En un mundo perfecto Dayna Kurtz sería una estrella de primer nivel. En un mundo perfecto el Festival de Jazz de Granada pugnaría porque su nombre formara parte de su cartel, y pudiera actuar en un escenario y con un equipo con todas las de la ley. Como podrían haber peleado por incluir también el sensacional concierto que ofreció el lunes pasado el incendiario Barrence Whitfield con su grupo The Savages.

Aunque para eso tendría que haberse dejado intacto su nombre real -Barry White- y así tal vez se la hubiera colado a alguno. En un mundo perfecto la voz arenosa y desgarrada de Dayna Kurtz, sobrada de facultades para el jazz pero inclinada hacia esa mezcla de folk, rock ralentizado y blues que sirve para poner la música perfecta a la América eterna, la de interminables carreteras solitarias y moteles cuyas habitaciones guardan secretos inconfesables con los que los cineastas alimentan sus películas, eso que muchos llaman Americana, sería reconocida en todos los rincones. Lamentablemente, no es este un mundo perfecto y las canciones dolientes de Kurtz sonarán para unos pocos en el reducido escenario del Polaroid Club el viernes por la noche. Y como no es este un mundo perfecto, Dayna Kurtz seguirá siendo una especie de Tom Waits sin suerte y sin reconocimiento, porque como dijo James Reed, crítico del Boston Globe, a propósito de su álbum Beautiful Yesterday (Kismet Records, 2004), "no existe una razón lógica para que Dayna Kurtz no sea una estrella con todas las letras".

A pesar de haber compartido giras con artistas de la talla de Elvis Costello, Richard Thompson, Mavis Staples, Dr. John, Richie Havens, B.B. King, Rufus Weinwright, Karen Ann, Chris Whitley o The Blind Boys of Alabama, nunca ha dejado de militar en la segunda división de lo alternativo. Poco debe importarnos a los que disfrutamos con su música desde hace años.

A Granada llega con nuevo disco en la mochila, Rise and Fall (Kismet Records, 2015). Los iniciados tienen una oportunidad única para conocer sus nuevas canciones; a los que no la conozcan se les presenta la ocasión perfecta.