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"La poesía es la fuerza que puede clamar a la autoridad"

  • El escritor surcoreano, que creció en una pobreza "extrema", reclama el papel de la poesía como "fuerza que puede clamar contra la autoridad" en el Festival de Poesía

El poeta y ensayista surcoreano Kim Ki Dong reivindica el poder de la poesía como "fuerza que puede clamar a la autoridad" en la sociedad actual, ya que la "palabra viva" puede contribuir a superar las dificultades de hoy porque, según el escritor, "ante la poesía no hay crisis".

El autor de La montaña con historias, que ofreció ayer una lectura de su obra en el Corral del Carbón dentro del Festival Internacional de Poesía (FIP), es uno de los intelectuales más reconocidos de su país. "Buscar la solución a la actual crisis económica en la continuidad del consumo masivo es como tratar parcialmente agua contaminada", dice. "Hay que ver el fondo y reflexionar sobre nuestro sistema actual sin temer la crisis", lo que permitirá, en su opinión, que ésta "sea realmente la oportunidad".

En su primera visita a Granada, el pensador surcoreano declara sentirse en un "sueño estético": "No estoy en una ciudad, sino dentro de un poema".

Nacido en 1938, Kim Ki Dong sufrió la pérdida de sus padres durante la guerra de Corea (1950-1953) y con ello una situación de pobreza extrema, hasta el punto de que, en sus palabras, "no tenía con qué comer", penurias de las que el autor extrae como enseñanza la capacidad para descubrir "la esencia de las cosas".

Aunque estas dolorosas circunstancias en su infancia obstaculizaron al principio su formación académica -logró el título de Bachillerato a los 20 años- no impidieron más tarde que llegara a ser ganador de varios premios literarios o rector de la Universidad de Teológica Internacional de Berea. "Supe aprovechar mi pobreza, ya que mis días pasados pobres siguen siendo el alimento de mi poesía", resume el poeta.

Como botón de muestra permanece su poema Desierto: "No hay agua, no hay hierba, hay sed, hay soledad, hay escorpiones, hay serpientes venenosas; el sol aviva su hoguera, nadie vive aquí, yo tampoco..."

Consultado sobre qué valores prevalecen en sus versos, responde irónico que sería como preguntar qué parte de su cuerpo es más importante: "mi hígado, mi riñón, mi ojo, mi nariz", aunque finalmente escoge la "armonía" como elemento central de su universo poético.

Autor de más de 250 libros, reconoce que no ha escrito "ninguno" de ellos con la ayuda de un ordenador, una herramienta que, según ha confesado, dejó de utilizar hace años porque paulatinamente "anestesiaba" su conciencia. "Después de usar un ordenador dos meses supe que era muy diferente la palabra que sale de la yema de mis dedos que otra que sale de la tecla", aclara el poeta, que aún continúa escribiendo sus obras con pluma: "Yo pienso que desde la punta de la pluma mi cuerpo, mi sangre, mi mente, mi espíritu son uno".

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