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Paraísos sonoros de ultramar

Programa: Obras anónimas de los códices de Huehuetenango y de los autores Pedro Bermúdez, Hernando Franco y Gaspar Fernández. Directora: Teresa Paz Román. Lugar: Santa Iglesia Catedral Fecha: 3 de julio de 2010.

La Catedral de Granada se llenó ayer de música con la actuación del Conjunto de Música Antigua Ars Longa, dentro de los conciertos matinales del festival. Este grupo, formado por un quinteto vocal y un variado conjunto de instrumentos, ha recuperado un repertorio poco conocido y difundido de la música de la América colonial. El primero de los dos conciertos que ofrece dentro del festival estuvo dedicado al renacimiento musical en Nueva España en los siglos XVI y XVII.

Poco podría imaginarse el público asistente a la Catedral que iban a tener oportunidad de descubrir un repertorio religioso de gran belleza a la vez que inusual, pues se trata de música compuesta para ser interpretada en las catedrales y misiones de Nueva España. Esta música se encuentra a caballo entre dos tradiciones: el Renacimiento musical europeo, exportado al Nuevo Mundo, y la música indígena que los colonizadores se encontraron en los territorios americanos. Así, buena parte de las piezas escuchadas hacían referencia a esta dualidad, recordando con sus sonoridades al rico folklore americano, pese a tratarse íntegramente de un repertorio sacro.

Teresa Paz Román, directora de Ars Longa, ha realizado una labor espléndida de recuperación y reconstrucción de este repertorio. Es sabido que la música religiosa se apoyaba, a menudo, en el uso de instrumentos musicales, que bien doblaban las voces, bien las sustituían, o bien armonizaban su interpretación. De esta manera, el grupo Ars Longa ha querido recuperar esta tradición. Desde los inicios del concierto, con las canciones anónimas Llegaos al convido y Así andando, el equilibrio y balance entre voces e instrumentos ha sido evidente, ofreciendo alternativas a la polifonía a cappella que tradicionalmente se ha utilizado para estas obras.

Es verdad que el uso de instrumentos parece más aceptado para el repertorio en castellano, pero también podía utilizarse para la polifonía en latín, como ha sido el caso de Defensor alme Hispaniae de Pedro Bermúdez, o del Miserere mei Deus de Hernando Franco, obras en las que se ha utilizado el órgano como fondo musical de las voces. Cabría destacar la calidad y belleza del quinteto vocal, integrado por la directora del grupo, la mezzo Adalis Santiesteban, el alto Eduardo Sarmiento, el tenor Roger Quintana y el barítono Yunié Gainza. Su presencia en prácticamente todo el programa ha sido una nota constante de equilibrio y timbre, unidos a la gracia interpretativa que han desbordado en canciones como María de solo vuelo, Hoy sube nuestra esperanza, De la sagrada María o Alegría pecadores.

Sin duda, uno de los momentos de mayor belleza e intimismo fue la interpretación a tres de No haya más dulce alegría de Gaspar Fernández. El equilibrio entre el trío vocal formado por Teresa Paz, Eduardo Sarmiento y Roger Quintana encontró el contrapunto perfecto en el acompañamiento realizado con las violas de gamba y el violón. También es digno de ser destacado el repertorio interpretado en lengua náhuati, como el Sancta María de Hernando Franco o el Xicochi xicochi de Gaspar Fernández.

Cerrando el concierto se interpretó el Salve Regina de Pedro Bermúdez, que puso el broche final a un concierto lleno de bellos momentos de la más alta calidad interpretativa. La insistencia del público en su ovación obligó al conjunto Ars Longa a ofrecer una propina: la alegre y festiva pieza Convidando está la noche, del compositor Juan García de Céspedes.

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