Todo lo que redunda en beneficio de la creación artística tiene, en la actualidad más que nunca, una capital importancia. No corren tiempos especialmente bonancibles para la profesión y, además, el interés general transcurre por unos derroteros que, sin estar absolutamente de espaldas, sí hay una intención bastante escasa hacia el asunto plástico.

Granada, tradicionalmente, ha contado con personas -casi héroes- que han apostado descaradamente por lo artístico y se han dejado la vida para que el Arte y su proceso de creación más inmediata esté presente en una ciudad que ofrecía muchas buenas circunstancias pero, también, muy apreciables y manifiestas carencias. No se puede uno olvidar del apoyo que, en la década de los años ochenta de la anterior centuria, tuvo el entonces diputado José Rodríguez Tabasco para que el Arte Contemporáneo fuese algo consustancial con lo más significativo de la cultura en Granada. Con él, Yolanda Romero abrió surcos de trascendencia en una plástica granadina que conquistó parcelas ciudadanas para que lo mejor del Arte se viera en Granada. Paralelamente los nombres de Emilio Almagro, que siguió el testigo de lo que se ofrecía en aquellas galerías, Laguada, Palace, Rprsentación, Jesús Puerto..., que tanto hicieron por el arte en la ciudad. Tampoco podemos olvidar el nombre de Eduardo Quesada que, desde su parcela, magnificó una realidad artística que volvió a ser importante y referente para muchos.

Pero los vaivenes de los tiempos hicieron que, en los últimos años, el asunto artístico granadino bajara muchos enteros y sólo algunos estamentos subsistan con intensidad a lo mínimo que se ofrece. Después de algunos años de manifiesta sequía parece que el verdor se hace presente. Los buenos planteamientos expositivos que han tenido en el Realejo, con el recordado Pepe Arrabal y Alejandro Gorafe, al frente de ese buen proyecto que es Arrabal y Cia, han visto cómo están surgiendo buenas proposiciones. En el Zaidín, Santiago Collado camina con paso firme; en San Matías, Ceferino Navarro ocupa un lugar necesario en el desarrollo expositivo de la figuración; la galería Toro, de forma silente, manifiesta su sempiterna realidad; últimamente ha aparecido ese ilusionante proyecto que se cuece en La Empírica; las instituciones, con la Diputación a la cabeza, mantiene su aplastante afortunada programación; aunque lo que se ofrece desde el Ayuntamiento deje mucho que desear.

Y en este paisaje aparece Granada Arte Week, un proyecto encabezado por Concha Hermano que nace con el convencimiento de promover el Arte Contemporáneo y difundir lo realizado por artistas de la ciudad y por los que a ella acuden buscando la importancia de una plaza que siempre ha tenido el mejor cartel dentro del contexto general del Arte en España. Su contundente objetivo no es otro que actuar de dinamizador cultural de la ciudad, ofrecer lo que tiene lugar en la ciudad para que su realidad llegue a todos los sectores.

Para comenzar, el proyecto estará dirigido por Concha Hermano, con la coordinación de Cristina Megía y Leonor Buheler, existiendo un Comité Asesor formado por reconocidas personalidades de la cultura y el arte granadinos: Ignacio Henares Cuéllar, Paco Baena, Belén Mazuecos, Rosa Brun y Rafael López Guzmán.

La andadura de Granada Art Week se ha iniciado con la presentación de la exposición individual en la Sala Ático del Palacio de los Condes de Gabia de Co/herencia aparente de Iván López Izquierdo. En el centro de Exposiciones Puerta Real de CajaGranada se inaugura mañana la muestra Martín Morales, el dibujo inagotable. En Arrabal, Isabel León ofrecerá una actuación. El día 7 de octubre todo se trasladará al Centro José Guerrero para que se abra un programa de actividades llevadas a cabo por Javier Longobardo dentro de su Potenciadores de la emoción.

En este universo de crisis, de mínimos y poco riesgo, Granada Art Week puede servirnos a todos de revulsivo artístico. Granada, los granadinos y todos, en general, lo merecemos.