"Escribir ha sido la pasión de mi vida. Mi deseo cuando muera sería que las huellas de mis escritos permanecieran indemnes a lo largo de los siglos sin que el tiempo las engulla y queden muertas en las entrañas del olvido". Así, Ibn Al-Jatib, protagonista de la segunda novela del escritor toledano Marceliano Galiano, El Cautivo de Granada, cuenta al lector el transcurso de sus noches encarcelado en la ciudad marroquí de Fez y su controvertida vida como visir del sultán de Granada. Además, este año ha sido reeditada por la Editorial Almuzara su primera novela El aroma del arrayán, ambientada en el ocaso del reino nazarí.

-Tras unas cuantas vueltas al mundo como tripulante de cabina, ¿por qué decidió escribir sobre la historia de Granada?

-Viene de lejos, de mi época de estudiante de historia. Me sentía muy atraído por el arte islámico: esa decoración armoniosa y equilibrada con su composición floral. Nos atrae a los occidentales por esa magia que destila. Aunque, sin duda, para mí,lo más determinante fue el descubrimiento de la Alhambra. Seduce y enamora, es como si fuese una mujer piadosa que oculta la belleza bajo sus murallas. Pero, cuando descubres su secreto, afloran todos tus sentidos: la mirada se desborda, respiras sus muros y escuchas el rubor del agua de sus fuentes. Sin duda alguna, la Alhambra es un lugar para soñar.

-¿Cuánto tiempo ha necesitado para escribir sus dos libros?

-Supone un gran esfuerzo de documentación el escribir una novela histórica. Para toda la fase de documentación y de escribir, más o menos, tres años.

-Su primer libro, El aroma del arrayán, ha sido reeditado este año y ahí nos cuenta el ocaso nazarí, ¿cómo era la vida en Granada antes de ser desterrada la dinastía musulmana?

-Era una aventura francamente fascinante. Un momento clave de la historia de España donde Granada se encontraba en una lucha constante. Hay unas cuantas partes de la historia musulmana que no conocemos. He tenido que recurrir a fuentes árabes para poder documentarme y gracias a los grandes arabistas que hay en España he podido ejecutar mis dos obras.

-Una historia desde la perspectiva de un morisco, ¿ por qué no eligió la parte cristiana?

-Porque el conocimiento de la historiografía del Al-Ándalus en España es muy pobre. Puede haber un factor religioso en esto porque la cultura ha estado en manos de la Iglesia Católica. Nos han ocultado una historia que es preciosa y es una pena que no la conozcamos.

-¿Qué nos cuenta Ibn Al Jatib mientras estaba encarcelado en Fez?

-Ibn Al Jatib es el protagonista de mi segunda novela, El Cautivo de Granada.Es el gran historiador de Granada. Sin embargo, si vas a Egipto, Siria... todo el mundo lo conoce pero aquí nadie sabe de él. Cada noche el cautivo va contando a su carcelero lo que fue su vida y además, la muerte le acecha desde el primer capítulo. La novela tiene veintiún capítulos y veintiuna noches donde se establece una relación muy especial entre el preso y su carcelero Jalid. Cada uno de ellos se corta al amanecer.

-La Reconquista de Granada de los musulmanes invasores, ¿está de acuerdo con esta afirmación? ¿No le recuerda al conflicto actual de Israel y Gaza?

-Sí, por supuesto. En cierto modo, sí me recuerda al conflicto entre Israel y Gaza pero hay que tener en cuenta que nos han contado cosas del Reino de Granada que no son del todo ciertas. No siempre fue la lucha entre musulmanes y cristianos porque a veces se aliaban cristianos y musulmanes para luchar contra otros cristianos.

-¿El periodo andalusí tiene mucho interés en la actualidad?

-Yo creo que sí. La gente quiere saber y es una historia que nos han ocultado. La gente sabe muy poco y por ello, deseo contribuir con mi libro para divulgar la obra, por ejemplo, de este personaje histórico, Ibn Al Jatib, que tan injustamente ha sido ignorado.

-¿Es cierto que la realidad de la época que narra en sus relatos supera en ocasiones a la ficción?

-Sí, es verdad. Hay relatos que son increíbles. Las intrigas palaciegas son tremendas y además la epoca en sí, la del libro El cautivo en Granada, estuvo repleta de calamidades y fue muy convulsa.