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Picnic psicótico

La obra Arizona que escribe y dirige Juan Carlos Rubio (Actor, guionista de cine y televisión, dramaturgo y director) es una puesta en escena de la xenofobia llevada al límite, algo que deriva en la puesta en escena de un brote psicótico.

Estados Unidos produjo a raíz de los atentados del 11S un auténtico estado de psicosis nacional según la cual la seguridad nacional quedaba amenazada, en sentido amplio, por lo extranjero. Como se sabe, aquello sirvió para endurecer todavía más las leyes de inmigración y extranjería.

Si la amenaza a nuestra seguridad es el alien (el extranjero), Arizona muestra el rostro del activismo sociopolítico de la sociedad civil más delirante: protagonizan la obra un matrimonio de civiles defendiendo al país, vigilando la frontera para impedir la entrada de la gran amenaza nacional, los inmigrantes ilegales. Inspirada en el movimiento civil norteamericano Minuteman Project, fundado en el año 2004 por un veterano de la Guerra de Vietnam, que congrega a civiles dedicados a patrullar la frontera norteamericana con México "para defender a América contra la devastación causada por la inmigración ilegal"; la obra sucede como una tragedia anunciada.

La dramaturgia sitúa la acción en una tarde de picnic avistando ilegales en mitad del desierto de Arizona. La pareja protagonista miembro de 'El Proyecto' disfruta del almuerzo, el pastel de arándanos, copula, canta y se ocupa en vigilar con prismáticos el horizonte, escopeta cargada en mano. Tienen la profundidad discursiva propia del teletienda.

El escenario queda ocupado por un gran panel de fondo sobre el que se dibuja el desierto de Arizona, frente a él trabajan los intérpretes que aparecen en escena por una puerta disimulada en el panel. El resto de la escena queda fijada por los chismes que traen consigo los personajes para la tarde de cacería-picnic: despliegan tres largos rollos de césped artificial, una mesa, cestas y tumbonas.

Son personajes de diálogos absurdos y delirantes, la clave está en que no discurren sobre productos de teletienda sino sobre cuestiones políticas en términos de cacería, con la misma obcecación mental.

Aún siendo una pieza corta, el ritmo cae de vez en cuando, está de más el himno del Proyecto que cantan cual karaoke. Arizona es un texto en boca de seres patéticos que los intérpretes reproducen bien, en ocasiones los diálogos aburren al plantear igual que en el teletienda, que un ser idiota explica las cosas a otro ser todavía más idiota.

La tragedia final anunciada que es toda la conversación en la que consiste la pieza sorprende por el cambio de objetivo, donde se esperaba un mexicano muerto por un disparo de George, aparece igualmente la psicosis pero contra Margaret, la mujer en escena.

Espectáculo que ganaría fuerza si la caracterización e interpretación no reforzaran la obcecación mental de los personajes ya explícita en el texto; y si indagara más en la relación límite entre xenofobia y psicosis.

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