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Kurt Baker, el Paul Collins del XXI

  • Poco a poco, se está convirtiendo en asiduo de las salas granadinas. Esta noche actúa en solitario en Lemon Rock con su estilo power pop.

La última vez que lo vimos por aquí, el pasado otoño, ya había sumado a su causa a un buen puñado de fieles seguidores gracias al enérgico directo desplegado en alguna visita anterior. Ahora parece haberle cogido el gusto y poco a poco se está convirtiendo en un asiduo de las salas granadinas.

Esta noche actúa en solitario en Lemon Rock, donde mantendrá el estandarte del power pop tan alto como sabe ponerlo. Riffs definitivos y melodías adhesivas, de estribillos irresistibles hacen de Baker el heredero de Elvis Costello, a cuyo timbre de voz se alude para definir el de Kurt, The Romantics o Paul Collins. Siguiendo los pasos de este último, siendo adolescente quedó embrujado por el rock and roll y poco después tenía lista una banda, The Leftovers, que causaron sensación, primero en su natal Portland, en el estado de Maine, y más tarde en el resto del país y en las islas británicas con su punk pop melódico.

El grupo estuvo activo desde su debut en 2003 hasta su disolución en 2010, y después de cuatro álbumes Baker decidió atemperar el ritmo y emprender una carrera en solitario virando hacia el power pop clásico de bandas como los Nerves de Paul Collins. Como él, acabó por trasladar su residencia a la soleada España, después de la publicación de su segundo largo, Brand New Beat (Collector's Club Records, 2012), y la buena acogida que ha experimentado aquí le ha hecho involucrarse hasta con tres bandas que alterna en frenética actividad: Bullet Proof Lovers, The New Trocaderos, y Kurt Baker Combo.

No parece que tenga suficiente, pues en cuanto tiene un par de días libres, rellena la agenda para viajar solo con su guitarra. Su último trabajo aún no tiene un año de vida y ha sido publicado siendo ya residente en España. Se llama Play it Cool (Eccentric Pop Records, 2015) y se trata de un disco en el que extiende su paleta sonora, con tintes de la new wave, guiños glam y un regusto inconfundible al mejor power pop de finales de los 70 y principios de los 80, tal y como lo facturaban The Plimsouls o Paul Collins con The Nerves, primero y con The Beat, más tarde.

Ahí está la contundencia de Slade, la chispa melódica de Cheap Trick o la energía de The Knack.

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