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Dos estrellas contra Einstein

  • Antonio Claret acaba con el enigma de Di Hérculis, la estrella binaria que se movía cuatro veces más despacio que lo que proponía la Teoría de la Relatividad

Sólo dos estrellas, en la inmensidad del Universo, han conseguido volver locos a los científicos a lo largo de décadas retándoles a descubrir por qué eran las únicas que no cumplían la Teoría de la Relatividad General enunciada por Einstein en 1915. Cualquiera puede verlas con unos prismáticos de calidad si sabe a dónde dirigir la mirada, pero tendría que tener muchísima paciencia para darse cuenta de que algo falla.

Según dicha teoría, siendo Di Hérculis un sistema de dos estrellas en una órbita elíptica, debería rotar progresivamente en el sentido en el que orbitan sus estrellas, algo que se conoce como movimiento apsidal -en este movimiento influyen tanto la rotación sobre el eje como las mareas- . Su problema es que lo hace, pero un 400% más lento de lo habitual.

Un equipo de astrónomos encabezado por Antonio Claret Dos Santos, del Instituto de Astrofísica de Andalucía, ha dado con la clave de esta estrella binaria, formada por dos estrellas muy jóvenes (4,5 millones de años; en comparación, el Sol tiene 5.000 millones de años), cinco veces más masivas y unas cincuenta veces más luminosas que el Sol.

La solución parece simple. Resulta que estas dos estrellas están tumbadas, "el movimiento es retrógado y su posición actúa como un freno de mano restando velocidad a la rotación. Si las estrellas estuvieran con el eje absolutamente perpendiculares, como la mayoría de las que hemos estudiado hasta ahora, se produciría una rotación más rápida".

Claret, que lleva más de diez años estudiando el caso de Di Hérculis explica que, cuando los científicos descubrieron este sistema en los 80, trataron de darle una explicación 'externa', tal y como pasó con Mercurio, planeta que presentaba una mayor excentricidad en su órbita respecto a los demás.

El caso de Mercurio

La lentitud de Mercurio era muy pequeña, apenas de 1 grado y medio por siglo, y se propusieron varias hipótesis para explicar su 'rareza'. Muchos hablaron de la existencia de un nuevo planeta que estaría muy cerca del sol influyendo en su rotación, incluso llegaron a nombrarlo: Vulcano. Sin embargo, por más que lo buscaron nunca pudieron corroborar dicha hipótesis.

Cuando se percataron de que con Di Hérculis pasaba algo parecido, incluso en mayor medida, "pensaron que podría estar causado por una tercera estrella o una nube de gas y polvo que estuviera actuando en su rotación". Pero tampoco se pudo comprobar.

El problema de Di Hérculis aumentaba porque en 1997 el investigador de origen brasileño estudió muchísimas estrellas y todas cumplían la teoría relativista menos esta. El año pasado se confirmó que la lentitud de giro se debe a que ambas estrellas giran casi tumbadas, pero la observación y la teoría seguían mostrando discrepancias de un 50 por ciento.

Nuevas medidas

Ahora, el grupo de Claret ha publicado nuevas medidas del movimiento apsidal, con modelos estelares mejorados y parámetros estelares (masas, radios y temperaturas) más precisos, que reducen las incertidumbres a sólo un 10%, frente a los 400 del principio. Los resultados han sido publicados en la revista Astronomy & Astrophysics.

"Por fin", dice Claret, "podemos respirar un poco aliviados y decir que la Teoría de la Relatividad sigue aún en alza". Cuenta el científico que Di Hérculis había provocado opiniones muy controvertidas sobre Einstein en foros americanos, tachándole de un mal científico. Como ambas estrellas giran sobre sí mismas casi tumbadas, algo poco habitual pero posible en un sistema tan joven -tiene sólo 4,5 millones de años-, se producen tirones gravitatorios que ralentizan el giro de la órbita. "Utilizando estos resultados la discrepancia fue reducida pero todavía presentaba un significativo desacuerdo, quizá debido a errores en la medición del movimiento apsidal, a modelos estelares anticuados o parámetros estelares imprecisos". El movimiento de esta estrella binaria fue un misterio durante más de treinta años, y suponía un posible fracaso de la Relatividad General de Einstein.

El grupo encabezado por Claret y formado por G. Torres y M. Wolf ha reexaminado todos estos ingredientes: nuevas medidas del tiempo que transcurre entre cada eclipse, o momento en el que una estrella oculta a otra y que equivale a una órbita, han mostrado que este es mayor de lo que se pensaba (un poco más de 10,55 días).

También las temperaturas de ambas estrellas han resultado más elevadas y se han adoptado modelos actualizados que apuntan a una mayor concentración de masa en las regiones centrales de las estrellas, lo que implica una ralentización del movimiento apsidal. Así se ha obtenido un acuerdo entre observación y teoría con un error menor del 10%, una pequeña fracción de los errores observacionales, confirmando así la validez de la Relatividad General.

Intuición

"Yo tenía una especie de intuición de que el problema no se iba a resolver hasta que se añadieran datos realmente importantes porque todos los científicos que volvían a hacer observaciones de Di Hérculis lo hacían sin aportar nuevas preguntas". Claret quiso descubrir el por qué, al mismo tiempo que demostrar que Einstein no se equivocaba.

Ahora vuelve a investigar el caso de una estrella con el mismo problema pero cuya solución resulta mucho más complicada. "Hay que hacer observaciones de largo recorrido puesto que si bien Di Hérculis ya tenía datos bien medidos -por eso era un enigma-, de esta segunda estrella no se sabe apenas nada".

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