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Vargas Llosa desea escribir "hasta el último día" de su vida

  • El escritor peruano recibe hoy en Estocolmo el Premio Nobel de Literatura

El peruano Mario Vargas Llosa, uno de los grandes de las letras latinoamericanas, que hoy recibe en Estocolmo el premio Nobel de Literatura 2010, reivindica la profesión de escritor que desea seguir ejerciendo hasta el último día de su vida.

Escritor universal a partir de la compleja realidad peruana, Vargas Llosa, de 74 años, fue uno de los protagonistas del llamado boom latinoamericano junto con otros grandes como el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Julio Cortázar o los mexicanos Carlos Fuentes y Juan Rulfo.

El Nobel "es un reconocimiento a la literatura latinoamericana y a la literatura en lengua española y eso sí debe alegrarnos a todos", dijo en octubre pasado cuando se anunció su nombre.

Admirado por su descripción de las realidades sociales, en el plano político sus posiciones han suscitado hostilidad en un medio intelectual que tiende mayormente a la izquierda."Los latinoamericanos somos soñadores por naturaleza y tenemos problemas para diferenciar el mundo real y la ficción. Es por eso que tenemos tan buenos músicos, poetas, pintores y escritores, y también gobernantes tan horribles y mediocres", señaló.

Nacido en la sureña ciudad peruana de Arequipa el 28 de marzo de 1936 en una familia de clase media, fue educado por su madre y sus abuelos maternos en Cochabamba (Bolivia) y luego en Perú. Tras sus estudios en la Academia Militar de Lima obtuvo una licenciatura en Letras y dio muy joven sus primeros pasos en el periodismo.

Se instaló poco después en París, donde se casó con su tía Julia Urquidi, 15 años mayor que él (que inspiraría más tarde La Tía Julia y el Escribidor) y ejerció varias profesiones: traductor, profesor de español y periodista de la Agencia France-Presse. Años después rompió con Urquidi y se casó con su prima hermana Patricia Llosa, con quien tiene tres hijos.

Su larga carrera literaria se consolidó con su novela Conversación en la Catedral (1969). Siguieron después Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo, Historia de Mayta, ¿Quién mató a Palomino Molero?, Lituma en los Andes, El pez en el agua, La fiesta del Chivo, El paraíso en la otra esquina, Travesuras de la Niña Mala y El sueño del celta.

Con su obra traducida a 30 lenguas, Vargas Llosa manifestó ayer en Estocolmo, a las puertas de recibir el Nobel, su deseo de seguir escribiendo hasta el final de sus días: "Mis horarios han saltado por los aires, estoy durmiendo dos o tres horas al día -no me quejo-; lo que me tranquiliza es que esto es transitorio y espero volver pronto a mi ritmo normal", ya que "siento un desequilibrio con el que no me siento cómodo".

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