Ciencia hoy

Un lugar aún desconocido

  • El Real Instituto y Observatorio de la Armada ha llevado a cabo nueve campañas en la Antártida

La Antártida es el único lugar del mundo donde en menos de 24 horas pueden verse pasar las cuatro estaciones del año. A Fernando Belizón, director del Real Instituto y Observatorio de la Armada (ROA), le asombra aún su "naturaleza pura" a pesar de las muchas campañas que ha llevado a cabo en el continente helado: las condiciones metereológicas de la Antártida "evolucionan desde un día perfecto, casi paradisíaco, a desatarse todos los demonios en cuestión de horas". El Instituto de Astrofísica acogió hace unos días una conferencia en la que Belizón expuso la contribución científica del ROA al conocimiento que en la actualidad se tiene de la Antártida.

La primera vez que puso rumbo en 1987 hacia el continente helado, el Observatorio de la Armada realizó levantamientos geofísicos y geodésicos (basados principalmente en técnicas sísmicas, geomagnéticas y geodésicas por GPS) en el área próxima a la Base Juan Carlos I, por aquel entonces recién creada, en la Isla Livingston.

Hoy ya son nueve campañas las que esta institución ha llevado a cabo en la Antártida. Sus investigaciones continúan en la actualidad. En concreto, investigadores del Observatorio están desarrollando un estudio científico en colaboración con el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra en Granada, cuyo objetivo es analizar la posibilidad de que en la cuenca de Bransfield se esté desarrollando fondo oceánico o no. "Este aspecto", subraya Belizón, es particularmente interesante pues estaríamos contemplando este proceso geofísico en un estado que podríamos llamar embrionario".

De entre todos los trabajos realizados en el continente antártico, el científico destaca dos por su conexión con la posibilidad de existencia de vida. El hallazgo del meteorito ALH84001 en el que se planteó por primera vez posibles evidencias de existencia de formas de vida microscópicas en un ámbito diferente del terrestre, en concreto en el planeta Marte, motivó hace unos años un debate aún abierto en el terreno científico.

Subraya Belizón también el caso del hallazgo de lagos subglaciales; en concreto el caso del lago Vostok. También estaría conectado con la posible existencia de vida pero no ya en forma fósil sino que en la actualidad podría existir bajo espesores kilométricos de hielo. "Es particularmente apasionante pues esta vida, de existir, se encontraría necesariamente en una forma muy similar a la que presentaba hace casi un millón de años cuando se calcula quedó sellada la superficie del lago".

Belizón, sin embargo, más que a los hallazgos que puedan realizarse en el futuro, recomienda que los científicos deben seguir protegiendo y manteniendo alejado de la influencia humana al continente por su importancia para el equilibrio del sistema termodinámico terrestre. "La influencia humana", dice, "a mi modo de ver casi siempre será negativa".

Nuestro planeta conforma un sistema termodinámico único con una temperatura media de unos 15ºC, que con la presencia de océanos, masas continentales y un eje de rotación estable, permite la existencia de un clima que es compatible con la existencia de vida animal basada en el carbono. El investigador explica que "este sistema en equilibrio requiere de la existencia de un foco cálido, representado por las latitudes tropicales, y de un foco frío representado por los sistemas ártico y antártico. Cualquier alteración, como por ejemplo la hipotética fusión de las masas de hielo continentales podría tener efectos muy significativos y adversos sobre nuestro planeta que buscaría una nueva forma de equilibrio con toda seguridad, no necesariamente compatible con la vida humana".

No obstante, "es conveniente no perder nunca de vista que en la actualidad el ser humano dispone de medios extraordinarios de información que le permite un conocimiento en tiempo casi real de algunos lugares remotos, y que no es comparable en absoluto con el que disponía hasta hace no más de 20 años. Este es el caso de la Antártida", subraya.

Hace unos pocos años no disponíamos de información de ella más que de año en año, y si nos remontamos a algo más de 100 años prácticamente carecíamos de información alguna. "Este desequilibrio puede llevarnos a extraer conclusiones posiblemente precipitadas cuando recibimos informaciones de que, por ejemplo, algunos glaciares ocasionalmente vierten plataformas de hielo al océano, por muy grandes que éstas sean".

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