El Archivo Manuel de Falla clausura sus talleres infantiles con un homenaje a 'El amor brujo'

Durante las últimas tres semanas, el Archivo Manuel de Falla de Granada ha acogido una nueva edición de su taller artístico infantil, dentro del proyecto Manos a la obra, con la participación de más de 40 menores entre 8 y 14 años de diferentes nacionalidades en riesgo de exclusión social.

Este año, el eje temático fue una adaptación libre de la obra El amor brujo, reinterpretada por los propios niños a través de teatro, música y artes plásticas. Tres entidades participaron en el proyecto: Aldeas Infantiles SOS Granada, Almanjáyar en Familia y Cruz Roja Española y la asociación Familias, y cada una trabajó una parte distinta de la historia durante cinco días, de forma rotativa.

“Este taller forma parte del servicio pedagógico del archivo que se desarrolla de manera permanente anual. En esta 24 edición hemos renovado completamente el equipo artístico, y también ampliado el tiempo de trabajo, de dos a tres semanas”, explicó coordinador de proyectos en el Archivo Manuel de Falla, Álvaro Flores Coleto.

Los niños trabajaron en talleres diarios de teatro, música y artes visuales. Al final de cada semana se grababa un pequeño vídeo, donde los participantes interpretaban su parte de la historia. Estas tres piezas formaron el vídeo final proyectado durante el acto de clausura, celebrado en una sala del Auditorio Manuel de Falla.

“Siempre hemos buscado conectar a los niños con el arte como un espacio de sensibilidad y como una herramienta social. Este proyecto tiene sus raíces en el pensamiento del propio Falla, que concebía el arte como algo profundamente transformador. Queremos que los menores, incluso en contextos sociales difíciles, tengan acceso a espacios donde el arte es para todos”, añadió Álvaro Flores Coleto.

También aseguró que este tipo de iniciativas forman parte de una línea de trabajo del archivo que trasciende la conservación patrimonial. “El auditorio y el archivo de Falla no deben ser solo lugares de prestigio para la música, sino también espacios abiertos a la realidad social de Granada. Este proyecto no es un lujo, sino una oportunidad que ofrecemos con asociaciones como Aldeas Infantiles o Cruz Roja”, valoró.

El valor del legado

La elección de El amor brujo no fue casual. Este año se cumple el centenario desde que se estreno. Y el próximo jueves, 24 del julio, se celebrará otro acto musical, dentro del Festival Internacional de la Guitarra, dedicado a esta efeméride. Por ello, trabajar esta obra con los niños fue también una forma de conectarlos con la historia viva del patrimonio musical. “Por este motivo nos parecía evidente trabajar esta obra con los niños”, señaló la responsable del área de artes plásticas del taller Carmen Oliver.

Dentro del taller, los jóvenes participantes no solo interpretaron famosa obra, sino que también construyeron los elementos visuales del espectáculo. Pintaron paisajes de inspiración andaluza, elementos del universo flamenco —como manton con flecos o zapatos rojos de lunares— que además de embellecer el espacio, servían como escenografía y delimitación de las distintas escenas.

“Todo lo hicieron ellos con sus propias manos. No era decoración para ellos, sino por ellos. Es la primera vez que muchos de ellos pintaban un mural o se subían a un escenario, aunque fuera simbólico. Y fue increíble ver cómo descubrían emociones nuevas mientras lo hacían”, explicó Oliver.

Los niños también adquirieron experiencia en el trabajo en equipo y en la gestión de emociones, aprendiendo a identificar y expresar sentimientos como la empatía, los celos, el miedo o la solidaridad a través del arte.

Un cierre emotivo y con diploma

El acto de clausura reunió a los niños participantes, sus familias, monitores y equipo organizador. Intervinieron los responsables del áreas de artes plásticas y el teatro del taller, Carmen Oliver y Francisco Parera, encargado del área de teatro, para agradecer la implicación de todos y compartir cómo fue el trabajo con cada grupo. También se proyectó una videocarta del responsable de música, Antonio Jesús Sánchez, que no pudo asistir presencialmente, pero quiso enviar su mensaje de agradecimiento y cariño a los pequeños artistas.

Además, durante el acto de la clausura se presentó una grabación detrás de cámaras pensada especialmente para las familias, que mostraba el proceso de creación: momentos de ensayo, máscaras pintadas a mano, primeras experiencias con flautas, tambores o cuerdas, y escenas en las que los niños trataban de comprender conceptos como la envidia, el miedo, el apoyo mutuo o la superación

Al finalizar la proyección, cada niño recibió un diploma oficial de participación, entregado de forma solemne. El momento estuvo lleno de emoción y orgullo tanto para los niños como para sus familias. También se realizaron fotografías conmemorativas con todos los participantes y monitores, que servirán como recuerdo de esta experiencia compartida.

Los organizadores destacaron el valor del proyecto no solo por su dimensión artística, sino por el impacto humano que tuvo entre los menores. Los niños vivieron en estas semanas una experiencia única, en la que desarrollaron habilidades de interpretación, expresión corporal, creatividad manual y musical, al tiempo que exploraban emociones y fortalecían la convivencia. “Fue un espacio de aprendizaje, pero también de encuentro intercultural. Aquí convivieron niños de diferentes orígenes y culturas, y el arte fue el puente común. Es una experiencia que no se olvida. No porque hayan hecho una obra, sino porque se atrevieron a sentirla”, señaló Oliver.

El próximo año, el taller celebrará su 25 edición, una cita especial cuya temática se elegirá con especial atención, ya que en 2026 se conmemora el 150 aniversario del nacimiento de Manuel de Falla.