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Manuel Palma gana el Premio Aguaespejo con su agónico 'Volar'

  • El Festival de Jóvenes Realizadores despide la edición de este año cargado de talento

  • El premio Sin Fin ha recaído en David Heras

Un año más, la ilusión por crear contenido a través de imágenes, palabras y sonidos se ha hecho eco en Granada con la celebración de la vigésimo cuarta edición del Festival Internacional de Jóvenes Realizadores, que se despidió este domingo con el esperado acto de entrega de reconocimientos.

En su clausura se contó con la presencia de Alessia Desogus, que realizó una actuación en directo amenizando la gala. El jurado que ha otorgado los diversos premios que se repartieron durante la ceremonia final estuvo constituido por Elena Duque, Ángeles Agrela y Ángel Arias.

"El cine remedia el olvido y reconstruye la memoria. Un Festival de Jóvenes Realizador por tanto cree, además de en el cinema, en el futuro. Uno al que mirar impulsados por la acogida de la anterior edición entre los granadinos, medios de comunicación y crítica especializada". Con esta intensidad definen los organizadores un festival que pretende impulsar la creación audiovisual desde una mirada crítica y original.

Este año, las obras presentadas no podían durar más de 30 segundos y tenían que estar inspiradas en el famoso "cineasta de agua" granadino Val del Omar y en los lemas del propio festival.

El Premio Aguaespejo fue concedido a Manuel Palma por su cortometraje Volar donde, según los miembros del jurado, la elección como ganador de esa obra era debido a "su delicada interpretación de la premisa del concurso con trozos de realidad tomados de improviso, a través de una fina mirada sobre un vuelo agónico, donde se superponen las rimas del montaje y el relieve psicológico creado por la interacción imagen-sonido". Gracias a este mensaje plasmado a través de imágenes y sonidos, Palma se llevó los 800 euros del premio, invitando a los jóvenes a "seguir volando y planeando como el vencejo sigue la corriente del río, aunque algunas veces sea a contracorriente".

El Premio Sin Fin, valorado en 500 euros, fue a parar en las manos de David Heras por Al final, la sopa fría, galardón que recibió "por los ecos Valdelomarianos de su trabajo: la idea del sin fin, las fuentes de agua y el tempo fílmico y sonoro de la pieza, en contrarréplica a La gran Seguiriya". El joven quiso dedicar el reconocimiento a todos los asistentes alegando, con tono de humor, que "Hacienda somos todos".

En representación del resto del jurado, Ángel Arias destacó que "cualquiera de los trabajos presentados podría haber ganado. Val del Omar pensaba que el cine es una excusa para que nos juntemos. Si lo que vemos en pantalla lo consigue, Val del Omar estaría satisfecho".

Tras la entrega de premios se proyectó el documental Lo que dirán, ópera prima de Nila Núñez, donde presenta a dos amigas musulmanas con formas opuestas de ver la religión.

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