Valeria Correa, escritora

Valeria Correa Fiz: "Hay cuestiones geográficas que determinan tu paisaje interior"

Valeria Correa Fiz presenta su libro este jueves en Granada.

Valeria Correa Fiz presenta su libro este jueves en Granada. / R. G. (Granada)

Valeria Correa Fiz nació y creció en Rosario (Argentina, ese jardín) y vive en Madrid. Es autora del libro de relatos La condición animal (Páginas de Espuma, 2016), que fue seleccionado para el IV Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez y de los poemarios El álbum oscuro, , El invierno a deshoras (2017), Museo de pérdidas (2020) y Así el deseo (plaquette, 2021). Algunos de sus relatos y poemas han sido recogidos en diversas antologías y traducidos al inglés, italiano, hebreo y rumano. Coordina el Club de Lectura del Instituto Cervantes de Milán e imparte talleres de escritura creativa en Milán y Madrid. Este jueves recala en Granada para presentar su último libro, Hubo un jardín, publicado también por Páginas de Espuma. La cita será en la librería Tremenda a las 20:00 horas. 

-En los siete relatos de Hubo un jardín puede seguirse el hilo conductor de la culpa. ¿Cree que los emigrantes están perseguidos por ese sentimiento por haber dejado atrás su país de origen?

-Yo creo que a la nostalgia y la melancolía de haber dejado tu tierra de origen se suma esa idea, no sé si de culpa, que puede ser una palabra demasiado grave y pesada, pero sí esa pregunta latente de saber cómo habría sido tu vida si uno se hubiera permanecido. 

-¿Cómo definiría culpa enfrentan los personajes?

-Todos los personajes de este libro son generalmente adolescentes o jóvenes a los que les ha sucedido algo en su vida o han hecho algo -aunque no sea necesariamente intencional- en este momento de su primera juventud, pero que ha desencadenado un hecho que ha cambiado su vida para siempre. Todos los relatos están contados en primera persona desde una perspectiva adulta en la que el protagonista siempre se está preguntado también como habría sido su vida si no hubiera sucedido eso. La culpa que tienen muchos de ellos es tan pesada que casi no alcanzan a enunciar eso que hicieron. 

-¿Por qué personajes adolescentes?

-Es una pregunta muy buena porque, aunque uno nunca sabe de dónde surgen las historias, siempre está tentado a huir a su biografía. Yo tengo hijas gemelas que en este momento tienen 14 años y es probable que influya la crianza, que tiene un don de movimiento hacia el futuro. Se hacen muchas cosas pensando en ayudarlos para su vida futura pero inevitablemente en ese proceso también hay un movimiento hacia el pasado, porque uno se pregunta sobre su propia adolescencia y la educación que recibió. De alguna manera todo eso está, aunque no hay historias biográficas sí se da una reconstrucción de lo que pudo haber sido mi adolescencia o la de mi generación. 

-¿La presencia de la naturaleza es más una constante de la literatura hispanoamericana? 

-Creo que tiene mucho que ver con que lo que es latinoamérica es una paisaje de grandes extensiones de desiertos, de montañas, de selvas, de unos ríos que son enormes. Yo provengo de Rosario, que está construida sobre la costa del Paraná, un inmenso afluente del Amazonas. A esta ciudad súper urbana por las corrientes del río llegan serpientes amazónicas o algún jaguar. Hay cuestiones geográficas que determinan tu paisaje interior. Por eso creo que está muy presente en mi literatura. Hace tiempo que he desarrollado una fuerte conciencia ecológica y entiendo que el hombre es uno con el planeta y estos enormes espacios naturales están siendo castigados desde hace mucho. Ponerlos en las páginas en su dimensión de belleza y salvajismo es una invitación al lector para hacerlo reflexionar sobre el momento en el que vivimos. 

-¿El jardín al que hace referencia en el título es un refugio?

-Es una idea metafórica del jardín como espacio de orden y cuidado y cuando uno lo abandona deja atrás la racionalidad para devenir a la selva o al desierto. Pero también juega la idea de la naturaleza, que en estas historias se desborda muchas veces tanto la naturaleza de los personajes como la circundante, con alguna inundación, alguna tormenta. Y por último, también está presente como ese jardín del edén como mito judeo-cristinano, esa idea original de occidente según el cual vivíamos en una tierra beatífica de la que por nuestra culpa fuimos expulsados. El título hace referencia a esas tres ideas. 

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