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El Premio Nacional de Maese Lanz

  • El creador granadino obtiene el galardón en el apartado de Artes Escénicas para la Infancia después de 33 años montando espectáculos

Cuando Enrique Lanz montó en 1981 la compañía de títeres Etcétera no podía soñar que, 33 años más tarde, iba a recibir el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia, y eso que su territorio es el de la imaginación. El creador, sorprendido por lo rápido que corrió la noticia, tenía ayer el teléfono echando humo por las felicitaciones de amigos y compañeros. "Aún así soy reticente a que haya un premio específico de teatro para infancia y la juventud, preferiría que no tuviese esa apostilla, que la gente que trabaje bien con los niños o los títeres pudiese recibir el Premio Nacional de Teatro, aunque en cualquier caso me alegro de que reconozcan mi labor", asegura un artista que, con el gigantesco Retablo de Maese Pedro, desterró de un plumazo el tópico de que los títeres son para infantes. "Es que no se creó para eso, ni Cervantes pensó en ellos cuando escribió El Quijote ni Falla cuando compuso la música, pero mi apuesta es que los niños puedan ver cosas que en teoría no son para ellos; parece que no pueden ir al Prado o a un concierto de jazz, tienen que ir a un concierto de música pensado para niños", explica Enrique Lanz, que ironiza con que, afortunadamente, en la época de Mozart no existía esta moda, "porque no hubiese compuesto las obras que hizo con 13 años".

Y aunque combativo y sin morderse la lengua, Enrique Lanz sí acepta el Premio Nacional, a diferencia de Jordi Savall. "Pero hubiese preferido que el premio hubiese consistido en la bajada del IVA para todos", confiesa para apostillar que los 30.000 euros del galardón van a retornar pronto al erario público. "Este dinero me va a llegar justo para pagar aplazamientos de Hacienda y de la Seguridad Social", puntualiza. Así que Enrique Lanz no se va a embarcar de momento en otra obra hercúlea y apuesta por seguir girando con cuatro de su repertorio y por terminar un proyecto documental en el que lleva centrado los últimos meses. "Ahora mismo no soy partidario de grandes proyectos porque es muy cansado, es demasiado esfuerzo, siempre vamos al límite en los presupuestos y pasa lo que pasa, que tenemos que pedir aplazamientos. Ya estoy mayor, quiero tomarme la vida más tranquilamente y no meterme en líos de los que luego es difícil salir", continúa para destacar a continuación la exposición del Parque de las Ciencias con sus creaciones para el Retablo, que fue visitada por más de 800.000 personas.

Una parte del Premio Nacional es para su abuelo, Hermenegildo Lanz, que junto a Federico García Lorca y Manuel de Falla dignificó el títere con sus célebres cristobicas. "Lógicamente, sin ellos yo no me habría dedicado a este oficio, pero también le debo este reconocimiento a las cerca de 96 personas que han pasado por la compañía".

Así que este premio permite que el sueño de Etcétera siga en pie aunque, "como cualquier pyme", la situación económica le provoca algún desvelo que otro.

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