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Padre amoroso... y criminal

  • Clara Usón, Premio de la Crítica 2013' por 'La hija del Este', presenta su novela ambientada en la guerra de la antigua Yugoslavia

Fernando León de Aranoa está en el parque natural de Sierra Nevada rodando una película ambientada en el conflicto de los Balcanes; ahora llega Clara Usón, Premio Nacional de la Crítica 2013, para presentar su novela, La hija del Este, también ambientada en la Guerra de la antigua Yugoslavia. ¿De dónde nace esta atención de los escritores y novelistas españoles? ¿Buscan otras guerras civiles para no repetirse con la española? "Me sorprendió porque cuando me puse a investigar sobre el asunto creí que esto interesaba poco, quizás por el tópico de que estamos ensimismados y sólo nos importa lo nuestro, pero descubrí que todo lo contrario, pero no sólo periodistas y escritores como Juan Goytisolo, también ciudadanos de a pie que se jugaron allí la vida en misiones humanitarias", sostiene la autora, que ayer presentó su libro en la Asociación de la Prensa. "Incluso en mi ciudad, Barcelona, coincidió la inauguración de las Olimpiadas del 92 con el sitio de Sarajevo, hubo un cierto sentimiento de culpa comprensible y una colaboración entre ambas ciudades", continúa.

Clara Usón descubrió pronto los paralelismos entre España y la antigua Yugoslavia. Los dos tienen esa condición de países periféricos de Europa y "cuando nos portamos bien somos europeos, pero cuando nos portamos mal nos excluyen". Y, cuando estaba en pleno proceso de escritura, se sorprendió y se escandalizó al mismo tiempo cuando concedieron el Premio Nobel de la Paz a Europa por 40 años sin guerras. "Pero tuvimos la de los Balcanes, ¿es que esto no es Europa? ¿Cómo se atreven?", se pregunta. "Ahí está esa idea preconcebida de que es un avispero o, como decía Churchill, que tienen más historia de la que pueden digerir. George Bush decía, por otro lado, que eso de pegarse tiros unos a otros era una tradición que había que respetar", recuerda la autora, que defiende a continuación que la historia de los Balcanes viene marcada por la lucha contra el Islam, igual que en España. Unos luchaban contra el Imperio Otomano, aquí contra los árabes. "De ahí la importancia de la religión, incluso para nosotros, porque Borges decía que había diferentes clases de ateos, los ateos musulmanes, católicos... Aquí hemos tenido una sola religión, pero allí estaban los serbios ortodoxos, los croatas católicos y los musulmanes", señala.

Además, tras la II Guerra Civil, España tenía a su dictador de derechas y Yugoslavia a su dictador de izquierdas, "que modificó el pasado, selló las fosas comunes y prohibió los nacionalismos". "Y los dictadores murieron en la cama, pero sólo explotó la situación en Yugoslavia años después, en un país que durante el comunismo estaba más avanzado que nosotros. Cuando muere Tito, los ciudadanos piden justo lo que el dictador prohibía", afirma.

Con este trasfondo, Usón teje una trama de ficción para ahondar en las complejidades de la naturaleza humana y visitar las zonas grises de la memoria. La protagonista de la novela es Ana Mladic, una joven que es la mejor de la facultad de Medicina, guapa, inteligente y que, de sopetón, a los 23 años, se quitó la vida tras descubrir el verdadero rostro de su idolatrado padre. "Hizo un viaje a Moscú y allí empezó a sentir la duda, porque el nacionalismo es un dogma, una emoción, una pared en la que todo rebota todo. Algo pasó ahí, ese muto amor se resquebrajó y empezó a preguntarse si su padre, en vez de un héroe, como siempre creyó, había sido un criminal salvaje", comenta la escritora sobre el punto de partida de La hija del Este. Con esta historia en el zurrón investigó durante tres años para contar una historia que, por un lado, es un drama personal y por otro, el drama colectivo de la antigua Yugoslavia. "Hubo unos políticos muy irresponsables, Milosevic en Serbia y Tudjman en Croacia, el país atravesaba una crisis económica tremenda, había mucha incertidumbre por el futuro, y como paraíso mágico apareció de nuevo ese sueño nacionalista de que cuando estemos solos todo irá mejor, algo que ahora estamos viendo en Cataluña o el País Vasco, aunque también hay un nacionalismo español, aunque parece que no existe", explica. Así que colisionaron los nacionalismos serbio y croata "de manera cínica y buscada porque, unas semanas antes de entrar en guerra, se reunieron Tudjman y Milosevic en una antiguo pabellón de caza de Tito, para acordar que, una vez terminada su 'guerrita', se repartirían Bosnia entre los dos".

Respecto a las manifestaciones de la izquierda que se sucedieron en España en contra de la intervención de la OTAN, Clara Usón opina que este sector apoyaba a Milosevic creyendo que era comunista. "Pero de eso nada, era un dictador y un nacionalista tremendo, un sátrapa y un ladrón, pero hubo esa idea de son los nuestros". En su opinión, la OTAN actuó tarde y mal. "Al final, los americanos, como en las películas, decidieron que había que acabar con eso y lo terminaron con un par de bombardeos", concluye la novelista.

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