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"Mis personajes se ven venir, representan una idea"

  • El escritor granadino Salvador Galán presenta hoy en la librería Picasso su libro de relatos 'Llamarse nadie', una obra en la que descarga todo el protagonismo en el narrador

"Mis personajes se ven venir, representan una idea"

"Mis personajes se ven venir, representan una idea"

El escritor granadino Salvador Galán Moreu presenta esta mañana en la librería Picasso su libro de relatos Llamarse nadie. Galán Moreu es licenciado en Psicología y fue galardonado con el IX Premio de Narrativa Caja Madrid por El Centro del frío (2011), entre otros premios entre los que figura el Injuve 2010 de Narrativa. Su nuevo libro son doce relatos heterogéneos donde el peso recae siempre sobre el narrador. Un libro que hará las delicias a todos aquellos lectores amantes del relato corto.

-¿Por qué ha elegido el relato para este libro?

-La verdad es que no ha sido una elección realmente, tenía este libro escrito desde hace mucho tiempo, le di unas cuantas vueltas durante otro tiempo y lo envié a mi editor. Él tardó mucho menos que yo en decidirse, lo cual es una suerte. Si te refieres al cambio de género tras publicar tres libros de poesía seguidos, es cierto que hablando con otros escritores me han comentado lo mismo, pero no existe más premeditación ni explicación que cuestiones de tiempo y azar. Para mí no hay ningún problema en pasar de un género a otro; yo empecé publicando tres libros de narrativa y luego vinieron tres de poemas.

-¿Le importa a alguien lo que diga David Lynch? ¿Por qué convertirlo en personaje y centro de este último libro?

-Pues a tenor de los comentarios en redes a favor y en contra de la tercera temporada de Twin Peaks parece que sí importa a bastantes. Aunque, como bien señala Juan Soto Ivars en su ensayo Arden las redes, los incendios y polémicas virtuales, más en el ámbito cultural, no significan una verdadera preocupación popular a pie de calle, en principio, y apenas atañen a unos pocos miles de fieles. Yo soy fan de Lynch y estoy convencido de su valía.

-Yo les he visto algo de Borges.

-Sí, en concreto el relato Dos condiciones para un avistador de monstruos es totalmente borgeano, un homenaje al maestro desde el título. Ya en general, esa influencia la veo en dos direcciones: una más esencial o atada a los contenidos y temas que toca el libro; y otra de composición en tanto que yo no soy muy prolijo ni ensortijado cuando escribo, aunque creo que esto no es nada especial. Nuestra lengua es proclive a la hojarasca y Borges, traductor, anglófilo y conocedor de otras lenguas más sintéticas como el alemán, quería llegar a esa funcionalidad, a esa puntería semántica. En ese sentido, creo que la influencia de Borges es enorme en la literatura en español actual, Latinoamérica incluida, evidentemente.

-Y también algo de Kafka, con esos personajes atados a su destino

-Efectivamente, Kafka desarrolla sus ficciones breves mediante parábolas, parábolas eso sí que son muy abiertas a la interpretación del lector y que, con alguna excepción, no tienen una enseñanza moral clara. Por eso perduran y nos intrigan. Eso me interesa mucho e implica que los personajes tengan un margen de acción cerrado. Hablando en plata, los veas venir, después de todo representan una idea. Cuando llevas a un personaje así de determinado por situaciones locas, por vericuetos extremos e inesperados, el resultado puede ser más o menos verosímil, el relato puede acabar en la basura o no, pero escribirlo merece la pena. Por lo bien que se lo pasa uno. Y eso también es importante, al menos para mí.

-Por desgracia este tipo de libros no son muy asumidos por los lectores. ¿Por qué el relato siempre parece menos importante que la novela o la poesía?

-Se suele decir que los lectores prefieren que los libros pesen y tengan lomo, o que no les cambien de personajes, escenarios e historias a cada pocas páginas. Y es verdad que en el mercado español, que ya es endeble de por sí, esto es cierto con los números en la mano; pero también es verdad que hay pequeños hitos con algunos libros de relato recientes, pienso en La acústica de los iglús de Almudena Sánchez o en Qué vergüenza de Paulina Flores o el premio a la labor editorial de la FIL de Guadalajara concedido a Juan Casamayor por su trabajo en Páginas de espuma, sello especializado en cuento... Todo eso son señales de que la apreciación de este género en España va cambiando lentamente y refleja el trabajo de mucha gente a lo largo de los años, cuentistas, críticos, talleristas, blogueros... aquí en Granada destacaría a Ángel Olgoso y Andrés Neuman como nuestros embajadores del cuento.

-Los relatos de Llamarse nadie son heterogéneos pero están cosidos por la importancia del narrador en todos ellos.

-Es cierto, no es que sea nada nuevo, de hecho es casi un tópico desde las vanguardias, pero me interesa mucho la literatura que reflexiona sobre su propia condición de artificio. Lo que une a las piezas del libro es la exploración sobre la propia identidad que emprenden los diferentes personajes. El título alude a la cristalización de esa búsqueda en la palabra que les nombra y con la que han de familiarizarse. La importancia capital que adquiere una palabra a la que me puedo sentir ajeno o incómodo.

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