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Víctor Sánchez, el pirómano del country-rock

  • Viejo lobo de mar de la escena granadina, el guitarrista de Lapido actúa mañana en el Teatro Alhambra

Víctor Sánchez es un viejo lobo de mar en la escena granadina, donde goza de una merecida reputación como dotado y preciso guitarrista. Un fino estilista, que se diría en términos futbolísticos, que ha atesorado experiencia en grupos como Jean Paul, como DelAyo, pioneros del Loja Sound que ahora triunfa, y sobre todo, como miembro fijo en la banda de acompañamiento de José Ignacio Lapido. Con estas credenciales, presenta mañana sábado en el Teatro Alhambra un disco luminoso que firma con su propio nombre y al que ha puesto un título confesional. Yo Quemé a Gram Parsons, que así se llama el gozoso artefacto en formato de vinilo rojo de 10 pulgadas, es toda una delicatessen de objeto musical, que contiene seis pequeñas joyas de pop artesanal en las que Víctor vuelca sus sentimientos y sus emociones, sus dudas, sus certezas y sus cavilaciones. Una obra de orfebrería en la que se cuelan sin disimulo sus gustos por el country y el folk (Gram Parsons, excelso compositor y cantante, es uno de los mitos del género, miembro destacado de grupos como The Byrds, segunda etapa, y The Flying Burrito Brothers), aunque también la influencia de sus compañeros de viaje, empezando por el propio Lapido, y siguiendo con los demás secuaces del entorno, Raúl Bernal, Popi González, Antonio Lomas, y Miguel López. La presentación en sociedad del minilp la efectuará como artista invitado en un concierto en el que actuarán los ganadores de la última edición del Circuito de Pop Rock Desencaja que organiza cada año el Instituto Andaluz de la Juventud. Y estos no son otros que el exLori Meyers Checopolaco, alias de Julián Méndez, y la banda The Milkyway Express. Checopolaco comparte con Víctor Sánchez no solo los orígenes sino el gusto por la canción de pop perfecto que ambos persiguen con talento y brillantez en todas sus mutaciones, mientras que The Milkyway Express despliegan una suerte de blues-rock primitivo, de country-folk marciano y de psicodelia pantanosa con la naturalidad de los practicantes de vudú del Delta del Misisipí. Tres propuestas que constituyen una de las mejores opciones musicales para la noche del sábado.

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