Que un grupo que lleva más de veinte años de trayectoria ponga por título a su último disco Eternas Promesas (Rock Estatal Records, 2015), debe tener un poco de retranca y un mucho de ironía. Ciertamente, Mala Reputación se formó en la localidad asturiana de Cangas de Onís en 1995, aunque no sería hasta tres años después cuando la banda afianzara su formación y grabara sus primeras maquetas. Aún tendrían que esperar otros tres años más para debutar en disco con Ansiedad, que publicó el sello Santo Grial en 2001.

Desde entonces han sido siete las referencias que han entregado, contando con la que vienen a presentar esta noche a Planta Baja, donde actúan con Alterados como teloneros. Su concierto de hoy supone uno de los últimos coletazos de la gira de Eternas Promesas, que en 2015 los ha llevado por salas de gran parte del país y a incluir su nombre en el festival por antonomasia para grupos de punk y rock urbano y calimotxero como el que ellos destilan, el festival Viña Rock.

Y eso que el grupo ahonda con este último disco en el proceso de maduración que ya inició con el anterior, Carácter de 2011, y que los lleva a alejarse de los lugares más comunes del rock reivindicativo que algunos llaman rock estatal para ofrecer unas canciones de más calado, con letras más trabajadas, ritmos más atemperados, estructuras algo más complejas y mayor riqueza tanto melódica como en los arreglos, y que viene a demostrar que Mala Reputación ha sido capaz de evolucionar desde el rock, casi punk-rock primario y pseudoplanfetario de sus inicios musicales.