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La tercera vía

Festival Internacional de Jazz de Granada: Jorge Pardo Sexteto. 'Huellas'. Fecha: sábado 10 de noviembre. Lugar: Teatro Isabel la Católica. Aforo: lleno.

El idilio entre el jazz y el flamenco viene de lejos y su historia común está firmemente enraizada desde hace ya tanto tiempo que sus frutos no pueden suponer ninguna sorpresa para nadie.

En esa tercera vía que es la fusión de ambos estilos para crear uno nuevo que no es ni el uno ni el otro, Jorge Pardo ocupa un lugar preferente, pues junto a otros pioneros estuvo allí desde los inicios para darle la forma que ha adquirido. Por fin tratado a la altura de su talento con el encaje de su actuación en el programa central, sobre el escenario del Isabel la Católica, y en sábado noche, Jorge apareció solo calentando su flauta con guiños fallescos, para de inmediato acometer junto al cajón de José Ruiz Bandolero una intro que desembocó en los primeros compases de Huellas, el tema que da título a su último trabajo y al sexteto que venía a presentar. Además de Jorge y El Bandolero a la batería, lo completaban Josemi Carmona a la guitarra flamenca, Pablo Báez al contrabajo, un muy aplaudido Arturo Serra, fantástico con la marimba y el vibráfono, y Julián Sánchez a la trompeta.

Con una sentida referencia a Morente y a su indomable ideario, continuó el madrileño con El faro, para el que cambió el saxo alto de nuevo por la travesera y que permitió la primera exhibición de Arturo Serra. Las habilidades del valenciano volvieron a despertar la admiración del respetable en Zapatito. Pardo se colgó entonces el saxo tenor para interpretar Puerta del sol expresso, un tema también de Huellas que permitió a Pablo Báez extraer la sonoridad flamenca a su contrabajo en un solo muy bien recibido. En el ecuador de la actuación Jorge volvió a quedarse solo y en penumbra interpretó a la flauta una hermosísima taranta que dijo haber aprendido del gran Camarón. De vuelta con el sexteto llegó el turno de Sanlúcar-Mojacar, y a continuación fue invitado Rubem Dantas a unirse a la fiesta. Saliendo desde el patio de butacas, el brasileño se sentó sobre el cajón que un día de hace treintaytantos años, en una ocurrencia genial, decidiera introducir en el flamenco hasta convertirlo en uno más de los instrumentos propios del género. Arrancándose por bulerías interpretaron Dos siglos, un tema de Vientos flamencos.

Para terminar volvieron al repertorio de Huellas con Maid Mariam y tras el aplauso general, cerraron con el consabido bis. Una noche en el Aku permitió con su ritmo vivaz el lucimiento de todos los músicos, incluyendo al último invitado de la velada, el clarinetista Joaquín Sánchez.

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