno de los relatos menos conocidos del escritor granadino: Glorioso Triunfo del Príncipe Arjuna, editado por Entorno Gráfico. El acto contó con la intervención de la Diputada de Cultura, Fátima Gómez; el catedrático de la Universidad de Sevilla Manuel Ángel Vázquez Medel, responsable de la edición, de la introducción y de las notas de obra. También Antonio Sánchez Trigueros, catedrático de la Universidad de Granada y especialista en Francisco Ayala, y el propio editor, Francisco Acuyo.

Se trata del cuarto volumen de la colección Ciclos del Torno Gráfico en la que colabora la Diputación de Granada, que cuenta con títulos de Rafael Guillén, Antonio Carvajal y Elena Martín Vivaldi. El texto fue editado por primera vez en 1980 cuando Ayala pasaba ya los 70 años y su origen es un tanto fortuito. A pesar de las décadas transcurridas desde su aparición, nunca antes había sido objeto de un estudio con este grado de profundidad. “Estamos ante una fábula moral que nos muestra a un Francisco Ayala maduro, en plena potencia y posesión de los resortes del estilo: el resultado es un relato magistral que expone principios universales de una forma sencilla, directa y lapidaria, como señala Váquez Medel”, comentó Gómez.

Sobre su génesis, Sánchez Trigueros recordaba que la historia de este relato surgió mientras Ayala esperaba el avión en el aeropuerto J. F. Kennedy de New York. Allí se le acercó una chica ataviada con un sari, la tradicional túnica hindú, vendiendo una hermosa edición ilustrada de la Bhagavadgita, el texto sagrado hinduísta.

A partir de la lectura directa de este libro que recrea la conversación entre Krishnay su primo y amigo Arjuna en los instantes previos al inicio de la guerra, surge este relato en el que Ayala va un paso más allá en la tradición de los libros sapienciales.

Para el catedrático, “a pesar de que se acercaba a los 80 años, sigue innovando”, de ahí el juego entre el marco y el propio relato que establece el escritor granadino en esta obra. Se trata de un texto que resulta sorpresivo en la trayectoria de la obra ayaliana, acostumbrada por otra parte a esos giros inesperados porque cada libro suponía un cambio de tercio radical con el anterior.

Un cambio que impide encontrar algunos de los rasgos que atraviesan casi toda su producción, como el gusto por las narraciones de menos extensión, como el cuento. En este caso se trata de una obra de tres relatos en el que vuelve a demostrar “su dominio de lo breve, de las miniaturas literarias”, en palabras de Sánchez Trigueros.

Otro de los rasgos el interés del escritor y sociólogo por la obra plástica. En este caso las ilustraciones se funden otros recuerdos y fuentes. Tal y como rememora el editor, muchos años antes, en 1957, aún con 50 años, Ayala decidió aprovechar una licencia sabática para emprender un largo e importante viaje a Oriente: “Especie de recodo en el camino de mi vida que significó una búsqueda de otros horizontes, en lo externo tanto como en lo íntimo”. Ayala quiso hacer este largo viaje solo hacia Oriente, “en procura de alejamiento y olvido”.

Precisa Acuyo que “en tal periplo que, sin excesivos detalles, relata también en Recuerdos y olvidos, llegó hasta la India. A finales de enero o principios de febrero de 1957, emprende desde París un viaje en el que visita Estambul, Beirut, Bagdad y Teherán, y recorre varios lugares de Pakistán y la India”. En marzo, cuando se encuentra en Bombay, recibe una propuesta para enseñar de manera estable en Princeton University, donde ya había sido profesor invitado. “ a América desde Nueva Delhi. A pesar de que no fue mucho el tiempo de su estancia en la India, en Ayala debió quedar una profunda huella”.

Vázquez Medel comenzó precisamente la edición también desde la India, un trabajo en el que aborda una lectura “filológica, hermenéutica y filosófica” con abundantes notas a pie de página para una mejor comprensión del ideario del autor. Un trabajo de edición que permitirá profundizar en un libro que, según el catedrático de la Hispalense, permite adentrarse en “la quintaesencia del pensamiento ayaliano”. 

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