Actual

Otra forma de hacer folk

  • El estadounidense Andrew Bird nos tiene acostumbrados a firmar discos mayúsculos, pero con 'Break It Yourself' corre el riesgo de agotar los adjetivos laudatorios

Habitualmente vinculado a la penúltima ola renovadora de esa escena pop independiente estadounidense que tiene en el folk un firme asidero, Andrew Bird (Chicago, 1973) protagoniza una ya larga y recomendable discografía que deja no pocas pruebas de que dicha conexión requiere, como mínimo, de ciertas matizaciones.

Bird, de formación académica -comenzó sus estudios de violín con cuatro años-, busca en el folk global y, ciertamente, se empapa de muchas de sus formas, fórmulas y sonoridades, pero al menos en la misma medida se nutre del humus que sedimentó ese proceso de aprendizaje, una característica a menudo visible, más allá del incuestionable y agradecido dominio técnico sobre su instrumento favorito -sólo uno de los múltiples que toca-, en la robusta, compleja y hermosa complexión armónica de su trabajo.

Y si uno de sus oídos presta atención a ese legado, el otro, es obvio, conoce al dedillo la tradición rock. Bird lo ha venido demostrando en discos tan notables y emotivos como Armchair Apocrypha (2007) o Noble Beast (2009), los capítulos más recientes, y con mayor proyección, de una briosa trayectoria iniciada de manera sobresaliente, con una imponente sucesión de impecable títulos, a finales de los 90.

Sin embargo, visto hoy con perpectiva, es probable que ninguno de sus trabajos previos alcance el grado de equilibrio, de perfecta armonía entre factores, del que hace gala este conmovedor Break It Yourself.

Registrado en su propio y campestre estudio de grabación tras componer la banda sonora para Norman, película de Jonathan Segal, Break It Yourself vuelve a reunir a Bird con esos dos solventes y cómplices instrumentistas -el baterista Martin Dosh y el guitarrista Jeremy Ylvisaker- que tan bien lo acompañan desde tiempo atrás, un grupo compacto al que apenas se suma en esta ocasión la dulce voz de Annie Clark (St. Vincent), más honda cuanto menos histriónica, en un precioso y sentido dueto de ascendente country sobre naufragios sentimentales, Lusitania.

Largo en desarrollo -Bird gusta de de grabar álbumes extensos y éste no es una excepción: sobrepasa la hora en unos pocos segundos-, Break It Yourself discurre sin embargo con una naturalidad a la que no son ajenas ni la alternancia de tempos -eso sí, con absoluto predominio de los medios- ni las esplendorosas melodías a las que nos tiene acostumbrados.

Así, con apenas un par de cortos y deliciosos interludios instrumentales, lo mismo se suceden aires africanistas -Danse Caribe, trazando conexiones con el Graceland de Paul Simon al tiempo que mira de reojo a Dylan- que sentidas baladas -Fatal Shore, enorme- o vibrantes fogonazos pop -Eyeoneye, devolviendo el eco de The Smiths-. Todo ellos sin perder un ápice de cohesión y manteniendo un sello propio que engrandece, al menos de momento, la discografía de Bird a cada nueva entrega.

Andrew Bird Mom & Pop Music. Rock / Pop / Folk. LP / CD

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios